martes, 2 de diciembre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 3 DE DICIEMBRE DE 2025

 



Mt 15,29-37: Jesús cura a muchos y multiplica los panes.


En aquel tiempo, Jesús se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.

Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies y él los curaba.

La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.

Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».

Los discípulos le dijeron:

«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».

Jesús les dijo:

«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:

«Siete y algunos peces».

Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.

Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.



Reflexión

Las lecturas en este tiempo nos muestran señales, pistas para alimentar nuestra esperanza. Para ello, nuestra mirada tiene que ser limpia y nuestra confianza en Dios tiene que estar a punto. En este día el motivo de esperanza lo vemos en las acciones del Señor. Ha llegado el Reino de Dios, ya está entre nosotros. Ha llegado con la venida de Jesús. La Buena Nueva para los pobres, enfermos, etc. No quedándonos en el hecho en sí de los milagros obrados por el Señor, vemos su actitud hacia los pobres, los necesitados...cumpliéndose así la profecía de Isaías: "El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y liberación a los prisioneros." El motivo de la esperanza también lo vemos reflejado en la primera lectura. Se nos compara al Reino de Dios con una gran fiesta. Como ya hemos dicho varias veces, el fin de nuestra existencia, lejos de ser un fracaso, un caos; es una gran fiesta. Abramos nuestro corazón a Dios para que nos aliente en nuestra esperanza y así luchemos denodadamente por el Reino de Dios. 

lunes, 1 de diciembre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 2 DE DICIEMBRE DE 2025

 Lc 10,21-24: Jesús, lleno de la alegría del Espíritu Santo.

En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:

- «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.»

Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:

- «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.»


Reflexión


En el día de ayer, en la misa, hablábamos que la Iglesia nos va poniendo cada día una pequeña píldora para prepararnos en la acogida a Jesús. Estas lecturas no son continuas.


En el día de ayer, admirábamos la fe del centurión, que se reconoció “no digno” e insistíamos en que el primer paso de este camino de adviento es la conciencia de indignidad. 


Hoy, Jesús remarca esta idea, dado que agradece al Padre que sólo revela a los sencillos. Por ello, sigamos intentando, esforzándonos para hacernos pequeños, sencillos, indignos, pero amados por Dios…y démosle inmensas gracias porque Jesús viene sobre todo a los pequeños en su corazón. 

jueves, 27 de noviembre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 2025

  Lc 21,20-28: Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.

Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito.

¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!

Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.

Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas,

y en la tierra angustia de las gentes,

enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje.

Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad,

ante lo que se le viene encima al mundo,

pues las potencias del cielo temblarán.

Entonces verán al Hijo del Hombre

venir en una nube,

con gran poder y gloria.

Cuando empiece a suceder esto,

levantaos, alzad la cabeza;

se acerca vuestra liberación.



Reflexión


El Señor sigue con su discurso escatológico. En general, parece un discurso para producir miedo. Sin embargo, son profecías que nos pueden entrever el control que tiene Dios en las situaciones, como comenté ayer. Y también en muchas de ellas, termina: “cuando esto suceda…”. 


Y en medio del caos, el Señor nos invita a levantar la cabeza, a erguirse, a sobreponerse…porque queda poco para la liberación. 


Esa es la actitud de la fe, tener la certeza de que uno no está solo, de que Dios lleva el control, y que los problemas y circunstancias negativas no tienen la última palabra, porque ésta viene de la liberación de Dios.  

lunes, 24 de noviembre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE NOVIEMBRE DE 2025

 Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra.

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:

-Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.

Ellos le preguntaron:

-Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?

El contestó:

-Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mí nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.

Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.

Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.

Luego les dijo:

-Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.

Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.


Reflexión


El anuncio que hace Jesús, sobre la destrucción de la belleza y la calidad del Templo, es el anuncio del fin del esplendor y el boato como mediación para encontrar a Dios. Es la destrucción de la idea según la cual lo mejor, lo más valioso, los más rico y refinado, debe ser para el Señor: para adornar su templo, su sagrario, sus imágenes... O también para el esplendor de los representantes de Dios en la tierra: el esplendor del Papa y sus cardenales, la excelencia de los palacios episcopales, el lujo de no pocas liturgias...

El esplendor de nuestras basílicas y catedrales, empezando por la de san Pedro en Roma, impresiona y admira. Pero todo eso no lleva a la gente a ser más honrada, más justa y de mejor corazón. Eso ya no es mediación para encontrar a Dios.


El papa Juan XXIII, en su discurso de apertura del concilio Vaticano II, se lamentaba de “quienes en los tiempos modernos no ven otra cosa que prevaricación y ruina”. Y el Papa añadía: “Nos parece necesario decir que disentimos de esos profetas de calamidades que siempre están anunciando infaustos sucesos”. Jesús no fue un “profeta de calamidades”. Al contrario, les dijo a sus discípulos: “Cuidado con que nadie os engañe”. Hoy abundan los fundamentalistas apocalípticos, que ven ruina y devastación en todo lo que no cuadra con su personal visión de las cosas. Eso no es “evangelio”. Eso es “fanatismo” intolerante.


En la vida cristiana solo existe el presente, porque en Dios el “hoy” tiene una importancia fundamental. No podemos seguir añorando tiempos pasados porque “hoy” hemos sido llamados por Dios para trabajar “hoy”….

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE NOVIEMBRE DE 2025

Lc 21,1-4: Vio una viuda pobre que echaba dos reales.


En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo:

-Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.


Reflexión


Jesús alaba a esta pobre viuda. ¡Qué gran lección nos da a nosotros siempre apretados a las cosas materiales!

Ha echado más que nadie porque ha echado todo lo que tenía para vivir. 


Porque para Dios lo que interesa no es la cantidad que se da, sino la generosidad con que se da. 

Porque la religión no vive de la cantidad de dinero que tiene, sino de la generosidad de los donantes, echen lo que echen.


No es lo mismo “dar” que “darse”: darse es ponerse uno, por completo y sin condiciones, a disposición de alguien, de los demás, de una causa, de un proyecto...

Esa es la fe, y esa es el camino cristiano.  

viernes, 21 de noviembre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 21 DE NOVIEMBRE DE 2025

  Lc 19,45-48: Habéis hecho de la casa de Dios una «cueva de bandidos»

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: 

«Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"».

Todos los días enseñaba en el templo. 

Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.


Reflexión


Contemplamos hoy la acción simbólica más llamativa de Jesús, tanto es así está en los cuatro evangelistas. Los sinópticos lo ponen al llegar a Jerusalén para la Pasión, sin embargo, san Juan lo pone al comienzo de su vida.


El caso es que en el juicio de Jesús fue la acusación principal y también fue motivo de burla en la cruz. Por tanto, no hablamos de una “purificación del templo” sin más. Hablamos de algo más profundo y significativo.


Jesús va contra el “templo”, dado que el templo, por un lado, lugar de riqueza, por otro lado, comercio y por último, lugar de la diferenciación entre lo sagrado y lo profano. Ya había anunciado en el diálogo de la samaritana, que los verdaderos adoradores lo harían en espíritu y en verdad. De hecho, el templo cristiano sólo comienza a partir del siglo IV, con el edicto de Milán de Constantino.


Para Jesús el verdadero templo es Él mismo y el lugar del encuentro en el corazón de cada uno, por ello toda persona pasa a ser sagrada y toda la realidad también.


Ahí es donde tenemos que poner el énfasis y no convertir nuestro templo en un mercado. Precisamente hoy celebramos la Presentación de María en el templo, también sagrada por la Concepción Inmaculada. 

jueves, 20 de noviembre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 20 DE NOVIEMBRE DE 2025

 Lc 19,41-44: ¡Si comprendieras lo que conduce a la paz!

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando:

-¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!

Pero no: está escondido a tus ojos.

Legará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra.

Porque no reconociste el momento de mi venida.


Reflexión


Jesús llora ante la gran ciudad de Jerusalén, la ciudad santa, la “ciudad de la paz“. 

Llora porque no comprende lo que le lleva a la paz. La ciudad de la paz no está en paz. Tampoco ahora. Es llamativo.


No conoce el camino de la paz. Está escondido a sus ojos. 

Es más fácil de lo que podríamos pensar: reconocer la venida del Señor. Él es La Paz.


Por ello, reconocer su venida es tan importante, porque nos purifica la mirada, la intención y los sentimientos. 


Aboguemos por reconocer su venida en el ahora y aquí de nuestra vida.