martes, 31 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE JUNIO DE 2022

 Jn 17,11b-19: Que sean uno, como nosotros.


En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo: 

«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida. 

Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 

Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».


Empezamos con la oración sacerdotal (aunque deberíamos haberla visto ayer, pero tenía lecturas propias): pide por nosotros, como contemplamos ayer. La petición de hoy es sobre la unidad. No es poca cosa: como el Padre y el Hijo. Ya aquí tenemos una pista, la unidad sólo es posible desde la fuente de la Trinidad.


Jesús no pide que simplemente vivamos en paz, sin peleas ni divisiones. Pide que vivamos con la misma unidad con la cual está la Santísima Trinidad. ¡Esto es imposible!. Imposible para los hombres y no para Dios. Jesús siempre nos lleva hacia pensamientos más altos, más puros, más auténticos. No nos hace quedarnos en nuestros fracasos, sino nos lleva más arriba. Nos lleva a aspirar a lo más alto. 


Que no perdamos nunca la ilusión, la confianza en Dios de que, sólo con Él, podremos vivir en esa unidad pedida y soñada por Dios.

lunes, 30 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 31 DE MAYO DE 2022

 Lc 1,39-56: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?



En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. 

Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: 

«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

María dijo: 

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humildad de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: 

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: 

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos 

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes 

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

—como lo había prometido a nuestros padres— 

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.


Celebramos hoy el día de la Visitación de María a su prima Isabel.

Es un día para contemplar la grandeza de María que dejó todo para ayudar, servir a su prima Isabel. Fue pronta a la llamada de Dios. No fue una llamada directa, sino que fue una llamada en la vida, en los acontecimientos. El ángel le comunicó que su prima también esperaba un niño, y ella entendió que la voluntad de Dios era que fuera a ayudarla. Pero no quisiera extenderme en esta idea, que ya por sí es muy importante contemplar esta sensibilidad de María para captar las señales de Dios y revisarnos en nuestra vida, las veces que no las captamos, estamos despistados, o estamos sordos; o incluso no queremos ver, o no nos sentimos concernidos.


Quisiera basarme en la idea a modo de título que nos presenta la Iglesia (es lo que he ido haciendo todo el año): ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


María era prima de Isabel, mucho menor que ella, por lo que resulta rara la pregunta, salvo por el añadido final “madre de mi Señor”. Isabel se siente halagada, importante ante Dios porque no sólo Dios tuvo misericordia al quedar embarazada, sino sobre todo porque le visitaba la mujer más importante que ha pisado la Tierra (María es importante por ser la “madre”, por llevar en su seno a Jesús). Isabel es consciente de ello y por ello, se queda abrumada, turbada. María tiene una reacción también parecida. Aquí vemos uno de los temas permanentes en Dios: la capacidad de sorprendernos. 


Es un día para pedirle al Señor no perder la capacidad de sorprendernos por la providencia divina, por sus “maneras, estilo”, por sus detalles, sus signos y su visita en nuestra vida.


Es un día para tomar conciencia que María siempre nos visita (lo sepamos o no, la veamos o no, la sintamos o no).


Es un día para agradecer que María siempre esté con nosotros a pesar de no ser merecedores


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la sensibilidad para ver las llamadas de Dios en la vida y acontecimientos que vivimos. 


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la actitud de servicio ante la realidad que nos toca vivir. 

domingo, 29 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE MAYO DE 2022

  Jn 16,29-33: Tened valor: yo he vencido al mundo.



En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: 

«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios». 

Les contestó Jesús: 

«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».



Siguiendo con los mensajes de despedida, Jesús va profetizando como será la vida del discípulo. Y ahora entienden, porque habla claro. Parece queJesús les está animando al heroísmo, o exaltando a los que son valientes. Es verdad que el evangelio es para los valientes.


Pero la parresía o valentía evangélica, la audacia, no es algo innato. A lo largo de la historia, ha habido muchos santos tímidos, cobardes, apocados; que sin embargo, han afrontado luchas grandes.


La valentía evangélica nace de la confianza en Dios: yo he vencido el mundo, de estar bien enganchados o afincados en Él. Por tanto, lo único que nos hace es animarnos a estar y permanecer en Él, de ahí nuestra fuerza: la fuerza se realiza en la debilidad.

jueves, 26 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE MAYO DE 2022

 


Jn 16,20-23a: Nadie os quitará vuestra alegría.



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. 

La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. 

También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada». 




Si seguimos unidos al Señor, no sólo la tristeza se convertirá en alegría, sino que nadie podrá arrebatarnos la alegría. Igual que cuando dijo Jesús, hablando del buen pastor, que nadie podrá arrebatarlos de la mano del Padre. Aquel fin de semana hablé de la fortaleza del pastor.


La fortaleza del pastor hace referencia a la protección, pero también a la estabilidad en darnos, regalarnos su alegría. Y sobretodo en no distraernos en otros tipos de alegrías, a no buscar en otras fuentes. 


Es una alegría tan superior, profunda, accesible, que no hay razón, necesidad, gusto por buscar en otros lugares.


Por ello, mantengamos la mirada en Él. Esperemos en Él, porque nuestra confianza no quedará defrauda y nos regalará su alegría, una alegría que perdura hasta la vida eterna. 

miércoles, 25 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE MAYO DE 2022

  Jn 16,16-20: Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver». 

Comentaron entonces algunos discípulos: 

«¿Qué significa eso de “dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver”, y eso de “me voy al Padre”?». 

Y se preguntaban: 

«¿Qué significa ese “poco”? No entendemos lo que dice». 

Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: 

«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: “Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver”? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».


En estos discursos de despedida, el evangelista Juan juega al contraste: no me veréis y luego me veréis; estaréis tristes, pero se convertirá en alegría. 


Y es que la ausencia del Señor produce tristeza en los discípulos, sobre todo cuando han depositado toda su confianza en Él. Es un contraste que también podemos experimentar en la vida, con los silencios de Dios. Sin embargo, luego su presencia nos produce de nuevo alegría.


Aún entendiendo la frase en medio de este contexto, se podría aislar ésta. Y es que muchas veces, somos conscientes, que todas las tristezas, luego y con la fe y la gracia de Dios se pueden producir en alegría. Es más, tengamos esperanza, porque todas las tristezas se convierten luego en alegría.

martes, 24 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE MAYO DE 2022

  Jn 16,12-15: El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.


En aquellos días, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. 

Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. 

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará». 



El Espíritu de la verdad nos guiará hasta la verdad plena. Hasta Jesús, hasta Dios. Hasta el misterio de Dios. Jesús sigue preparándonos para poder recibir con mayor fruto su Espíritu. 


Nos guiará hasta la verdad plena. Creo que se refiere hasta la verdad plena de la vida, la sabiduría de la vida. Hasta la verdad plena de lo que somos nosotros (cada uno en sí mismo y con los otros). Lo mismo que santa Teresita sintió cuando “comprendió” la verdad de la Escritura. El Espíritu nos guiará hasta la verdad teniendo claro, que nunca tendremos toda la verdad, sino pasito a pasito, dándonos pequeñas luces necesarias para el caminar de cada día. 


Sigamos pidiendo el Espíritu, deseemos que nos guíe hasta la verdad plena y podremos caminar por caminos de luz, en estos tiempos recios.

lunes, 23 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE MAYO DE 2022

  Jn 16,5-11: Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré. 

Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».


Sigue la despedida de Jesús anunciando la venida del Espíritu Santo. Es el Espíritu que tenía Jesús. Nos lo envía para guiarnos, para vivificarnos y cristificarnos. Él hace posible la presencia de Jesús en la Iglesia, en nosotros. 


Es tan importante que sintamos la importancia del Espíritu Santo en Jesús, en la Iglesia, en mi vida. 


Se va, pero vuelve de nuevo en el Espíritu Santo en nuestro interior. Ahora ya no está fuera, sino dentro. “Conviene que yo me vaya, porque ahora necesitan de mí más que cuando estaba. Yo puse las bases, ahora toca vivirlo y extenderlo”

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE MAYO DE 2022

 Jn 15,26-16,4a: El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.

Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.

Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».


Sigue Jesús en el discurso de despedida advirtiendo a los apóstoles. En este caso les advierte de las persecuciones que tendrán por seguirle a Él. Sin embargo, el Espíritu Santo dará testimonio. 


Nos invita a la confianza en el Espíritu en medio de la dificultad, porque Él nos defenderá. Así que si, tenemos problemas, tengamos paciencia, que la ayuda del Espíritu llegará porque Jesús lo ha preanunció.


No sólo nos defenderá sino que dará testimonio de Jesús. Es la fuerza de los mártires, que apuntan a la confianza en Jesús y su palabra. No sólo es defensa, sino fortaleza y paz también ante un desenlace negativo (muerte). 


Por tanto, confiemos, Jesús nos envía el Espíritu y Él actuará, Él sabrá cuando, para dar testimonio de Jesús.

jueves, 19 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 20 DE MAYO DE 2022

  Jn 15,12-17: Esto os mando: que os améis unos a otros.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. 

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. 

Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. 

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. 

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. 

De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».


Esto os mando, esto os dejo…es la herencia de Jesús. Si podemos resumir el evangelio, no lo hagamos en las normas, hagámoslo por el amor.

Vivir el evangelio es amar. Pero amar como Él, es decir: siempre, sin límites, misericordiosamente, entregándonos, dando la vida, sirviendo.


Todo lo que habla de recorte, de pensar en uno, mis obligaciones, mis horarios, etc, cuando se pone por encima, va recortando todo aquello que llamamos amor. Solemos decir que la medida del amor es amar sin medida. Pues eso, el amor es por sí generoso, sin límites, sin mínimos. 


¿Nos atrevemos a vivir el amor, o sólo simplemente a vivir? ¿o sólo padecerlo?


Es su mandamiento, su deseo, su herencia. 

miércoles, 18 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 19 DE MAYO DE 2022

 Jn 15,9-11: Permaneced en mi amor para que vuestra alegría llegue a plenitud.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. 

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».


Hemos hablado a lo largo de esta semana de permanecer. Permanecer para dar fruto. Pero también permanecer para que nuestra alegría sea plena.


Es una constante en el Nuevo Testamento, el encuentro con el Señor produce alegría. Lejos de ese Dios que nos está juzgando y está esperando para castigarnos, su presencia nos da alegría.


Sería bueno enterrar esa idea, o esa “certeza”. Dios produce alegría siempre. No produce nunca miedo. Si acaso, si voy por un camino alejado a Él, me puede producir en el momento del encuentro, una desazón: “dolor de los pecados”, pero luego “se convertirá esa tristeza en alegría”.


Esa alegría no es una alegría pasajera, alegría que vaya al bai ben de los acontecimientos, de las situaciones y de los estados anímicos, sino como una certeza que hay en mi vida: Dios me quiere siempre, me perdona todo y siempre.


Ya tenemos un motivo muy grande para buscar ese encuentro y prolongarlo a lo largo de la vida. Para encontrar la alegría. Para que mi alegría llegue a la plenitud. 

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 18 DE MAYO DE 2022

  Jn 15,1-8: El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. 

Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. 

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. 

Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. 

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos». 



Este trozo del evangelio que la Iglesia nos ofrece para el día de hoy, es parte del que meditamos este fin de semana. En estos versos, sale 8 veces el verbo permanecer. 

La clave de nuestra vida cristiana, decía yo el pasado fin de semana está en permanecer. Pero hay formas distintas de permanecer.

Permanecer es estar. La presencia es importante. Los santos oraban con la sola certeza de la presencia de Dios. No sólo nos referimos a un permanecer en la oración y en los sacramentos, sino también en la ayuda al otro. Para ayudar, primero hay que estar, conocer, y desde ahí evaluar para luego actuar.

Permanecer es estar con la mente. Permanecer es dirigir mi pensamiento a Dios. Considerar las cosas de Dios, considerar a Dios. Meditar es una manera intelectual de orar. Permanecer con los otros también es estar con la mente, no sólo mi presencia física. Yo puedo ser un regalo para los otros, o puedo ser un estorbo.

Permanecer es estar con el corazón. Es lo que hace que nuestra vida no caiga en la rutina, hastío y sinsentido. Tanto la oración, sacramentos como nuestros servicios ministeriales-vocaciones. Pon el corazón en lo que haces, y habrás puesto a Dios.

lunes, 16 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 17 DE MAYO DE 2022

 Jn 14,27-31a: Mi paz os doy.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. 

Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo».


Seguimos con el discurso de despedida de Jesús. Jesús se va y nos da la paz. Mientras estuvo, esa paz era su presencia. A los discípulos les daba seguridad, tranquilidad y sobre todo esperanza. Sin embargo, al irse, ya no está asegurada, salvo que Él la envíe.


Es tan necesaria hoy como antes, yo diría, hoy más. Y si añadimos la situación que estamos viviendo, vemos que es muy necesaria

Necesitamos la paz de Jesús para seguir trabajando.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir esperando.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir amando.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir perdonando.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir sirviendo.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir alentando a otras personas.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir testimoniando.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir entregándonos.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir solidarizándonos con nuestros hermanos los hombres.

Necesitamos la paz de Jesús para seguir mirando al cielo.

Necesitamos la paz de Jesús. Pidámosle este don.

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 16 DE MAYO DE 2022

Jn 14,21-26: El Paráclito, que enviará el Padre, será quien os lo enseñe todo.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él». 

Le dijo Judas, no el Iscariote: 

«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?». 

Respondió Jesús y le dijo: 

«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. 

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. 

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho». 



Jesús empieza a preparar su partida. Son los discursos que hace Jesús en la última cena. A nosotros nos va preparando a lo largo de varias semanas hasta que celebremos Pentecostés. 


Nos prepara anunciándonos la venida y presencia del Espíritu Santo. Es nuestro garante que nos enseña todo y nos lo recuerde todo. Por ello, vayámonos preparándonos intensamente pidiendo el Espíritu Santo.


Vayámonos preparándonos dejándonos conducir por éste. 

viernes, 13 de mayo de 2022

HOMILÍA EN LA FIESTA DE FÁTIMA 2022

  Nos reunimos esta tarde para celebrar a nuestra Madre la Virgen María en la advocación de Fátima. Advocación que toma el nombre árabe de la aldea donde se apareció. Fátima es la mujer única.

Quisiera en esta noche, intentar iluminar desde esta mujer única, tres acontecimientos que nos asoman.
  1. Pandemia. Por tercer año consecutivo nos dirigimos a ti Madre querida en medio de esta pandemia que ha asolado a la humanidad. El primer año celebramos la fiesta justo los primeros días del desconfinamiento. En la pandemia aprendimos varias cosas: la pequeñez de la existencia humana dado que nos creíamos el centro del universo. También aprendimos a valorar todas las personas que están a nuestro servicio. María, la mujer única, y suele ser siempre así, se apareció tanto en Lourdes, como en Guadalupe, como en Fátima a personas sencillas, pequeñas y poco creíbles. Es una jugada maestra, porque con ello, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”, mostrándonos el camino, que siempre es el de la pequeñez y la humildad. En esta sociedad que vivimos, tan marcada por la imagen, muchas veces buscamos aparentar más de lo que somos, o quedar siempre bien. María nos enseña que ese camino no nos construye, más bien, nos desintegra, nos dispersa y nos vacía. La Virgen, Dios, lo auténtico, lo valioso, sólo lo podemos encontrar en lo sencillo, en lo humilde y en lo pobre. Por otro lado, mencioné antes que en la pandemia descubrimos o fuimos más conscientes de las personas que han estado a nuestro servicio. Y éste es otro de los mensajes de María: la esclava del Señor, la humilde sierva. Ella nos enseña que el servicio humilde es el camino verdadero del cristianismo, porque Jesús como nos dice San Lucas, no vino a ser servido, sino a servir. Al Papa Francisco le gusta decir que el poder está en el servicio. 
  2. Volcán. Con respecto a la erupción volcánica, por no repetir todo lo anterior, yo diría solamente dos ideas: miedo y solidaridad. Muchos de nosotros, sobretodo los que vivimos en el Valle, sentimos miedo en algún momento. Miedo que puede ser la incertidumbre, el no poder llevar el control, o simplemente la sensación de que podría llegar un desastre peor del que ya fue, que en sí es gravísimo. La Virgen María nos enseña siempre que no debemos tener miedo, porque no estamos solos y estamos siempre en las manos de Dios, bajo su amparo. Cuando se le apareció Juan Diego, la Virgen le dijo: ¿No estoy aquí que soy tu madre?. A mí esta frase me dice mucho y me la repito también. En los momentos de mayor miedo y desolación, que bien nos hace escuchar de los labios de la Madre: ¿No estoy aquí que soy tu madre? . Por otro lado, el desastre, la desolación despierta en el hombre (casi todos) lo más profundo, y esto es el amor. Despertó una ola de solidaridad inmensa. María nos enseña que ésta no debe darse solamente en condiciones extremas, sino de forma habitual, porque la solidaridad es mostrar el amor tierno de Dios por todos: nos lo mostró en las bodas de Caná, ayudando a su prima Isabel, etc.
  3. Guerra de Ucrania. Por último, la humanidad, nosotros vemos con estupor y vergüenza la infamia de la Guerra. Una guerra siempre es injusta, y nunca se justifica. Una guerra siempre se lleva por delante a los más desvalidos, los preferidos del Señor. Seguramente todos tenemos claro que una guerra nunca es el camino, la empiece Rusia, como EEUU, como nuestro propio país. María en Fátima nos enseña en repetidas veces el mensaje de la paz. Y aunque en su mensaje nombraba la conversión de Rusia. Tenemos que entender que esta conversión también nos atañe a nosotros mismos. Porque es una conversión a la paz. A la paz en nuestros ambientes, muchas veces competitivos, marcados por la envidia, la difamación y la calumnia. María es capaz de reunir de nuevo a los apóstoles. Ella nos enseña que la sinodalidad, palabra de moda en ambientes eclesiásticos, es la manera, la manera de Dios, la manera de María, la nueva manera de la humanidad. Pidámosle a María de Fátima fuertemente por el fin de la guerra de Ucrania, pero también por nuestras guerras. 
Resumiendo. María nos enseña
a) a ser pequeños, a reconocer nuestros errores, a buscar la humildad.
b) a ser serviciales.
c) a no tener miedo y confiar en Dios y en ella.
d) a preocuparse por el otro. 
e) a buscar la paz por encima de todo y dejarse de rivalidades.

Madre, enséñanos como le enseñaste a tu Hijo Jesús, para que así la humanidad pueda vivir más acorde a la vida que Dios nos regaló.

miércoles, 11 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 12 DE MAYO DE 2022

  Jn 13,16-20: El que recibe a mi enviado me recibe a mí.



Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo:

- «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.

Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; e1 que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado.»



El que recibe a mi enviado me recibe a mí. Que bien, si soy enviado, soy embajador, representante del Señor. Esto me provoca una sensación de indignidad por un lado, y por otro, una responsabilidad.


Indignidad porque represento al Señor. Y no lo merezco. Ya lo decimos en la Eucaristía: no soy digno de que entres en mi casa. Podríamos decir todos los días: “Señor, yo no soy digno de representarte, pero, porque tú lo dices, lo haré.


También produce en mi una actitud de responsabilidad, porque no me represento a mi mismo, por tanto, no es mi mensaje, mis palabras, mis ideas, mis intuiciones, mis gustos, sino los del Señor. Tengo que estar continuamente preguntántote si las opciones, palabras, acciones que he hecho son concordes a mi representación tuya. 

martes, 10 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 11 DE MAYO DE 2022

  Jn 12,44-50: Yo he venido al mundo como luz.


En aquel tiempo, Jesús dijo, gritando:

- «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.

Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»



El evangelio de Juan, muchas veces con esa manera de desarrollar los temas nos introduce profundamente en ellos. Si las frases solo las dijera una vez, las pasaría por alto, pero al darle la vuelta una y otra vez, me hace pensar que está dirigido especialmente para mi.


La frase principal del texto como la Iglesia nos la presenta es la siguiente: “yo he venido al mundo como luz”. Es una sentencia concluyente. Jesús es luz siempre. Él ha venido al mundo como luz, contrapuesto a la tiniebla. Por ello, sólo veremos en Él la luz, aunque no entendamos, no queramos, no confiemos.


Algunas veces, no entendemos esa luz, no queremos esa luz, no elegimos esa luz. 


Pero claro, la luz de Jesús no es una luz brillante, es una luz escondida, que muchas veces no se nota, es una luz unidireccional, que sólo se ve cuando te diriges a ella.


Por ello, no esperes algo muy claro, muy evidente. Y aunque así fuera, muchas veces, no la elegimos.


Por ello, creamos en Jesús, sea lo que sea. 

lunes, 9 de mayo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 10 DE MAYO DE 2022

 Jn 10,22-30: Yo y el Padre somos uno.


Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:

- «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.»

Jesús les respondió:

- «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mi. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno.»



En medio de esas diatribas con los judíos, Jesús lanza una de sus perlas: Yo y el Padre somos uno. Está revelando la intimidad trinitaria de su unicidad. El Padre y Él son uno en la identidad, pero también en la acción.


Está revelando su identidad, pero también la nuestra. Estamos llamados a participar de su unicidad, a irnos uniéndonos cada vez más a Jesús y gracias a Él, al Padre tanto en nuestra identidad, a través de la oración, como en la actividad, para que podamos decir como San Pablo: no soy yo, es Cristo que obra en mí. 


Vayamos dando pasos de confianza, abriendo nuestro corazón, dejándole la autoridad, la decisión, la iluminación y el empuje y no frenemos la acción de Dios.


Para poder lograrlo, Jesús nos envía el Espíritu Santo, el artífice de la unidad. 


PD. Tener en cuenta que hoy celebramos a San Juan de Ávila, patrón del clero español.

https://www.youtube.com/watch?v=aEPnT-SDU9s