miércoles, 24 de diciembre de 2014

HOMILÍA DE NAVIDAD


El sentido antiguo de la Navidad es celebrar el fin del miedo, la liberación de la dominación.

La primera lectura nos dice: "el pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande, a los que habitaban en tierra de sombras una luz les ha brillado. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo...PORQUE UN NIÑO SE NOS HA DADO.

No hay más explicación: nos cuesta entender. Ya lo decía el Principito: "Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por si mismas".

San Francisco lo entendió porque se despojó de todo.

Mi querida Laura Pausini: he buscado la belleza y la he encontrado al fondo en la simplicidad.

Los mayores nos complicamos. Los niños son simples. Dios es simple: sólo es amor.

Hay que desarmarse ante el Belén.

Necesitamos de la capacidad y asombro de los niños. Hacerse niño como lo hizo Dios. Por ser tan simple no le costó.

Nadie hasta ahora se ha dado realmente cuenta de la riqueza de la simpatía, de la bondad y de la generosidad escondidos en el alma de un niño. Emma Goldman

Sin el asombro, el hombre caería en la repetitividad y, poco a poco, sería incapaz de vivir una existencia verdaderamente personal. Juan Pablo II.

El niño se acerca a la realidad con humildad, agradecimiento, rectitud de intención, apertura al misterio.

Los niños pequeños tienen un sentido del asombro realmente admirable y sorprendente ante las cosas pequeñas, los detalles que forman parte de lo cotidiano.

La capacidad de los niños para pensar en cosas imposibles es maravillosa

No quieren cambiar el orden establecido: es su manera de admirarse ante una realidad que es, pero que podría no haber sido.

Ver las cosas con ojos nuevos permite quedarnos prendados ante su existencia, deseando conocerlas por primera vez o de nuevo. Los niños pequeños se asombran porque no dan el mundo por supuesto, sino que lo ven como regalo. Nos permite trascender lo cotidiano... Chesterton

Entonces la vida es sorprendente.

El Niño es el que nos recuerda los valores de la paz, la solidaridad, la transparencia, la delicadeza, el optimismo, la protección de la inocencia, la empatía, la compasión, la dignidad de la vida humana, la alegría, el agradecimiento, la humildad, la sencillez, la amistad.

Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer. El Principito

 

En 1994 dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las escuelas públicas, basada en principios bíblicos. 

Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos de la policía y en un gran orfanato.

En el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados, abusados y dejados en manos del Estado.

 De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes: 

Se acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belen, de como no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesus nació y fue puesto en un pesebre. 

A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían contener su asombro.

 Algunos estaban sentados al borde de la silla tratando de captar cada palabra.

Una vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre.

 A cada chico se le dió un cuadradito de papel cortado de unas servilletas amarillas que yo había llevado conmigo.

 En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores. 

Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando las tiras como paja.

Unos pequeños cuadraditos de franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana se olvido al partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebe.

De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebe. 

Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. 

Todo fue bien hasta que llegue donde el pequeño Misha estaba sentado. 

Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo.

Cuando mire el pesebre quede sorprendido al no ver un solo niño dentro de el, sino dos. 

Llame rápidamente al traductor para que le preguntara por que había dos bebes en el pesebre. 

Misha cruzó sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente. 

Por ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llego la parte donde María pone al bebe en el pesebre.

Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia, dijo: 

Y cuando María dejó al bebe en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar.

Yo le dije que no tenía mamá ni papá y que no tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con El. 

Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé que cosa tenía que pudiese darle a El como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor.

 Por eso le pregunté a Jesús:

 Si te doy calor, ¿ese sería un buen regalo para tí?

 Y Jesús me dijo. Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre. 

Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas empapando sus mejillas; se tapo la cara, agacho la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo. 

El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. ¡Alguien que estaría con él para siempre. 

Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a quienes tienes, lo que verdaderamente importa.”

Adentrémonos en el Belén. Pongamos nuestro corazón ahí y dejemos que nos desarme.

Veremos dos cosas el llanto de un niño y su sonrisa. El llanto de Dios por nuestros problemas y la sonrisa de Dios.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Comentario al evangelio del 1 de Diciembre

Mt 8,5-11: Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

- «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»

Jesús le contestó:

- «Voy yo a curarlo.»

Pero el centurión le replicó:

- «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:

- «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»


Reflexión

¡Cuánto conmociona a Jesús una persona llena de fe! Y en este caso, lo vemos en el centurión romano, un pagano. En este texto podemos describir los distintos pasos de la fe.
En primer lugar, la fe es un encuentro. Jesús que se hace el encontradizo, que va a Cafarnaúm, y el centurión que va en su busca.
En segundo lugar, la fe es reconocimiento de mi indignidad, no para machacarme, sino para abrirme al que puede sanarme (en tercer lugar).
Fíjate que en la Eucaristía, lo decimos justo antes de comulgar.
Que sea la expresión que digamos todos los días, para poder recibir a Jesús en la fe, en los encuentros diarios que tenemos en la oración, en la Eucaristía y en la calle con los hermanos, especialmente con los pobres.