miércoles, 15 de octubre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 16 DE OCTUBRE DE 2025

  Lc 11,47-54: Se pedirá cuenta de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías.


En aquel tiempo, dijo el Señor:

-¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron!

Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis sepulcros.

Por algo dijo la sabiduría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos los perseguirán y matarán»; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.

Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación.

¡Ay de vosotros, juristas, que os habéis quedado con la llave del saber: vosotros que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!

Al salir de allí, los letrados y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.



Reflexión


Cuando utilizamos la palabra fariseo, pensamos en alguien hipócrita, de doble cara, de fachada, etc. Jesús les llama a los fariseos en muchas ocasiones de hipócritas. 


En la primera sentencia, denuncia precisamente esto. A los que hoy consideran profetas, alguien importante en el pueblo, a ésos anteriormente han asesinado. 


Porque una de las claves de los fariseos es que se creían que lo sabían todo, como Jesús denuncia más abajo. Se encerraban en sus esquemas cerrados, y no dejaban que nadie les advirtiera, corrigiera.


Por ello, los profetas eran molestos y había que eliminarlos. Porque se salían de nuestros esquemas inviolables.


Jesús se caracteriza por ser libre, y por estar abierto a las personas y ello es totalmente compatible con la fe judía, con la Ley, porque fue hecha para el hombre. 


Podemos caer nosotros en un nuevo fariseísmo si nos aferramos a la Ley como si fuera inmutable, como si no pudiera adaptarse a las situaciones de las personas. 


Podemos caer nosotros en un nuevo fariseísmo cuando eliminamos o discriminamos a aquel que habla lo que no queremos oír.


Podemos caer nosotros en un nuevo fariseísmo cuando sólo aceptamos a los que dicen lo que queremos oír. 

martes, 7 de octubre de 2025

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 8 DE OCTUBRE DE 2025

 Lc 11,1-4: Señor, enséñanos a orar.


Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:

-Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.

El les dijo:

-Cuando oréis, decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación».


Reflexión


Señor, enséñanos a orar. ¡Cuánto nos olvidamos en nuestra oración de pedirle que nos enseñe! Igual que aquel personaje que tenía fe, pero dudaba y pedía aumentar su fe. 


Así deberíamos también nosotros pedirle al Señor que nos enseñe:

a orar,

a esperar,

a confiar,

a escuchar,

a interpretar,

a contemplar,

a meditar,

etc.


Jesús, comienza esa enseñanza con la palabra mágica: Padre. Orar es aprender a decir Padre.