sábado, 30 de marzo de 2013

Homilía Vigilia Pascual

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?. No está aquí, HA RESUCITADO. Éste es el grito de la Vigilia Pascual. Ha resucitado. Vive de nuevo. Los 40 días de Cuaresma y las lecturas de esta noche nos preparan para la gran noticia. Es la noticia que les da el hortelano a las mujeres. Una noticia que deja conmocionadas a las mujeres. Una noticia que no podría ser inventada. Resucitar…esa palabra no tenía cabida en la mentalidad de los judíos. Por tanto, no puede ser invención de las mujeres. Por eso, a los apóstoles les cuesta entender y creer. Pensaban que estaban locas, fruto de su ansiedad. Quizá nos pase lo mismo que a los apóstoles. ¿Creemos nosotros a las mujeres…? ¿De verdad creemos que Jesús ha resucitado…?. ¿Y qué hacemos con estas caras de agobio, de tristeza…?. No me quedo convencido… ¿Y que significa que Cristo ha resucitado? La respuesta más común: que vive. ¿y…? ¿Y eso que tiene que ver con nosotros…? Parece ser uno de los grandes problemas hoy en día. Todo está reducido a la subjetividad. Que Cristo ha resucitado implica que vive en medio de nosotros. Que Cristo ha resucitado significa que no moriremos para siempre, si creemos en Él. Que Cristo ha resucitado significa que ha triunfado EL AMOR, LA TERNURA Y LA BONDAD. Lo dijimos el Domingo de Ramos. Ha triunfado el proyecto de Jesús. Es el proyecto ganador. Ahora sí que no podemos elegir. Ya no son simplemente unas palabras utópicas y bonitas. Este es el camino. Esto implica que ya no podemos quedarnos atrás. Ahora tenemos que seguir este proyecto. Entonces nuestro camino es el camino de la ternura y la bondad. Descubramos el gran poder de la ternura. - El aceptar a las personas y a las situaciones tal como son, es la gran fuente de paz interior. - Y ocurre que cuando alguien se siente profundamente comprendido y amado, sin querer ser cambiado, a veces algo ocurre en su corazón, y se despierta un enorme poder auto-sanación y auto-transformación. - Toca el corazón de la autoestima. Es fundamental en el desarrollo del niño y luego en cada etapa de la vida. - Necesaria para ser felices en la convivencia con otras personas (en el hogar y también en otros ámbitos como empresas y organizaciones). La falta de ternura lleva a las luchas de poder, la competencia, la impaciencia, el control, el agotamiento, la tensión emocional, la frustración, el enojo, etc. La presencia de ternura, lleva a la aceptación, el disfrute, el desarrollo de cada uno, a su propio ritmo, a su propia manera. Piero Ferrucci: El poder de la bondad. La bondad hace a las personas más sanas y felices. Es la actitud más económica y pragmática que existe, puesto que nos permite ahorrar mucha energía en sospechas, preocupaciones, resentimientos, manipulación y reacciones a la defensiva. En este libro sencillo e inspirador, su autor nos demuestra que, en este momento crucial para la humanidad, la bondad no es un lujo sino una necesidad. Ser bondadoso con los demás es hacerse, además, el mejor regalo a uno mismo. Es un ser humano que sabe y debe sacar el mejor partido de las facultades que nos han ayudado a lo largo de nuestra evolución. Estamos hechos para la bondad Según Sharon Salzberg, en su libro "Loving Kindness", Buda enumera los beneficios de la bondad de la siguiente manera: La persona bondadosa: Dormirá con facilidad. Se despertará con facilidad. Tendrá sueños agradables. La gente la querrá. Lucirá un rostro radiante. Su mente será serena. Siendo ya anciano, el gran autor inglés Aldous Huxley, pionero en la investigación de las técnicas destinadas a desarrollar los potenciales humanos, respondió así a una pregunta que escuchaba reiteradamente, sobre cuál es el sistema más eficaz para transformar nuestra vida: "No deja de ser desconcertante que después de tantos años de investigación y experimentación deba decir que la respuesta más acertada es: simplemente, procura ser un poco más bondadoso". Piero Ferrucci está convencido de que, como seres humanos, sólo tendremos futuro si pensamos con el corazón. En "El poder de la bondad", nos hace una lista de una serie de cualidades (18) que nos inducen a ello y nos permiten vivir una vida más sana y feliz. (http://crecejoven.com/salud--el-poder-de-la-bondad) 1. La honestidad. Ser transparentes es un alivio, el no tener que fingir simplifica nuestra vida. Debes dejar que los otros te conozcan sin mentiras ni dobleces. Tan pronto como te vuelvas realmente transparente, empezarás a sentirte mejor. Pero la honestidad es una conquista. Debemos aprender paulatinamente, lo cual hace que seamos más fuertes y maduros. Escribir sobre nosotros mismos es una buena forma de conectar con nuestras emociones, una autorrevelación. 2. El calor humano. El efecto del calor y la bondad son duraderos. Piensa cómo un encuentro con una persona cálida y amable hace que te sientas mejor. 3. El perdón. El perdón significa que no deseas seguir albergando ira debido a una vieja ofensa y, por ende, amargándote la vida. A veces el perdón es el único remedio para aliviar un intenso sufrimiento. Una persona incapaz de perdonar es comparable a una ciudad con el tráfico congestionado: calles bloqueadas, coches atascados con el motor en marcha, que no pueden circular, exhalando humos que contaminan el ambiente. Ese es el estado del resentimiento: la energía vital bloqueada, entorpeciendo el pensamiento, envenenando la vida. 4. El contacto. Desarrollar el contacto humano (emocional o físico) nos ayuda a sentir en conexión y derrite las armaduras más difíciles. 5. Sentirse integrado. Formar parte de un grupo o una comunidad te reporta numerosos beneficios. La clave reside en la bondad de la mirada. “Lo miró con benevolencia”. 6. La confianza. Confiar es apostar. Cada vez que confiamos en alguien, nos la jugamos. Pero la alternativa es peor, porque si no nos arriesgamos no conseguimos nada. La confianza tiene la propiedad de relajar las inhibiciones y resolver viejos traumas. La confianza nos aproxima a los demás. Sin embargo, espera sólo lo que las personas quieran ofrecer libremente; vigila tus exigencias. Las personas que esperan demasiado (sin consultar a las demás) son las que luego van quejándose de que "el mundo no es de fiar" y "la gente les falla". 7. Prestar atención. Lo único que realmente cuenta es el momento presente. Deshazte de miedos y preocupaciones y sumérgete en el momento que te toca vivir, disfrutarás mejor lo que te ocurre y evitarás desaprovechar oportunidades que pasan por tu lado continuamente. Lo único que diferencia a las personas "afortunadas", que sienten que su vida está llena de casualidades a su favor, de las demás, es que éstas están más relajadas y tienden a ver no sólo lo que buscan sino también lo que no buscan, abiertas a lo novedoso e inesperado, y capaces de reconocer sus oportunidades. 8. La empatía. Se trata de la expansión de la conciencia. Si te muestras insensible a las emociones de los demás cada relación se convierte en una farsa imposible. La empatía es el mejor medio de construir y mejorar una relación. 9. La humildad. Recuerda: no eres la única persona que cuenta. En ocasiones la humildad es dura, incluso dolorosa. Pero en todo caso, siempre es beneficiosa. Con frecuencia nos volvemos más humildes después de un fracaso; comprendemos que somos falibles y vulnerables. 10. La paciencia. La virtud de la paciencia se demuestra en primer lugar al tratar con personas difíciles, las que se niegan a escuchar la voz de la razón, las que pierden los estribos a la primera de cambio, las que se niegan a ceder. Nuestra reacción al enfrentarnos a ellas suele ser de irritación, o bien expresamos nuestro enojo o sufrimos en silencio. 11. La generosidad. Ser generoso es arriesgado. La generosidad significa derrotar viejos temores (a la pérdida), y significa también redefinir nuestros límites. Entonces se produce en nosotros una profunda transformación. Para la persona generosa los límites son permeables. Lo que es tuyo -tu sufrimiento, tus problemas- también es mío: esto es compasión. Lo que es mío -mis bienes, mi cuerpo, mis conocimientos y facultades, mi tiempo y mis recursos, mi energía- también es tuyo: esto es generosidad. 12. El respeto. La forma en que miramos a los demás nunca es neutral, puesto que transformamos lo que vemos. El respeto consiste en molestarte en conocer a fondo a la persona que tratas, reconocerla como una persona real y única. 13. La flexibilidad. La flexibilidad es una forma de sabiduría práctica, una inteligencia que vive en el presente, que intuye el cambio y posee la maleabilidad necesaria para adaptarse a las nuevas circunstancias. La flexibilidad no es sólo una estrategia útil sino una cualidad espiritual. Significa librarnos de las ataduras, prestar atención al presente, aceptar las cosas como son. 14. La memoria. En nuestra mente narcisista, las otras personas sólo existen cuando las vemos, las tocamos, las escuchamos o cuando pensamos en ellas. Recordar es vivir. Olvidar es morir. No comprenderemos las relaciones que mantenemos con los demás si no entendemos profundamente hasta qué punto nuestras vidas están entretejidas con el pasado, el presente y el futuro, hasta qué punto forman parte unas de otras, y hasta qué punto cada uno de nosotros es todos los demás. 15. La lealtad. La capacidad de durar a pesar de los momentos difíciles y problemáticos es un ingrediente esencial de la bondad, se llama lealtad. Lealtad significa "estar con"; respetar lo que cuenta por encima de todo y seguir haciéndolo a pesar de los obstáculos. 16. La gratitud. La gratitud es ante todo una actitud mental. Se basa en reconocer el valor de lo que la vida nos ofrece, y el hecho de comprenderlo libera nuestras emociones. Si reconoces el valor de lo que posees te sentirás rico y afortunado; si no, te sentirás pobre y desgraciado. La auténtica gratitud nace cuando están presentes la solidaridad y la conciencia del mal; de lo contrario sólo se trata de un optimismo falso y superficial. 17. El servicio. Cuando alguien tiene un gesto amable con nosotros solemos recordarlo durante mucho tiempo, quizás siempre. El servicio no es sólo lo que uno hace sino lo que uno es. En ocasiones una persona, con su mera presencia, hace que nos sintamos mejor, más en contacto con nosotros mismos y más contentos. 18. La alegría. Es nuestro estado natural, estamos programados para ser alegres. La alegría constituye la base de la bondad porque la auténtica bondad sólo puede ofrecerse con alegría. Y el sentido del humor es un gran ingrediente. El perfeccionismo o el sentido de culpa obstaculizan la alegría, pero el simple hecho de detectarlos nos acerca un poco más a esa puerta. También ayuda preguntarnos qué nos hace felices y regalarnos esas situaciones siempre que podamos. Con la práctica, cualquier cosa que lleguemos a hacer, incluso aquéllas que requieran esfuerzo y sacrificio, pueden llegar a ser realizadas con alegría. Cualquier acto de bondad, con alegría, será más auténtica y mejor recibida por ambas partes.

viernes, 29 de marzo de 2013

Homilía Viernes Santo

Es Viernes Santo, habla el silencio y cesan las melodías. Y no porque estemos de luto sino porque necesitamos un espacio para la reflexión y la contemplación del drama de Cristo: ha muerto por nosotros en una cruz. Quisiera traer aquí este soneto anónimo No me mueve, mi Dios, para quererte / el cielo que me tienes prometido, / ni me mueve el infierno tan temido / para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte / clavado en una cruz y escarnecido, / muéveme ver tu cuerpo tan herido, / muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, / que aunque no hubiera cielo, yo te amara, /y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, / pues aunque lo que espero no esperara, /lo mismo que te quiero te quisiera. Lo que tiene que movernos en este Viernes Santo es la bondad de Dios. Jesús ha muerto por la bondad de Dios. No decimos nada nuevo, porque la bondad es la cualidad de Dios: suma belleza, bondad y verdad. En la Biblia, uno de las cualidades más repetidas para hablar de Dios es la bondad. Decimos en el Salmo 34: “Gustad y ved que bueno es el Señor”. Seguimos con la idea del Papa Francisco: “no tengamos miedo a la bondad, a la ternura”. Ser bueno no está de moda. Se considera a la bondad como un defecto, más que una virtud: • Para la gente la bondad es sinónimo de falta de discreción. Oímos muchas veces, “sé bueno, pero no tonto”. ¡Cómo si fuera lo mismo!. • Por otro lado, se considera a la bondad como la virtud de los débiles. El pobre, él no va a decir nada, es que es bueno… Ser bueno no es ser tonto, ser bueno no es ser flojo. No es una actitud pasiva, sino activa y positiva. Ser bueno es pensar el bien y pensar bien. Ser bueno es querer el bien. Y ser bueno es hacer el bien. “Haz el bien y no mires a quien”. ¿Le podemos poner un límite al bien?. Los evangelios nos dicen que Jesús pasó por el mundo haciendo el bien. Su existencia fue una “proexistencia”, es decir, una vida a favor de los demás. Pensar bien: Estamos oyendo por los telediarios, vemos en los periódicos, continuamente casos de espionaje, de fraude, de sospecha... Ante este panorama, se suele decir: “no pongo la mano en el fuego por nadie”. Está claro que hoy en día, parece ser que nadie piensa bien de nadie. Dice la psicóloga María Mondeli que “pensar bien no es pensar positivamente, es pensar sin distorsiones. Quien piensa bien, se siente bien. Quien piensa mal, se siente mal”. Ante aquello que sospecho, que me dicen, ¿por qué creo que esto es correcto?. ¿Le doy más credibilidad que la inocencia?. En los juicios, supuestamente se da la presunción de inocencia. Uno es inocente mientras no se demuestre lo contrario. En el estado actual de las cosas, más bien…uno es culpable mientras no se demuestre lo contrario. Sin embargo, Jesús en el evangelio, en el patíbulo de la cruz, excusa a sus acusadores y ejecutores: “Padre, perdónales por qué no saben lo que hacen”. Por tanto, un cristiano está urgido a pensar bien del otro. Y como consecuencia, hablar bien del otro. Parece una cuestión menor, pero es de suma importancia, ESTÁ EN JUEGO LA DIGNIDAD DE LA PERSONA. Querer el bien: El problema es que muchas veces, queremos nuestro bien, y no el de los otros. Y si queremos su bien, queremos un bien interesado. (porque en definitiva es bien para mí). Por eso no somos buenos. Claro, es que hoy en día hay mucha envidia, es decir, no quiero el bien del otro, y me da tristeza su bien. Querer el bien es renunciar a mi bien, por el del otro. Hacer el bien: Si pensamos bien, y queremos el bien, con eso no hacemos nada. Debemos también hacer el bien. El que hace el mal, no está en el, Dios. El que hace bien, está Dios. Ya comentamos antes que la vida de Jesús es una vida para los demás. Oyendo esto, pensarán que es una ingenuidad hablar estos temas. Porque no podemos hacer el bien porque hay mucha gente ingrata. Que nos cansaremos, que nos quemaremos. Que terminaremos dejándolo y acomodándonos a la mentalidad circundante: “no hago mal a nadie, no me meto con nadie”. Claro que nos podemos cansar, agotar y quemar. Si lo que estamos dando es a nosotros. Sin embargo, Jesús nos da la clave de toda acción a favor de los demás. Hay que darlo todo. Hasta vaciarnos de nosotros mismos. Sólo el vaso que se vacía del todo, puede ser llenado. No tengamos miedo de la bondad, de la ternura. No tengamos miedo a hacer el bien. Aprendamos de nuestro Maestro y hagamos el bien a todos, empezando por los más cercanos y por los más necesitados.

jueves, 28 de marzo de 2013

Homilía Jueves Santo

Comenzamos con esta celebración con el Triduo Pascual. Es momento de reposo, de contemplación, de dar tiempo a Dios junto con los demás en nuestra vida; es momento de recuperar y rehacer nuestra humanidad quizá maltrecha por el ajetreo de la vida. Así recuperamos el profundo sentido de nuestra existencia, de todos los valores que la configuran. Así vamos haciendo camino hacia la vida nueva a la que Dios nos llama. Quizá mejor, sólo cuando damos este espacio de tiempo de nuestra vida a Dios, él puede hacernos pasar a nosotros a la vida verdadera que nos quiere dar. Contemplamos unos hechos narrados con una solemnidad y una relevancia tal, que muestra la trascendencia de lo sucedido allí. Me quedé impresionado de una de las frases del papa Francisco en la Eucaristía de inauguración del ministerio petrino, y que quiero traer aquí: “no tengan miedo de la bondad y de la ternura”. Quisiera detenerme hoy en la ternura. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, la ternura es la cualidad del que es tierno: afectuoso, cariñoso y amable. Reconozco que me impresionó, porque me hizo caer en la cuenta de mis debilidades y de mi falta de ternura hacia con Dios y hacia con ustedes, por la cual les pido profundamente perdón. La ternura parece ser la actitud de los débiles, de los flojos, los llorones, los facilones. ¿Y si decimos que Dios es pura ternura? Hablar de la ternura de Dios, no sólo es incomprensible, sino que parece casi una herejía. Y sin embargo, dice el salmo 102: «como un padre siente ternura por sus hijos, así siente el Señor ternura por sus fieles». No es algo que haya que comprender, que haya que razonar. Y éste es uno de los problemas de los cristianos de hoy: todo tiene que ser razonado y discernido solamente con nuestras luces. Es algo que tenemos que contemplar, vivir y experimentar. Y hoy, Jesús, ante el asombro y la incredulidad de los apóstoles, les lava los pies. Pedro le increpa: ¿lavarme los pies tú a mí?. No me lavarás los pies jamás. Sin embargo, Jesús con una paciencia y ternura infinitas con aquél que eligió para que fuera el primero, que no entiende nada, y que luego lo negará le contesta: “Lo que yo hago, no lo comprendes ahora, lo comprenderás más tarde”. Es un gesto para contemplar y para hacer. No tengamos miedo de la ternura. Dios tiene ternura con nosotros. Tengamos ternura con los demás. 1) La ternura es como un movimiento que nos arrastra hacia el otro. Un camino repleto de sensaciones y de sentimientos en los que se entremezclan la benevolencia, la aceptación, la calidez y el abandono, pero también la confianza, el estímulo, y el asombro. 2) La ternura es el nacimiento hacia uno mismo, un nacimiento que nos permite penetrar en el maravilloso vientre de la existencia humana. La ternura posee un brillo propio. 3) La ternura es mi mirada de asombro ante todo cuanto me ofreces, es tu mirada de amor ante todo cuanto te doy. La ternura es una palabra o un silencio que se convierte en ofrenda para el que sabe escucharlo con confianza, son unos ojos que se convierten en mirada. 4) Para nacer, la ternura necesita del silencio. El silencio que se crea cuando escuchamos lo que dice la otra persona o intentamos participar de sus vivencias y sentimientos. La ternura es algo dulce y lleno de confianza, que circula entre dos personas que se reciben mutuamente. 5) La ternura es un camino que nos conduce hacia la multiplicidad y la abundancia espiritual. La ternura siempre va unida a una semilla que está a punto de germinar y se hace mayor, paulatinamente hasta llegar a convertirse en artífice de un encuentro. 6) Un aliado de la ternura será nuestra propia actitud para recibir. Cuanto más dispuestos estemos a recibir, más maduraremos en este arte que consiste en aceptar lo que somos y lo que la otra persona significa para nosotros. Nos corresponde a cada uno el descubrirla bajo la fragilidad o las máscaras de las circunstanciales apariencias humanas. Para seguir este camino, lo único que hay que hacer es abandonar nuestros miedos, dejar atrás los prejuicios y enfrentarnos a todo cuanto pueda depararnos. No tengamos miedo a la ternura, tengamos miedo a la prisa, a la sequedad, a la superficialidad, al egoísmo, a lo inmediato, que ahogan la ternura y nos matan por dentro. Vivamos la ternura, como manifestación de la ternura de Dios. Decía el Papa de su ministerio, “acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños”. Y es que la ternura que no se fije en los más pobres y débiles, se queda en mero sentimentalismo. No es realmente expresión de la ternura, y menos de la de Dios. Me pregunto: ¿Acojo con afecto y ternura a todos los que vivimos en nuestro barrio, especialmente a los más pobres, más débiles y más pequeños?. Y sigue el Papa, “hacerlo con una mirada de ternura y amor, abriendo un resquicio de luz en medio de tantas nueves y llevando el calor de la esperanza”. Y fíjate lo que digo, el que no vive la ternura, es que está bien lejos de Dios. Estamos en Jueves Santo, día del amor fraterno, DÍA DE LA TERNURA. Contemplemos con profundidad el gesto de Jesús y vivamos esa ternura de Dios entre nosotros.

viernes, 22 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 22 de marzo

Jn 10,31-42: En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él les replicó: - «Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?» Los judíos le contestaron: - «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios.» Jesús les replicó: - «¿No está escrito en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.» Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes habla bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: - «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad.» Y muchos creyeron en él allí. Ahora parece que el motivo de acusación a Jesús es la blasfemia. Y éste era un motivo más grave y profundo. Los judíos no "conocían" a Jesús. No fueron capaces de abrirse a su persona. Solamente veían sus palabras y sus obras. Yo pienso que hoy también nos pasa lo mismo a los cristianos. Sabemos todo lo que hizo, y todo lo que dijo, pero sin embargo, no terminamos de abrirnos a Él con plena confianza. Nos sigue pareciendo una gran pretensión que Él sea el Hijo de Dios. Por eso no terminamos de convertirnos. Por eso no terminamos de confiar en Él. Por eso tantas cosas no tienen sentido. Ahora bien, cuando lo aceptamos como el Hijo de Dios, sus palabras recobran una dimensión nueva: las encontramos como dichas para mí, y son luz de esperanza en el camino. Sus obras y su vida son las pistas para la vida y son salvadoras.

jueves, 21 de marzo de 2013

Comentario al 21 de marzo

Jn 8,51-59: En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: - «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre.» Los judíos le dijeron: - «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?» Jesús contestó: -«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: “no lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría.» Los judíos le dijeron: - «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: - «Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo.» Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Seguimos de controversias con los judíos sobre la vida y la muerte. Se cita a Abrahán, el padre en la fe, modelo de todo creyente para judíos y cristianos. También Jesús es para nosotros un modelo de vida. Pero entre estas afirmaciones podemos traslucir la perfecta comunión entre Jesús y el Padre. Pero Jesús no está en el mismo plano que Abrahán, David, Moisés, Jonás...es el Hijo eterno de Dios, el Verbo. Me hace cuestionarme cuál es el grado de confianza, seguimiento o adhesión a Jesús. Si lo considero como un personaje importante, el que da sentido al vivir con su entrega total...o considero como mi Señor y mi Todo. Abrahán lo reconoció y se llenó de alegría.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 20 de marzo

Jn 8,31-42: En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: - «Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.» Le replicaron: - «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"?» Jesús les contestó: - «Os aseguro que quien comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque no dais cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre.» Ellos replicaron: - «Nuestro padre es Abrahán.» Jesús les dijo: - «Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mi, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre.» Le replicaron: - «Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos un solo padre: Dios.» Jesús les contestó: -«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.» En este texto del Evangelio que se ha proclamado, Jesús se revela como el Hijo de Dios Padre, el Salvador, el único que puede mostrar la verdad y dar la genuina libertad. Su enseñanza provoca resistencia e inquietud entre sus interlocutores, y Él los acusa de buscar su muerte, aludiendo al supremo sacrificio en la cruz, ya cercano. Aun así, los conmina a creer, a mantener la Palabra, para conocer la verdad que redime y dignifica. En efecto, la verdad es un anhelo del ser humano, y buscarla siempre supone un ejercicio de auténtica libertad. Muchos, sin embargo, prefieren los atajos e intentan eludir esta tarea. Algunos, como Poncio Pilato, ironizan con la posibilidad de poder conocer la verdad, proclamando la incapacidad del hombre para alcanzarla o negando que exista una verdad para todos. Esta actitud, como en el caso del escepticismo y el relativismo, produce un cambio en el corazón, haciéndolos fríos, vacilantes, distantes de los demás y encerrados en sí mismos. Personas que se lavan las manos como el gobernador romano y dejan correr el agua de la historia sin comprometerse. Por otra parte, hay otros que interpretan mal esta búsqueda de la verdad, llevándolos a la irracionalidad y al fanatismo, encerrándose en «su verdad» e intentando imponerla a los demás. (Benedicto XVI, 28 de marzo de 2012).

martes, 19 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 19 de marzo

Mt 1,16.18-21.24a: Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: -«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.» Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor. Celebramos la Solemnidad de San José, patrón de la Iglesia. Quería, brevemente enunciar dos aspectos que hoy me llaman la atención sobre su figura. Por un lado, el misterio de la vocación, que no es cosa nuestra sino de Dios; por otro lado, el papel que desempeña José en la historia de la salvación. Sobre el misterio de la vocación, hoy en día, en todos los ambientes, se dice que para realizarse como persona, los jóvenes tienen que estudiar lo que les gusta. Si no, se pueden frustrar. Tantas veces también, ante acontecimientos de la vida, no sabemos encajar los golpes, o las nuevas situaciones que se nos van presentando, de manera que nos aferramos a la tradición o a las costumbres. San José nos enseña a estar abiertos a la voz de Dios y del Espíritu en nosotros, que nos guía por nuevos caminos, muchas veces insospechados. San José nos enseña en definitiva a tener FE. Y en este caso, el camino que Dios elige para San José, también estaría en contradicción con la mentalidad circulante: es el misterio del "no protagonismo", del "desaparecer", "estar en la sombra", del "no reconocimiento". San José nos enseña a ser simplemente "instrumentos de Dios", "siervos de Dios". Hoy comienza el pontificado de nuestro papa, que ha elegido el nombre de Francisco (el último de los últimos), pedimos para que sea un pontificado guiado por Dios y nos guíe por el camino de la Fe, y la humildad .

viernes, 15 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 15 de marzo

Jn 7,1-2.10.25-30: En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas. Después que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: - «¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene.» Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: - «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él me ha enviado.» Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora. Cuando lees el evangelio de hoy, podría pensarse que Jesús es un cobarde. Sin embargo, el mismo evangelio da la razón por la que no iba a Jerusalén: todavía no había llegado su hora. Muchas veces, nos desespera la paciencia de Dios, que parece que no actúa, que no escucha. Sin embargo, las cosas suceden cuando tienen que suceder, en el momento correcto. El nacimiento de Jesús se produjo muchos miles de años después del anuncio del envío del Mesías. Hay cosas que van despacio porque implica un cambio de corazón. Aprendamos de la paciencia de Dios, que no deja de actuar cambiando los corazones y preparándolos para Jesús.

jueves, 14 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 14 de marzo

Jn 5,31-47: En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: - «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis. Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése si lo recibiréis. ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a mis palabras?» Sigue el discurso apologético de Jesús contra sus acusadores. Él no se anuncia a sí mismo, sino que anuncia al Padre, del cual Él es el enviado. Los acusa de no creer en Dios, incluso los acusa de no estar en comunión con Moisés, del cual se sienten herederos. Han convertido la fe en Dios en una serie de normas, ritos y acciones, pero sin creer en Dios. Son mis duras las palabras de Jesús, que también a nosotros, 2000 años después, nos interrogan y nos dan luz en nuestro camino de conversión. Si estamos considerando nuestra vida cristiana como una serie de ritos, normas y acciones que hay que hacer y evitar otras. O si estamos considerando nuestra vida cristiana como un camino donde seguimos al Enviado de Dios, su Hijo, el Primogénito que nos marca el camino. El camino se empieza a hacer tortuoso y cuesta arriba. Estamos llegando a Jerusalén y Jesús dará la vida por nosotros. ¿Seremos capaces de llegar hasta el final, o nos refugiaremos en nuestros rezos, ritos y normas pensando que con eso "convenceremos a Dios"?

miércoles, 13 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 13 de marzo

Jn 5,17-30: En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: - «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo.» Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: - «Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.» El texto de hoy es largo y podríamos sacar muchas ideas. Yo sólo me quedo con una. En todo momento Jesús se sitúa como un enviado, como un "mandado". Únicamente hace la voluntad del Padre. No por ello ha perdido su libertad, más bien, al revés, su libertad la orienta al bien y a la voluntad del Padre. Podemos aprender de Jesús esta actitud de escucha, disponibilidad, de ser instrumentos y enviados de Dios. Nuestra vida tiene un sentido en cuanto Dios tiene una "misión" para cada uno de nosotros.

martes, 12 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 12 de marzo

Jn 5,1-3.5-16: En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: - «¿Quieres quedar sano?» El enfermo le contestó: - «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado.» Jesús le dice: - «Levántate, toma tu camilla y echa a andar.» Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: - «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla.» Él les contestó: - «El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar.» Ellos le preguntaron: - «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?» Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: - «Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.» Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado. El evangelio de hoy termina con esta expresión: "por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado". En cuanto escuché el evangelio hace un ratito, se me grabó y me interrogó esta oración. El sábado era el día del descanso y el día de la oración, pero también el día de la comunidad. Está claro que los líderes religiosos habían deformado las obligaciones, derechos y deberes para ese día, de manera que más que una liberación del trabajo se convertía en una carga. Los cristianos celebramos también un día con las mismas características, en este caso, en el primer día de la semana, dado que es el día de la resurrección del Señor: el domingo. Del horizonte del domingo ha desaparecido la dimensión de día del Señor y solamente nos quedamos con el día del descanso, día de la naturaleza, día de la familia... Cuando perdemos este horizonte, se pierde el sentido al mismo día. Como le pasaba a los judíos que lo importante era no trabajar y no alabar a Dios. Podemos preguntarnos que es lo que hacemos el domingo. ¿Dios entra en este horizonte?. Fíjate que en este sociedad tan materialista, tan competitiva, es más necesario que nunca un momento a la semana para encontrarnos con Dios en la comunidad reunida entorno a Él en la celebración de la Eucaristía. La semana tiene 10.080 minutos, y 168 horas. ¿No tienes 45 minutos a la semana para dedicarselo a Él?. ¿No tienes nada que agradecer al Señor para unirnos en la celebración de la Eucaristía (=acción de gracias)? Según el prefacio de la misa, nuestra acción de gracias a Dios es: justo, necesario, deber y salvación. Y otro detalle que me llamó la atención: Jesús "hace tales cosas en sábado"=domingo. Si no nos ponemos a tiro, Dios no podrá hacer en ti. Si no salimos a coger sol, no nos ponemos morenos.

viernes, 8 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 8 de marzo

Mc 12,28b-34: En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: - «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús: - «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.» El escriba replicó: - «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: - «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. Ayer veíamos como Jesús nos invita a estar con Él, el que no estuviera, estaría en contra. El seguimiento de Jesús implica el todo por el todo, no reservarnos nada. Amarlo con todo el corazón, con toda el alma. No espera menos, y no debemos aspirar a menos. Si queremos a alguien, le entregamos toda nuestra vida y no nos estamos planteando si le vamos dando a cuentagotas, trocitos de nuestro corazón. Y siempre es un arriesgarse, un apostar por la otra persona, creer en el otro. Cuesta ese salto porque la otra persona no la conozco del todo, no estoy en sus pensamientos, sentimientos, sé lo que me dice y comparte conmigo; y por tanto, siempre puede estar la sombra de la traición. Sin embargo, esta sombra no pasa con Dios. Podemos entregarnos totalmente en sus manos, que Él no nos traiciona. Que en este tiempo de Cuaresma nos sirva para purificar nuestra FE y nuestro amor a Dios sin reservas. Ello hará que ese amor sea también para el prójimo de una manera totalmente nueva.

jueves, 7 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 7 de marzo

Lc 11,14-23: En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: - «Si echa los demonios es por arte de Belcebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. El, leyendo sus pensamientos, les dijo: - «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belcebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belcebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.» El que no está conmigo, está contra mí. Duras palabras del Maestro. Con Él no valen las medias tintas. No vale lo que hacemos nosotros en muchos ámbitos "un pie dentro y otro fuera". Ya lo dice la Escritura en Apocalipsis, "no eres frío ni caliente, te voy a vomitar". Cuando estamos en esa dinámica, estamos contra Él. En este tiempo de Cuaresma y en este año de la FE, el Señor nos invita a "vivir el Evangelio", a estar con Él. Los discípulos lo dejaron todo para estar con Él. Estar con Él implica una actitud orante, pero también una actitud de disponibilidad a ser conducido por el Espíritu. Estar con Él implica renunciar a nuestras "cosas", entendiendo por ésto, nuestras ilusiones, proyectos. Ahora todo queda en un segundo o tercer plano, para cobrar protagonismo sólo Él. Él es el "fuerte", por eso es nuestro bien, nuestra salvación dejarlo todo por Él. Lo contrario sería dejar la casa libre para que entren los ladrones. ¿Preferimos a los ladrones...?, o ¿lo preferimos a Él?. Que el Espíritu nos vaya empujando para seguirle a Él.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 6 de marzo

Mt 5,17-19: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - «No creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.» Pienso en la sociedad en la que vivirmos. Por un lado, se cuestionan todas las leyes que vienen de antiguo, algunas por desfasadas y otras por no saber su sentido. Sin embargo, en otro espectro de la sociedad, se dedican simplemente a aceptar estas leyes, tradiciones, cultura, porque es una herencia. Sin embargo, en el evangelio de hoy, Jesús se nos presenta como aquel "cumplidor" de la Ley hasta las últimas consecuencias. Esta expresión la entiendo en dos sentidos: 1) en cuanto que cumple todos y cada uno de las letras, tildes y profecías del Antiguo Testamento. No hay que ver esto como algo meramente jurídico. O simplemente como el famoso "cumplimiento". Lo que estamos diciendo es que Jesús es el que anunciaron las Escrituras, el que el pueblo de Israel estaba esperando. El Mesías enviado por Dios. El Salvador. También lo podemos ver en nuestra vida. Hay continuidad entre el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Para nosotros, ¿es Jesús el esperado, o todavía buscamos a otro que nos salve o libere? 2) en cuanto que es capaz de llegar hasta las entrañas de la Ley y no quedarse en lo exterior y material. Es capaz de sintetizar e interpretar el verdadero sentido de las Escrituras, que está en el Amor. ¿Nos seguimos quedando en el cumplimiento? En este año de la FE, miremos a Jesús, es siempre para nosotros el camino, la verdad y la vida.

martes, 5 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 5 de marzo

Mt 18,21-35: En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: - «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?» Jesús le contesta: - «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo, " El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré" Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.» Leyendo a este evangelio entiendo aquella expresión de Jesús: el que quiera seguirme cargue con su cruz; hay que morir para ganar la vida. El perdón no es un sentimiento que se consigue de un día a otro. Precisamente éste es uno de los puntos más difíciles de vivir del evangelio. Muchos cristianos alardean de no perdonar, de no bajarse del burro, de no dar el brazo a torcer. Estarían viviendo otro evangelio paralelo o apócrifo...Y es que estarían construyendo su vida cristiana sobre el resentimiento y el rencor, justo lo contrario del mandamiento principal y primero que es el amor. Sin embargo, para perdonar hay que renunciar a uno mismo, a los sentimientos, a la memoria, a la razón. Y ésto no es una espiritualidad barata, un espiritualismo, sino ésta es una consecuencia del amor. Sólo podremos conseguir este perdón sincero y de corazón, si nos abandonamos en Dios. Sólo Dios, amor infinito, sin límites y condiciones, amor en "mayúscula", puede darnos a nosotros la capacidad de superar nuestra inercia a guardar todo lo malo para amar al otro. El modelo lo vemos en Jesús, "aparta de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya"; "a tus manos encomiendo mi espíritu".

viernes, 1 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 1 de Marzo

Mt 21,33-43.45-46: En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: -«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» Le contestaron: -«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.» Y Jesús les dice: -«¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.» Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta. Dicen que en España hay una nueva generación de jóvenes que se le ha apodado "la generación ni-ni", es decir, ni estudian - ni trabajan. Cuando escuché esta mañana el evangelio, me vino en seguida a la mente esta expresión. Considero que entre los cristianos abundamos los ni-ni, ni damos ejemplo, ni profesamos nuestra fe, ni evangelizamos. Simplemente somos cristianos "en paro". La llamada de Jesús en el evangelio de hoy nos debe mover a no ser conformistas, a ser trabajadores de la viña del Señor. Es la consecuencia lógica de haber conocido a Jesús. Es algo tan grande, tan maravilloso, tan impresionante, que no me lo puedo callar. Si no llevamos el mensaje, es que a lo mejor no lo hemos conocido. Por eso, la sociedad está llena de cristianos ni-ni, ni lo conocen, ni hablan de Él. Este tiempo de Cuaresma en el año de la FE, sea un tiempo para conocerlo mejor y poderlo comunicar.