jueves, 15 de septiembre de 2022

HOMILÍA ENTRADA A DAVID ESTÉVEZ

Nos hemos reunido en este día para la entrada en la parroquia de David como párroco de esta parroquia. 

Vienes para continuar la obra de Cosme. Y digo bien, continuar, porque te inscribes en una larga lista de sacerdotes que han ido caminando con este pueblo, cada uno con su forma de ser. 


Por ello, para desarrollar esta reflexión de este día grande para esta comunidad utilizaré dos verbos que le pido a la comunidad:


El primero es ACOGER. En el nombramiento nos exhorta a que tengamos “al referido sacerdote por tal cura párroco y le guarden la consideración correspondiente a su persona y ministerio”

El término en el diccionario de la RAE nos dice que acoger es: Admitir en su casa o compañía a alguien; 2. tr. Servir de refugio o albergue a alguien; 3. tr. Admitir, aceptar, aprobar.

Por tanto, se nos pide que admitamos en nuestra casa que es nuestro corazón a David, que aceptemos, que aprobemos. Y es lo propio. Y digo yo que es fácil, porque se deja querer…puedo decir (exagerando como buen palmero) que ya en Tazacorte lo quieren más que a mi.


En este mundo tan acelerado, muchas veces vienen los currículum, las vidas, obras y milagros de las personas, incluso los defectos, antes de que venga la persona, antes de que los conozcamos.  

Acoger es empezar de cero, es aceptar en toda su persona. 

Por ello, todo aquello que implique comparación, referencia a otros, a un modelo determinado, está lejos de ser la actitud de acogida necesaria.


Cada uno es cada uno, cada uno tiene su forma de ser, sus inclinaciones, sus sensibilidades, sus virtudes, sus defectos, sus empatías. Lo acogemos porque es un regalo de Dios. Como decía el cura de Ars, el sacerdote es un regalo del corazón de Cristo. 


Se nos pide acoger a la persona y sobretodo a su ministerio. Es un ministerio particular: párroco. 

Párroco es el pastor propio de una comunidad. Pastor al estilo de Jesús, pastor según el corazón de Cristo. Es el pastor enviado en nombre del Señor. Y esto es muy grande. A través del ministerio del obispo, el mismo Jesús nos lo envía. 

Acoger es orar por él, por sus intenciones, por su ministerio, por su guía de esta comunidad. Ya lo tenemos que incluir en nuestras oraciones, igual que en cada Eucaristía incluimos al Papa y al obispo. 


Por ello, nadie mejor que el párroco. No estamos en una Iglesia de individualidades, donde me gusta aquel cura como predica, el otro como confiesa y así a la carta.


Hay un envío, un ministerio y una gracia particular. Me decía una persona en una parroquia que tuve hace años, buscando un cura que predique para una fiesta: no nos interesa que venga nadie, queremos que nos hable usted, que es nuestro párroco.


También otra persona que fue a visitar a un antiguo párroco y dijo que ya no le sentía como su pastor, aunque le apreciaba.


Los caminos de Dios son así. Cada uno en su momento, Dios los ha puesto por algo. Por ello, nadie mejor que el párroco.


Valorar su ministerio que tiene una gracia particular para poder santificar, predicar y guiar a esta comunidad.


Ser párroco es muy difícil, nos dicen los misioneros alabándonos a nosotros, porque se tienen que hacer a todos, a todas las personas, todas las realidades. Es como un director de orquesta, que tiene que ir señalando a cada uno su momento para entrar en acción, saber conjugar los distintos instrumentos, e incluso conseguir de cada uno lo mejor. Formando una armonía, entorno al director. Es el director quien va liderando los compases, pero son los instrumentos los que van aportando sus sonidos formando una gran y bella armonía. 


Por otro lado, la parroquia no se tiene que amoldar al cura, sino el cura a la parroquia.


El segundo verbo es TENER PACIENCIA. La paciencia es una de las grandes virtudes del cristianismo, de los cristianos. Es la virtud de los que saben esperar. Hay que tener paciencia porque David es un cura recién ordenado. Tiene que aprender a ser párroco, que no es fácil. Tiene que aprender a ser pastor,  a acompañar a las personas.


Tener paciencia porque son muchas necesidades y una persona de carne y hueso no puede con todo. No seamos tan exigentes. Hay buena madera y buena disposición, pero aún así, no puede hacerse todo. No puede estar en todo. Y muchas veces, suceden cosas al unísono. Son 4 parroquias, cuatro corazones. David tiene que hacerse tijarafero, puntagordero y garafiano y eso al mismo tiempo, no es fácil. 


Muchas veces, hay tiranteces, porque está más en Puntagorda que en Tijarafe, o que en Garafía…no seamos así. Demos gracias que el obispo nos siga enviando un pastor para velar por nuestras parroquias. 


Y a David, se me ocurre este sencillo decálogo de consejos, más prácticos, fruto de mi pobre experiencia:


  1. Acompañar, es uno de los verbos más utilizados en la Iglesia junto con Discernir. Es tomar conciencia de que estamos en camino, cada uno a su ritmo, y como dice el Papa, algunas veces el pastor va delante liderando el avance, otras, detrás para ayudar a las rezagadas y otras en el medio, porque el sacerdote puede ser un agente de unidad en el pueblo.  Es la forma de liderazgo que tiene el Papa. Un liderazgocentrado en los demás. Acompañar es más que estar. Es estar en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad.
  2. Escuchar. El acompañamiento incluye la escucha. En este momento es una de las labores más necesarias que podemos ofrecer los sacerdotes. Aunque no sea la confesión, mucha gente acude a los sacerdotes para ser escuchados. El Papa habla del “apostolado de la oreja”. 
  3. Estar. Don Carlos, cuando tomaba posesión a un cura solía decir el cura forma parte del paisaje y del paisanaje del pueblo. Estar en todo lo que puedas. Para acompañar, hay que estar. 
  4. Preguntar. No pierde uno autoridad por ello. Muchas veces salimos del seminario con todo aprendido y pensamos que lo sabemos todo (y no sabemos nada). Y pasa muchas veces que la gente que tú acompañes llevan ya más años de experiencia de fe que tú y yo juntos. En nuestro arciprestazgo, ya todos vamos peinando canas (no visibles) y te podemos ayudar. Apóyate en nosotros.
  5. Tú preocupación es la gente. Tú entrega a Dios es a la gente. No fallarás si te entregas a ellos. Fallarás si te entregas a Dios y restas a la gente. Tu ministerio no tiene sentido por sí mismo, sino como entrega, servicio a las personas que Dios te ha encomendado. 
  6. Duración de las homilías. Salvo que seas un predicador de campanilla, cada vez estamos menos acostumbrados a grandes discursos (incluso yo). No se puede decir todo en un día. Tienes que adaptarte a la gente que tienes escuchando. A mí me dijeron en mi primer destino: sólo un tema, sólo una cosa, y se me ha quedado grabado y lo he intentado de cumplir siempre. Y menos en un entierro. Solían decir de un sacerdote en Tenerife que se sabía cuando empezaba, pero no cuando terminaba. Prepáratelas siempre.
  7. No dejes de visitar a los enfermos, te abrirán muchas puertas y conocerás a muchas familias. Es una de las labores más importantes y bonitas de los sacerdotes. Sé que tienes misas en las residencias de mayores, cuídalas con esmero, que la esperan con mucha alegría.
  8. Acogida y amor a los pobres. Aprovecha la coyuntura de la acogida que te hacen los técnicos de cáritas en Puntagorda para todas tus parroquias y visita algunos que no pueden venir a la acogida. Son los preferidos de Jesús. Los técnicos vienen a ayudarte en la labor de la Iglesia de ejercer la caridad. Y en la medida de tus posibilidades, vete buscando personas que quieran de manera voluntaria y con un amor grande a Jesús y la Eucaristía, puedan formarse en los criterios de la caridad de la Iglesia.
  9. El colegio, visítalo en la medida que te dejen y coordines con los profesores. Ahí encontrarás a los niños y adolescentes y jóvenes del pueblo. Siempre la presencia discreta, pero con sentido del sacerdote, es un interrogante y un aliciente para ellos. 
  10. El grupo de sacerdotes. Apóyate en nosotros para tus dudas, necesidades, soledades, etc. Agradeceré toda la vida, la visita de mi arcipreste cuando estaba en La Gomera en algunos días de tristeza y soledad. Aquí estamos para acompañarnos. También en La Palma contamos con algo que no cuentan en todos los arciprestazgos, nos vemos cada quince días de manera insular. También la presencia en las fiestas, no temas invitarnos para acompañarte en ellas. 


Podría decir muchas más cosas, pero son algunas de las que me parecieron más importantes. Ninguna es de tipo espiritual, que ya se sobreentiende, como celebrar misa diaria, sentarse a confesar, orar por el pueblo, pedir por él, etc. 


Que la Virgen del Carmen patrona de esta parroquia, nos lleve por los caminos que Dios quiere y que te bendiga a ti en tu ministerio. Amén.


Que Santo Domingo y la Virgen de la Luz patrona de esta parroquia, nos lleve por los caminos que Dios quiere y que te bendiga a ti en tu ministerio. Amén.


Que la Virgen de Candelaria, patrona de esta parroquia nos lleve por los caminos que Dios quiere y que te bendiga a ti en tu ministerio. Amén.

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