lunes, 28 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 28 DE FEBRERO DE 2022

 Mc 10,17-27: Vende lo que tienes y sígueme.


En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».

Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:

«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».


Me conmueve la historia del “joven rico”. Como viene a Jesús con toda sus ganas, sus deseos de seguirle…

Me conmueve la mirada que le hace Jesús cuando le va a anunciar lo más importante: una cosa te falta…El texto dice “se quedó mirándolo, lo amó y le dijo”. Me parece que aquí está la clave del texto. Jesús lo miró con inmensa ternura. Pero esta persona no supo dejarse mirar. No captó la ternura de la mirada de Jesús. Era una mirada de amor, no de inquisición, no una mirada juzgadora, como muchas veces atribuimos a Dios.


Me conmueve la tristeza de esa persona. No es capaz de seguir las indicaciones de Jesús. ¡Cuántas veces, me pasa lo mismo, apegado a las cosas y las situaciones, soy incapaz de seguir al Señor!.

Sin embargo, intento seguir con el Señor, para que Él me vaya dando libertad. Esta persona, se fue triste. Y como dije antes, tenía un concepto de Jesús muy elevado, de alguien exigente, de un maestro, y no del Dios con nosotros, que está para ayudarnos a caminar, a desprendernos…


Lo que sigue en el evangelio también me conmueve tremendamente. Jesús, entiendo que fruto de la tristeza que también a Él le embarga, lanza una afirmación que deja estupefactos a los apóstoles. Y quiero dar a notar, que Jesús queda afectado por esta persona que no fue capaz de dejarse ayudar. Se fue con su tristeza. Y Jesús se quedó triste, por no poder hacer nada. 


No miremos al Señor como alguien alejado a nuestras vidas, que sólo busca que cumplamos unos objetivos, sino como mi Señor, mi Maestro, mi Roca, mi Baluarte, mi Salvador, mi Amor, mi Confidente…


Pidámosle con toda la humildad, igual que el centurión, Señor quiero pero no puedo, ayúdame.

viernes, 25 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE FEBRERO DE 2022

  Mc 10,1-12: Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.


En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.

Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:

«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:

«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:

«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:

«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:

«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».



2 ideas sencillas sobre este evangelio:

1) Dios nos invita a la comunión. El proyecto de Dios es a la comunión. Él es comunión. No a la división. Hemos superado a Babel, gracias a la fuerza del Espíritu Santo. Pentecostés vuelve a darnos la oportunidad de ponernos en el proyecto de Dios y cumplir su sueño.

2) Dios no se desdice de lo que promete o regala. Dios no se arrepiente. Y lo que da, lo da de una vez para siempre. Se puede aflojar, perder, olvidar, pero la gracia de Dios y su amor siempre nos envuelve.

Lo que nos toca a nosotros es vivir de cara a ese amor y proyecto de Dios. Esa semilla sembrada en nuestros corazones, tenemos que cuidarla para que produzca fruto.

Está claro que la realidad muchas veces es dura e incluso contradice esta Palabra de Dios. Pero yo pienso...¿qué sería de un mundo que no tuviera en todos los ámbitos esperanza de volver a empezar, de reconducir, de perdonar?

Si la realidad del mundo es que las relaciones interpersonales se rompieran y no podrían recuperarse...entonces, llegaría el momento de un nuevo Babel.

Pero no, la realidad del mundo es que, incluso cuando todo se rompe, siempre hay posibilidades de empezar de nuevo, de nuevos caminos, e incluso desandar los caminos deshechos, gracias a una fuerza misteriosa interior: el Espíritu Santo.

Y esto es tan real como lo anterior y vemos ejemplos a nuestro alrededor. Pero que duda cabe, que esto último si me produce esperanza, ilusión y ganas de trabajar. Lo otro no nos produce sino desilusión y desesperanza.


Se puede complementar con este comentario al Amoris Laetitia

http://semillas.podomatic.com/entry/2016-05-19T06_56_52-07_00

miércoles, 23 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE FEBRERO DE 2022

  Mc 9,41-50: Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna".


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la "gehenna", al fuego que no se apaga.

Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la "gehenna".

Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la "gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».



Es un lenguaje duro éste del Señor en el día de hoy. Y también un lenguaje exagerado, como suele habitual en los judíos. Está claro que no nos está diciendo que nos cortemos un brazo, etc. Lo que está diciendo el Maestro es que nuestra prioridad, nuestra atención debería estar en la Gehenna. Es decir, nuestra vida tiene eco en la eternidad, y con nuestros actos y acciones estamos dirigiendo nuestros pasos hacia un destino u otro. 


Está claro que sabemos la misericordia de Dios que quiere que todos los hombres se salven. Y sabemos que Dios perdona todo y siempre. Y Jesús no nos está advirtiendo o amenazando, sino simplemente intentando que nuestras vidas sean reconducidas desde ahora hacia el camino del bien, siguiendo sus pasos. Que lo hagamos ahora y no esperemos a más adelante, o al final, porque Dios es bueno. 


La salvación no es solamente en el último día, porque podemos estar viviendo como salvados o como viviendo sin ningún sentido.

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE FEBRERO DE 2022

  Mc 9,38-40: El que no está contra nosotros está a favor nuestro.


En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:

-Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.

Jesús respondió:

-No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.


Tengo que limpiar mi mirada para no ver al mundo y a los otros como rivales. ¿Podemos decir que sólo nosotros somos "los nuestros". Es como sí en nuestra casa, como estamos siempre cerca de nuestros padres o los ayudamos más, o les hacemos más caso, pretendemos pensar que ellos nos quieren más a nosotros y no quieren al hijo que les salió rebelde. Tenemos la demostración en la parábola del padre misericordioso o del hijo pródigo.
Para Dios, todos somos su pueblo, su rebaño. Y Él hace sale el sol sobre buenos y malos. Él derrama su gracia por todo el mundo.
No nos cerremos, muchas veces nuestro mundo es nuestro grupo. Abrámonos al otro. El otro no es un rival sino un hermano.

lunes, 21 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 22 DE FEBRERO DE 2022

 Mt 16,13-19: Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos.


En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: 

-«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» 

Ellos contestaron: 

-«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» 

Él les preguntó: 

-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» 

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: 

-«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» 

Jesús le respondió:

-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»


Celebramos la cátedra de San Pedro , una fiesta que nos diferencia de nuestros hermanos cristianos.


Celebrar la cátedra es celebrar a un hermano, servidor de todos que ha sido puesto con la impresionante responsabilidad de sostenernos, iluminarnos y guiarnos hasta Jesús. Jesús le dio las llaves del Reino de los cielos, es decir, el poder de decisión. Pero teniendo en cuenta que el Papa no es el dueño de la Iglesia, sino su servidor, un instrumento de Jesús. Por ello, este poder no se usa para elegir el camino, que en una consideración ponderada pudiera descubrir, sino en el camino trazado por Dios. Y sólo él tiene esa responsabilidad, aunque tiene instrumentos para ayudarle en esta labor (sínodo de los obispos, colegio de cardenales, dicasterios, etc) 


Es un día para pedir intensamente por el Papa, sucesor de Pedro. 

Pidamos por el Papa, para que no se sienta solo al ser él el que tiene que decidir, sino que sienta que toda la Iglesia está orando por él.

Pidamos por el Papa para que elija el querer de Dios. 

Pidamos por el Papa para que no desfallezca su fe. 

Pidamos por el Papa para que no sucumba a la tentación del diablo.

Pidamos por el Papa para nos sostenga en la esperanza.

Pidamos por el Papa para que nos anime en la caridad.


En el evangelio de hoy, vemos como, ante la pregunta de Jesús, Simón Pedro tomó la palabra. Jesús asegura que la fuerza de la afirmación de Pedro radica en que eso le vino de arriba. 


Jesús no eligió a Pedro por sus cualidades, porque dieran el perfil, sino eligió a Pedro, para que nos convenciéramos de que el poder está en la unión con Jesús.


Igualmente con el Papa, podremos ser más cercanos o partidarios en su forma de hacer las cosas, en sus palabras, en sus escritos, en sus decisiones. O podemos no estar de acuerdo. Sin embargo, la clave está en que “dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo” . Ahí está la dicha, y también nuestra confianza, en que el Espíritu estará siempre. 

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 21 DE FEBRERO DE 2022

 Mc 9,14-29: Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe.


En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.

Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo.

Él les preguntó:

«¿De qué discutís?».

Uno de la gente le contestó:

«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».

Él, tomando la palabra, les dice:

«¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».

Se lo llevaron.

El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.

Jesús preguntó al padre:

«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».

Contestó él:

«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».

Jesús replicó:

«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».

Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:

«Creo, pero ayuda mi falta de fe».

Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:

«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».

Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.

El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.

Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.

Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:

«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?».

Él les respondió:

«Esta especie solo puede salir con oración».



"Esta especie sólo puede salir con oración". De nuevo, Jesús nos da una lección. Hemos perdido fe, confianza o motivación para la oración, y Jesús, después de una obra extraordinaria y bastante espectacular (la forma como salió el espíritu inmundo) nos dice que con la oración es posible.

Bien lo decía San Agustín: La oración es la fortaleza del hombre, y la debilidad de Dios. Es la fortaleza del hombre porque la oración puede ser transformaste. En la oración, dejamos que el Espíritu Santo nos transforme. En la oración, pedimos verlo todo con los ojos de Dios, de la fe. Es bueno llevarlo todo a la oración: María meditaba todo en su corazón. Así le daremos el justo valor a todo.

No pensemos que perdemos el tiempo, ¡hay tantas situaciones por las que orar y mucho! (como intercesión)

Seamos la voz de los que no tienen voz.

Seamos la fortaleza de los débiles.

Seamos la compañía de los que están solos.

Seamos el alimento de los que tienen hambre.

Seamos el consuelo de los tristes.

Seamos la paz de los que están angustiados.

Seamos ....

viernes, 18 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 18 DE FEBRERO DE 2022

 Mc 8,34-9,1: El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará


En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».

Y añadió:

«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».



Perder la vida, ganar la vida. Cuando oímos esta palabra seguramente tendremos en mente otro contenido que cuando nos lo está diciendo Jesús.


Hoy en día, ganar la vida es triunfar, ser querido, tener buena casa, buen coche, dinero, buenos hijos. Totalmente opuesto a Jesús. Démonos cuenta que Jesús en ese contexto perdió la vida. La inversión de valores…o la nuestra.


Perder la vida es renunciar a sí mismo, renunciar a sus valores, renunciar a sus horarios, renunciar a los propios gustos, salir de la zona de confort. Lo hacemos no por mortificarnos, sino por seguirle a Él, como vemos que hicieron los apóstoles. 


Ahí está la clave, es renunciar a ciertas cosas, opciones, caminos, gustos, por Él y el evangelio (que sea buena noticia para el resto).


Es que la vida no nos pertenece, dado que no nos damos la vida. La vida la vivimos, la administramos. Y vivir en el evangelio es servir, entregarse, darse, amar. 

miércoles, 16 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 17 DE FEBRERO DE 2022

Mc 8,27-33: Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Tomando la palabra Pedro le dijo:

«Tú eres el Mesías».

Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto.

Y empezó a instruirlos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:

«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».



Siguiendo con la lectura continua, nos toca orar y contemplar la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo. Tantas veces hemos meditado este texto y nos preguntamos quién digo yo que es Jesús.


Sin embargo, no les voy a proponer esta oración hoy. Me fijo en la frase a modo de título. La Iglesia cuando coloca este título ha unido la confesión de Pedro con la afirmación de Jesús. Ha puesto juntas dos afirmaciones contradictorias, que sin embargo, en Jesús cobran cumplimiento. No es de extrañar que Pedro no lo entienda. Y yo tampoco.


Es el Mesías sufriente, el Siervo de Yahveh. El esperado de las naciones, resulta que no entra triunfalmente sino que se pone en la fila de los sufrientes. Y sin embargo, es el Mesías.


Aunque no lo entendamos, acordémonos que el camino del Mesías es el del padecimiento. Así lo sentimos más cercano, así sentimos que Él  está con nosotros. 

martes, 15 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 16 DE FEBRERO DE 2022

 Mc 8,22-26: El ciego estaba curado y veía todo con claridad

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.

Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.

Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:

«¿Ves algo?».

Levantando los ojos dijo:

«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.

Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.


Jesús cura a un ciego. Es una curación que va por partes. Dos veces tiene que ponerle las manos en los ojos. No es que se resistiera, sino que seguramente el evangelista nos habla en un contexto de catecumenado y de proceso de iluminación y curación.


Me fijo en la frase a modo de título: El ciego estaba curado y veía todo con claridad.

Es una afirmación muy clara y evidente, cuando estamos curados de la ceguera, lo vemos todo claro.

Es una curación total, sin secuelas. Así lo puede hacer Jesús también en nuestra vida. Si queremos, si le dejamos, si creemos en Él. Muchas veces, el impedimento es que no creemos que nos pueda curar del todo. Muchas veces arrastramos lo del pasado y no somos capaces de dejarlo.


El ciego al estar curado, veía todo con claridad. Siguiendo con la enfermedad del pecado, éste nos produce una ceguera, muchas veces imperceptible por la cual pensamos que vemos y en realidad lo vemos todo distorsionado. 

viernes, 11 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 11 DE FEBRERO DE 2022

 Mc 7,31-37: Hace oír a los sordos y hablar a los mudos


En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano. 


Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. 


Y mirando al cielo, suspiró y le dijo: 


«Effetá» (esto es, «ábrete»). 


Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente. 


Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. 


Y en el colmo del asombro decían: 


«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos»




Aunque vamos en el capítulo 7, podemos decir, considero que todavía estamos en los estadios iniciales de su seguimiento, conocimiento...porque todavía la gente dice “todo lo ha hecho bien”. Posteriormente se irán cansando, su lenguaje les parecerá duro y lo irán abandonando.


Este “todo lo ha hecho bien”, se refiere a las curaciones que son también profecía del Mesías por parte de los profetas. Esa frase me recuerda a la del Génesis, donde se menciona continuamente que Dios lo había hecho bien todo. 


Sin embargo, no quiero con ello decir, que cuando uno madura, ya no ve la bondad de la acción de Dios. La respuesta va variando según la etapa de maduración cristiana. Y la madurez cristiana es capaz de sentir que Dios todo lo ha hecho bien, a pesar de todo..


Pero quedémonos en la sencilla frase y en el primer estadio. Estamos enamorándonos y cautivándonos de Jesús, todo lo hace bien. Contemplemos no sólo sus curaciones, sino sus gestos y palabras. Como cogió de la mano a la suegra de Pedro, etc. No quiero que ya saltes a tu vida contemplándolo desde la bondad de la acción de Dios. Sólo contempla a Jesús. Y dale gracias a Dios por ello. 

miércoles, 9 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 10 DE FEBRERO DE 2022

  Mc 7,24-30: Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños


En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. 


Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse. 


Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. 


La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. 


Él le dijo: 


«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». 


Pero ella replicó: 


«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños». 


Él le contestó:


«Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija». 


Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.



Una lección de fe la de esta mujer. Jesús la puso a prueba y aún así, su fe no se tambaleó.

Una fe grande la de esta mujer a pesar de ser pagana. Me da ejemplo. Los hijos, al tener comida todos los días, se acostumbran a ella y no la valoran. Sin embargo, muchas veces los perros valoran más los fiscos que caen de la mesa.

Nos puede pasar con Dios, nos podemos "acostumbrar" a Dios. Esta afirmación es una falacia, porque Dios es el "totalmente otro" y nunca lo conoceremos del todo y menos acostumbrarnos. En todo caso, nos habremos acostumbrados a su imagen.

Que el episodio de esta mujer nos despierte para no acostumbrarnos a Dios, para valorar la comida que nos da (Eucaristía) y para estar abiertos a otros, que desde lejos, pueden estar más abiertos a su gracia.

martes, 8 de febrero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 9 DE FEBRERO DE 2022

 Mc 7,14-23: Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre


En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:


«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».


Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. 


Él les dijo: 


«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina». 


(Con esto declaraba puros todos los alimentos). 


Y siguió: 


«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».




Me acuerdo de la profecía de Siméon: Jesús como un signo de contradicción: por un lado Jesús es un soplo de aire fresco; pero por otro lado, Jesús es una espada incisiva.


Es un soplo de aire fresco en el enrarecido judaísmo. Tantas normas, tantas prescripciones, que era imposible vivir según Dios. Dios era una losa, más que un bien. Y Jesús viene a simplificarlo todo. No hay que quedarse en lo exterior, sino en lo interior. Para Dios lo importante es el corazón. Por ello, nada es impuro, ya que ha sido creado por Dios (según también hemos visto en las primeras lecturas). 


Pero también Jesús es una espada incisiva dado que descubre las intenciones de los corazones. La maldad no está en las cosas, sino en la intención que ponemos las personas. Por ello, desenmascara muchas intenciones corruptas que tenían los fariseos y demás autoridades religiosas.


Para nosotros también es un soplo de aire fresco, la Palabra de Jesús. Dios no se fija en los cumplimientos, ni tampoco en el detalle de como hacemos las cosas (si ponemos las manos bien o no). Dios es más sencillo, más puro. Las tradiciones, normas, etc, son para nuestra ayuda, para poder tener un espíritu recogido y piadoso a Dios, para que tengamos una dimensión religiosa de la vida y sepamos agradecer a Dios los dones, de quien dependemos.

Es un soplo de aire fresco porque nuestro Dios no es quisquilloso.

Es un soplo de aire fresco porque nuestro Dios no es perfeccionista, es perfección.

Es un soplo de aire fresco porque nuestro Dios no esta pendiente de cuando caemos o lo que hacemos mal

Es un soplo de aire fresco porque nuestro Dios es misericordioso.

Es un soplo de aire fresco porque nuestro Dios está con nosotros.


Pero también es espada afilada para nosotros ¿Quién de nosotros cuando lee el evangelio no se siente concernido? Todo encuentro con Dios produce estupor, es decir, es un encuentro entre la misericordia y la miseria. El encuentro con Jesús nos enfrenta en nuestra realidad. La realidad de nuestras intenciones. Y éste es un terreno resbaladizo, dado que todos caemos. 

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 8 DE FEBRERO DE 2022

 Mc 7,1-13: Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres


En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).


Y los fariseos y los escribas le preguntaron:


«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».


Él les contestó:


«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:


"Este pueblo me honra con los labios, 

pero su corazón está lejos de mí. 

El culto que me dan está vacío, 

porque la doctrina que enseñan 

son preceptos humanos”.


Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».


Y añadió:


«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre” y "el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: "Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».




Palabras duras de Jesús a los fariseos. Y más que a ellos, también me lo dice a mí, y a todos los hombres. Más bien, está atacando una inercia que tenemos de buscar seguridades (entre los ritos, costumbres, etc) y no ir a lo esencial y lo principal. Todo ello nos desvía de la ocupación fundamental: ser pescadores de hombres.


Me miro a mí mismo, y se nos va el tiempo en las obligaciones, en las cosas que hay que hacer, en los protocolos, pero nos olvidamos de vivir la vida junto a los otros, de entregarnos a los otros. A mí me pasa esto de: todo para el pueblo pero sin el pueblo. Organizamos, planificamos, buscando el bien del pueblo, pero sin saber lo que el pueblo necesita, demanda, y menos aún de la voluntad de Dios.

Porque el mandato de Dios pasa por ahí. Le damos más importancia al mandato de Dios de cumplir su voluntad en un mero cumplimiento, y ponemos en un segundo plano que la voluntad de Dios pasa porque nos amemos, dialoguemos, nos visitemos, nos ayudemos, nos apoyemos, trabajemos juntos…


Pidamos para que este día, el Señor nos espabile la mirada, el oído y el corazón para no perder el tiempo de vivir el mandamiento de Dios.