jueves, 28 de febrero de 2013

Acción de gracias por el ministerio de Benedicto

Esta tarde celebraremos una Eucaristía de acción de gracias por el ministerio de Benedicto XVI. Por ello, quiero difundirles este artículo que me enviaron en los días posteriores a la renuncia y que me parece fantástico. Que nos de luz en nuestro caminar. Está sacado de esta página: http://oehd.wordpress.com/2013/02/12/siempre-renuncias-benedicto/ ¡Siempre renuncias, Benedicto! . La verdadera causa de la renuncia del Papa. Tengo 23 años y aún no entiendo muchas cosas. Y hay muchas cosas que no se pueden entender a las 8:00am cuando te hablan para decirte escuetamente: “Daniel, el papa dimitió.” Yo apresuradamente contesté: “¿Dimitió?”. La respuesta era más que obvia, “Osea renunció, ¡Daniel, el papa renunció!” El Papa renunció. Así amanecerán sin fin de periódicos mañanas, así amaneció el día para la mayoría, así de rápido perdieron la fe unos cuantos y otros muchos la reforzaron. Y que renunciara, es de esas cosas, que no se entienden. Yo soy católico. Uno de tantos. De esos que durante su infancia fue llevado a misa, luego creció y le agarró apatía. En algún punto me llevé de la calle todas mis creencias y a la Iglesia de paso, pero la Iglesia no está para ser llevada ni por mí, ni por nadie (ni por el Papa). En algún punto de mi vida, le volví a agarrar cariño a mi parte espiritual (muy de la mano con lo que conlleva enamorarse de la chavita que va a misa, y dos extraordinarios guías llamados padres), y así de banal, y así de sencillo, recontinué un camino en el que hoy digo: Yo soy católico. Uno de muchos, si, pero católico al fin. Pero así sea un doctor en teología, o un analfabeta de las escrituras (de esos que hay millones), lo que todo mundo sabe es que el Papa es el Papa. Odiado, amado, objeto de burlas y oraciones, el Papa es el Papa, y el Papa se muere siendo Papa. 

Por eso hoy cuando amanecí con la noticia, yo, al igual que millones de seres humanos..nos preguntamos ¿porqué?. ¿Porqué renuncia señor Ratzinger?. ¿Le entró el miedo?. ¿Se lo comió la edad?. ¿Perdió la fe?. ¿La ganó?. Y hoy, después de 12 horas, creo que encontré la respuesta: El señor Ratzinger, ha renunciado toda su vida. Así de sencillo. El Papa renunció a una vida normal. Renunció a tener una esposa. Renunció a tener hijos. Renunció a ganar un sueldo. Renunció a la mediocridad. Renunció a las horas de sueño, por las horas de estudio. Renunció a ser un cura más, pero también renunció a ser un cura especial. Renunció a llenar su cabeza de Mozart, para llenarla de teología. Renunció a llorar en los brazos de sus padres. Renunció a teniendo 85 años, estar jubilado, disfrutando a sus nietos en la comodidad de su hogar y el calor de una fogata. Renunció a disfrutar su país. Renunció a tomarse días libres. Renunció a su vanidad. Renunció a defenderse contra los que lo atacaban. Vaya, me queda claro, que el Papa fue un tipo apegado a la renuncia. Y hoy, me lo vuelve a demostrar. Un Papa que renuncia a su pontificado cuando sabe que la Iglesia no está en sus manos, sino en la de algo o alguien mayor, me parece un Papa sabio. Nadie es más grande que la Iglesia. Ni el Papa, ni sus sacerdotes, ni sus laicos, ni los casos de pederastia, ni los casos de misericordia. Nadie es más que ella. Pero ser Papa a estas alturas del mundo, es un acto de heroísmo (de esos que se hacen a diario en mi país y nadie nota). Recuerdo sin duda, las historias del primer Papa. Un tal..Pedro. ¿Cómo murió? Si, en una cruz, crucificado igual que a su maestro, pero de cabeza. 

Hoy en día, Ratzinger se despide igual. Crucificado por los medios de comunicación, crucificado por la opinión pública y crucificado por sus mismos hermanos católicos. Crucificado a la sombra de alguien más carismático. Crucificado en la humildad, esa que duele tanto entender. Es un mártir contemporáneo, de esos a los que se les pueden inventar historias, a esos de los que se les puede calumniar, a esos de los que se les puede acusar, y no responde. Y cuando responde, lo único que hace es pedir perdón. ‘Pido perdón por mis defectos’. Ni más, ni menos. Que pantalones, que clase de ser humano. Podría yo ser mormón, ateo, homosexual y abortista, pero ver a un tipo, del que se dicen tantas cosas, del que se burla tanta gente, y que responda así..ese tipo de personas, ya no se ven en nuestro mundo. Vivo en un mundo donde es chistoso burlarse del Papa, pero pecado mortal burlarse de un homosexual (y además ser tachado de paso como mocho, intolerante, fascista, derechista y nazi). Vivo en un mundo donde la hipocresía alimenta las almas de todos nosotros. Donde podemos juzgar a un tipo de 85 años que quiere lo mejor para la Institución que representa, pero le damos con todo porque “¿con qué derecho renuncia?”. Claro, porque en el mundo NADIE renuncia a nada. A nadie le da flojera ir a la escuela. A nadie le da flojera ir a trabajar. Vivo en un mundo donde todos los señores de 85 años están activos y trabajando (sin ganar dinero) y ayudan a las masas. Si, claro. Pues ahora sé Señor Ratzinger, que vivo en un mundo que lo va a extrañar. En un mundo que no leyó sus libros, ni sus encíclicas, pero que en 50 años recordará cómo, con un simple gesto de humildad, un hombre fue Papa, y cuando vio que había algo mejor en el horizonte, decidió apartarse por amor a su Iglesia. Va a morir tranquilo señor Ratzinger. Sin homenajes pomposos, sin un cuerpo exhibido en San Pedro, sin miles llorándole aguardando a que la luz de su cuarto sea apagada. Va a morir, como vivió aún siendo Papa: humilde. Benedicto XVI, muchas gracias por renunciar. – Sólo quiero pedir mi más humilde y sincera disculpa, si alguien se sintió ofendido o insultado con mi artículo. Considero a cada uno (mormones, homosexuales, ateos y abortistas) como un hermano mío, ni más, ni menos. Sonrían, que vale la pena ser feliz.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 27 de Febrero

Mt 20,17-28: En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: - «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.» Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: - «¿Qué deseas?» Ella contestó: - «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.» Pero Jesús replicó: - «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?» Contestaron: - «Lo somos.» Él les dijo: - «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a su izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.» Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: - «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.» En el evangelio de hoy, hay una alusión a la autoridad como servicio, del cual, algo contemplamos ayer. Hoy me quedo conmocionado por la pregunta de Jesús: "¿Sois capaces de beber el caliz que yo he de beber?". Beber el mismo cáliz significa tener la misma suerte o el mismo destino. Esta pregunta sigue siendo nuestra piedra de toque, uno de los puntos del evangelio que no terminamos de aceptar. En esta Cuaresma nos vamos preparando para la Pasión y Muerte del Señor, como una contemplación muy piadosa que podemos hacer. Pero seguramente no nos preparamos para correr la misma suerte, el mismo destino. Es decir, no nos preparamos para la "gran prueba de nuestra FE", que es la ofrenda total de mí mismo. Y éste es el acto mayor de FE que podamos dar. Cuando empiezan las dificultades, queremos abandonar y tirar la toalla. Queremos que todo sea un camino de rosas. Pero no nos olvidemos que antes de la flor, el tallo está lleno de espinas. No es que Dios sea malo y masoquista y quiera nuestro sufrimiento. No es eso. Por un lado, el camino de la cruz, es en parte un misterio. Por otro lado, este camino es el que posibilita la purificación de nuestra FE y seguimiento del Señor. Cuando no tenemos otros apoyos, que en definitiva, el mayor apoyo es nuestro amor propio y egoísmo-soberbia. ¿Somos capaces de beber el mismo cáliz del Señor? Que el Señor nos vaya alimentando de tal manera que seamos capaces de nuestro martirio (testimonio).

martes, 26 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 26 de Febrero

Mt 23,1-12: En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: -En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame «maestro». Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Anoche empecé a leer el libro LUZ DEL MUNDO, que tenía en la mesa de noche, pero dada la renuncia de nuestro Papa, interrumpí el libro que leía para leer éste. Tenemos unos días para darle gracias muy profundamente a Dios por el testimonio del Papa Benedicto. Comenzó en medio de una gran polémica mediática, sin embargo, su actitud era la del siervo de Yahvéh o los "anawin". Dijo desde el balcón: "soy un humilde trabajador de la viña del Señor". Y con esa humildad que llegó, se va ahora sin hacer ruido. Mejor dicho, ha hecho un ruido enorme, ha causado un revuelo mediático formidable. Y es que su testimonio de coherencia y humildad ha calado en todos los diarios y rotativos del mundo. Hasta los enemigos más encarnizados han terminado alabando su actitud. Y mira por donde, que las voces discordantes en esta renuncia han estado en algunos hombres de Iglesia. Tenemos que dar gracias a Dios, porque nos ha bendecido con unos Papas en los cuales hemos visto reflejado la coherencia, el sacrificio, la humildad, la FE, la esperanza, la alegría... Sin embargo, miramos a nuestro alrededor y vemos que no tenemos líderes coherentes, que brillen por su sacrificio y sobre todo, POR SER SERVIDORES. Es hora de dejarnos de polémicas (buey y mula) y aprovechar el vasto magisterio que nos ha dejado Benedicto, para confirmarnos en nuestra fe.

viernes, 22 de febrero de 2013

Comentario al Evangelio al 22 de Febrero

Mt 16,13-19: En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.» Permíteme que hoy añada un texto de José Luis Martín Descalzo llamado INABARCABLE, que nos suscita la pregunta sobre quién es jesús para mi. «¿Quién es este por quien tantos han muerto, a quien tantos han amado hasta la lo- cura, de quien tantos han abusado para imponer sus dogmas personales y sus intereses? Desde hace dos mil años, su nombre ha estado en boca de millares de mártires y también -iay!- en boca de asesinos más o menos legales. Su doctrina inflamó el corazón de san Francisco de Asís y también -¡ay!-las hogueras de la intolerancia. Discípulos suyos se llamaron los santos, que abandonaron todo para seguirle, y discípulos suyos nos llamamos quienes hemos logrado -¡por fin!- compaginar su amor con el dinero. En su fe se inspira la monjita que en África abraza a los leprosos y en su fe creen inspirarse algunos que hoy toman la metralleta guerrillera y revolucionaria. A Él invocan el monje trapense que renuncia hasta a ser propietario de su palabra y el especulador que se santigua con gesto mecánico antes de festejar su último triunfo bolsístico. ¿Quién es, quién es este personaje que cruza de medio a medio la historia como una espada ardiente y que produce frutos tan opuestos de amor o de sangre, de entrega o de violencia, de locura o de vulgaridad ¿Quién es y qué hemos hecho de Él, cómo hemos usado o traicionado su voz, qué jugo misterioso o maldito hemos sacado de sus palabras? ¿Es fuego u opio? ¿Es bálsamo que cura, espada que hiere o morfina que amodorra ¿Quién es? ¿Quién es? Pienso que el hombre que no ha respondido a esta pregunta puede estar bien seguro de que aún no ha comenzado a vivir y de que no es digno de pisar sobre la tierra que esa su sombra cruza para bendición o terror. (...) Albert Schweitzer ha llegado a afirmar que todos cuantos han tratado de contar la vida de Jesús han terminado contando la de «su» Jesús y proyectando sus preocupaciones religiosas y las de su generación sobre la verdadera historia del carpintero de Nazaret. Pero ¿es que esa verdadera historia es posible? ¿No será Cristo como un prisma con demasiadas caras, tantas que nunca será abarcable por un hombre en una sola vida humana y aun por toda una generación? (...) Y..., sin embargo, habría que buscar, habría que bajar a ese pozo. ¿Con la esperanza de llegar a entenderle? No, no; sabemos de sobra que nunca llegaremos a eso. La historia de veinte siglos nos enseña que todos cuantos han querido acercarse a Cristo con sus inteligencias siempre se han quedado a medio camino. Pasó ya así cuando Él vivía. Los que estaban a cada hora a su lado tampoco le entendían. Les desbordaba. Un día les parecía demasiado Dios, otro demasiado hombre. Le miraban, querían entender su misterio. y lograban admirarle, amarle incluso, pero nunca entenderle (...). Y, sin embargo, Él es la gran pregunta que todo hombre debe plantearse, aun con la seguridad de que toda respuesta quedará a medio camino (...) Quizá la suma de todos nuestros afanes por entenderle se parezca un poco a su rostro verdadero: el rostro santo que nos hace saber que sigue valiendo la pena de ser hombre, el rostro de la santa humanidad de nuestro Dios.»

jueves, 21 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 21 de Febrero

Mt 7,7-12: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.» Algunas veces hemos demonizado la oración de petición. Y hoy es el mismo Señor el que la recomienda. Igual que en el Padrenuestro, Jesús quiere trasladarnos a nosotros el espíritu de los "anawin", los pobres de Yahvéh. Es una de las bienaventuranzas, "dichosos los pobres en el espíritu...". Y hoy en la primera lectura, contemplamos una hermosa oración de petición de la reina Ester, intercesión por el pueblo que iba a ser castigado. En el Antiguo Testamento y en el Nuevo, vemos también muchas oraciones de petición-intercesión sobre el pueblo, entre ellos el mismo Jesús en la última noche, la llamada "oración sacerdotal". (cf. Jn 17) Intentemos tener la actitud de los pobres de Yahvéh, la de aquellos que sólo tienen en su corazón a Dios y como un "mendigo", le piden a Dios el pan nuestro de cada día para todos.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 20 de Febrero

Lc 11,29-32: En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús y él se puso a decirles: -Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del Hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esa generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás. Estamos en una sociedad técnica y científica, donde sólo se toma por verdadero aquello que es cuantificable, demostrable, experimentable. Fruto de esta mentalidad, hoy en día se cuestiona la existencia de Dios. Los mismos cristianos, continuamente exigimos signos para creer. Esta exigencia no es condición de la fe. La fe, sin embargo, exige un salto en el vacío, un cierto misterio, un "confiar" en definitiva. La fe es un movimiento hacia fuera. Es una respuesta a Dios. Y ya Dios nos ha dado suficientes signos. ¿Qué más signo necesitamos que la Creación, la Naturaleza? ¿Qué más signo necesitamos que el milagro de la vida? ¿Qué más signo necesitamos que la vida de Jesús? ¿Qué más signo necesitamos que la entrega de Jesús por amor? ¿Qué más signo necesitamos que el testimonio de los mártires? ¿Qué más signo necesitamos que la fe de muchas personas? ¿Qué más signo necesitamos que la EUCARISTÍA? Si seguimos exigiendo signos, nuestra fe no crecerá. Es como cuando un adolescente continuamente espera que su madre le haga todo. Así no crece y madura. Nuestra fe, simplemente exige de nosotros que CREAMOS y nos dejemos de pruebas y demostraciones. Dios no se demuestra, es EVIDENTE. Si Dios no existiera, no existiéramos nosotros.

martes, 19 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 19 de Febrero

Mt 6,7-15: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -Cuando recéis no uséis muchas palabras como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis. Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas. Hemos comenzado el camino de la Cuaresma. Es un camino que hacemos conjuntamente, no sólo cada uno en particular. En el evangelio de hoy Jesús nos enseña el padrenuestro. Es nuestra oración, la oración más profunda, la más evangélica, el resumen de nuestra fe. Oración que muchas veces se ha trivializado y que rezamos mucho, pero no la oramos tanto... Quisiera fijarme solamente en dos detallitos. En primer lugar la oración del padre nuestro es una oración comunitaria, de intercesión. Igualmente, muchos cantos de la Cuaresma, se habla de "pueblo" y no de la individualidad de cada uno. Está claro que en la Cuaresma tiene que haber una respuesta personal al Señor con la conversión del corazón. Pero no hemos de perder la perspectiva que lo hacemos como "pueblo de Dios". Estamos todos en marcha, todos nos ayudamos a todos y nos corregimos. Últimamente se ha reducido a la fe a algo puramente subjetivo y privado. Sin embargo, la fe es algo público y comunitario. La fe nos invita a compartirla. En este tiempo de Cuaresma, pensemos lo que tenemos que cambiar para vivir "con el otro", "para el otro", "desde el otro". También quisiera fijarme en que en el padrenuestro, Jesús nos introduce en su misma relación filial, de manera que al Creador lo "tratamos de TÚ". Fíjate que en nuestras relaciones humanas, buscamos los honores, los puestos, las distinciones, el saber estar...y sin embargo, vemos como es Dios el que se ha "abajado", de manera que lo podamos sentir cercano a nosotros, "tan cierto como el aire que respiro" (como diría la canción). Que encontremos en la oración del Padrenuestro la oración para dirigirnos a Dios como sus hijos queridos, con toda confianza, unidos a todos los hombres, y nos de fuerza y luz para luchar por la salvación integral de todos.

viernes, 8 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 8 de Febrero

Mc 6,14-29: En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: -«Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él.» Otros decían: -«Es Elías.» Otros: -«Es un profeta como los antiguos.» Herodes, al oírlo, decia: -«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.» Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven: -«Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró: -«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: -«¿Qué le pido?» La madre le contestó: -«La cabeza de Juan, el Bautista.» Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: -«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.» El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron. En el Evangelio de hoy, como si fuera un sandwich, o un paréntesis, el protagonista parece no ser Jesús, aunque siempre lo es. Se narra la muerte de Juan Bautista. El evangelista quiere pre-anunciar como será la muerte también de Jesús y la de los seguidores de Jesús. Ya Juan lo había anunciado, "conviene que mengüe". Su misión es preparar el camino del Señor, menguar cuando llegue el Señor para que brille él. Igualmente nos puede pasar a nosotros, afanados en brillar, en ser tenidos en cuenta. Y muchas veces pasa que cuanto más brillamos nosotros, más empañamos el brillo del Señor. Cuando queremos contemplar las estrellas por la noche, tenemos que apagar las luces de las casas, si no el reflejo no permite verlas con toda la claridad.

jueves, 7 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 7 de febrero

Mc 6,7-13: En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: -«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. "No llevéis nada". ¿Entonces, que necesitamos para llevar el mensaje?. Esta pregunta me recuerda a muchas afirmaciones de laicos que se sienten incapaces, porque no saben hablar, porque no tienen grandes conocimientos... El problema es que hemos desplazado del apostolado lo central de lo corolario y viceversa. Es decir, hemos desplazado el anuncio explícito de Jesús por el anuncio de la doctrina, de la moral, de los valores. Y Jesús insiste en que el "único" equipamiento del apóstol es su testimonio. Incluso, el estilo de vida debe ser como el del Maestro, es decir, vivir sencillamente. Vivir de otra manera o presentarse de otra manera, confunde el mensaje y el riesgo es que nos anunciemos nosotros y lo "otro", es decir, los accesorios. En este año de la FE, la invitación del Maestro es claramente a confiar en los medios pobres que es el nuestro testimonio personal. Claro está, hemos vivido muchos años de las rentas, de "memoria", y los mismos apóstoles no vivimos del encuentro personal del Maestro. Por tanto, vamos vacíos... Fomentemos el encuentro personal con el Maestro en la oración y en la Eucaristía.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 6 de Febrero

Mc 6,1-6: En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: -« ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: -«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando. En el evangelio de ayer, Jesús pudo hacer milagros por la fe de los destinatarios. Sin embargo, en su tierra no pudo hacer ningún milagro. Y dice el texto que estaba sorprendido de su falta de fe. Podríamos confundir la fe como la capacidad para "convencer a Dios", que satisfaga mis necesidades. Aquellos que tenían fe lo consiguieron; éstos no. Sin embargo, la fe es la puerta para recibir la gracia de Dios. En la Gomera, al abrir por la mañana las ventanas, las personas decían: "que entre la gracia de Dios". Creo que ésta es la diferencia entre la situación de ayer y la situación de hoy. Se quedaban sorprendidos de que Jesús fuera el que enseñara, por tanto, tenían prejuicios y no se abrieron a la novedad.

martes, 5 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 5 de Febrero

Mc 5,21-43: En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: -«Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.» Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la hablan sometido a toda clase de tratamientos, y se habla gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que habla salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: -«¿Quién me ha tocado el manto?» Los discípulos le contestaron: -«Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado? "» Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: -«Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.» Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: -«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?» Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: -«No temas; basta que tengas fe.» No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: -«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.» Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: -«Talitha qum» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña. En el evangelio de hoy vemos como Jesús realizó dos milagros. Son dos escenas que se interponen teniendo como hilo conductor la fe. Son dos personas que están en un momento de prueba, de una gran dificultad, y sin embargo, han superado la prueba. Me impresionan las palabras de Jesús: "no temas, basta que tengas fe". Pensemos en nuestra situación personal, en la situación pastoral en nuestra parroquia, o de la Iglesia Universal. A nivel de pastoral y de Iglesia Universal estamos en una época de cambios, de Nueva Evangelización, de experimentación, de desazón por parte de los agentes. Puede que hayamos prescindido de la FE de nuestro lenguaje, de nuestro compañero de camino en nuestro apostolado y en todas las facetas de la vida. ¿Qué hemos hecho de la fe? ¿Dónde la hemos dejado los cristianos? Esta etapa nos pide una purificación de muchas de nuestras costumbres y actividades, pero sobre todo nos pide una gran FE. Recuerda las palabras de Jesús, que se nos queden grabadas: NO TEMAS, BASTA QUE TENGAS FE. Si ésta fuera suficientemente grande o fuerte, no tendríamos miedo y tampoco tristeza y desazón.

viernes, 1 de febrero de 2013

Comentario al evangelio del 1 de Febrero

Mc 4,26-34: En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: -«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.» Dijo también: -« ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.» Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. Muchas veces, no descubrimos el Reino de Dios porque estamos esperando acontecimientos espectaculares, llamativos. Pero resulta que el Verbo de Dios se ha encarnado. Eso quiere decir, que toda la realidad me habla de Dios y de su Reino. Por tanto, la forma de actuar de Dios es en la cotidianeidad, en lo sencillo y humilde. Nada más sencillo y humilde que una semilla, pero, sin embargo, en su interior hay un germen de vida. Así es Dios, quizá está más presente de lo que pensamos y de lo que reclamamos muchas veces. Dios siempre "está trabajando", no descansa. Y el Reino de Dios se está manifestando continuamente. Todo lo que a nuestro alrededor vemos de justo, amable, de entrega, sacrificio, amor...es obra de Dios. Nos toca colaborar con esa semilla que tenemos en nuestro corazón, para que crezca y se manifieste. Nos toca también adorar y contemplar la obra de Dios.