domingo, 28 de abril de 2024

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE ABRIL DE 2024. FIESTA DE SANTA CATALINA DE SIENTA. PATRONA DE EUROPA

 COMENTARIO AL EVANGELIO


Mt 11,25-30: Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla.

En aquel tiempo, exclamó Jesús:


-«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»


Reflexión


En este día de Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia y patrona de Europa, la Iglesia nos propone esta lectura del Evangelio.

De las páginas más reconfortantes de la Biblia, junto con algunos textos, sobretodo de Isaías (cabecera de este blog).

Jesús da gracias por la forma de actuar del Padre, revelarse a los sencillos y humildes, los que ponen toda su confianza en Él. Incluso nos anima a hacerlo, a descargar en Él, todos nuestros agobios, incomprensiones, soledades...

Son los dichosos de la bienaventuranza (pobres de espíritu). Como conclusión podemos decir, que los sencillos y humildes, los que ponen su confianza en Él, son los que están llamados a vivir una vida más auténtica, más plena y más feliz: a ellos y sólo ellos, el Padre le revela los secretos y ellos, pueden vivir una vida "en paz", no como la da el mundo, porque Él les alivia. Ellos y sólo ellos pueden experimentar que la fuerza se realiza en la debilidad, porque su fortaleza está en Él. Ellos y sólo ellos experimentan también la dulzura de su amor, porque es Manso y Humilde.

¿Por qué no somos sencillos y humildes?



Permíteme hoy, día de Sta Catalina de Siena, una gran mujer y una gran santa, doctora de la Iglesia y patrona de Europa, que te ponga la lectura del oficio. No tiene desperdicio


Gusté y vi



Santa Catalina de Siena, virgen


Diálogo sobre la divina Providencia (Cap. 167, Acción de gracias a la Ssma Trinidad: edición latina, Ingoldstadt 1583, ff 290v-291)


¡Oh Deidad eterna, oh eterna Trinidad, que por la unión de la naturaleza divina diste tanto valor a la sangre de tu Hijo unigénito! Tú, Trinidad eterna, eres como un mar profundo en el que cuanto más busco, más encuentro, y cuanto más encuentro, más te busco. Tú sacias al alma de una manera en cierto modo insaciable, pues en tu insondable profundidad sacias al alma de tal forma que siempre queda hambrienta y sedienta de ti, Trinidad eterna, con el deseo ansioso de verte a ti, la luz, en tu misma luz. 

Con la luz de la inteligencia gusté y vi en tu luz tu abismo, eterna Trinidad, y la hermosura de tu criatura, pues, revistiéndome yo misma de ti, vi que sería imagen tuya, ya que tú, Padre eterno, me haces partícipe de tu poder y de tu sabiduría, sabiduría que es propia de tu Hijo unigénito. Y el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo, me ha dado la voluntad que me hace capaz para el amor. 

Tú, Trinidad eterna, eres el Hacedor y yo la hechura, por lo que, iluminada por ti, conocí, en la recreación que de mí hiciste por medio de la sangre de tu Hijo unigénito, que estás amoroso de la belleza de tu hechura. 

¡Oh abismo, oh Trinidad eterna, oh Deidad, oh mar profundo!: ¿podías darme algo más preciado que tú mismo? Tú eres el fuego que siempre arde sin consumir; tú eres el que consumes con tu calor los amores egoístas del alma. Tú eres también el fuego que disipa toda frialdad; tú iluminas las mentes con tu luz, en la que me has hecho conocer tu verdad. 

En el espejo de esta luz te conozco a ti, bien sumo, bien sobre todo bien, bien dichoso, bien incomprensible, bien inestimable, belleza sobre toda belleza, sabiduría sobre toda sabiduría; pues tú mismo eres la sabiduría, tú, el pan de los ángeles, que por ardiente amor te has entregado a los hombres. 

Tú, el vestido que cubre mi desnudez; tú nos alimentas a nosotros, que estábamos hambrientos, con tu dulzura, tú que eres la dulzura sin amargor, ¡oh Trinidad eterna!



REVISIÓN DE LA SEMANA SANTA

No hay comentarios:

Publicar un comentario