viernes, 4 de julio de 2014

Comentario al evangelio del 4 de Julio

Mt 9,9-13: No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios.

En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

-Sígueme.

El se levantó y lo siguió.

Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

-¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?

Jesús lo oyó y dijo:

-No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Reflexión

Jesús sea dirige a un pecador y lo llama a seguirlo. A pesar de su situación, de lo que había hecho y a pesar de lo que pensaban los demás, Jesús lo invita a ser su discípulo.
Podemos hacer resonar en nosotros su invitación. A lo mejor no nos consideramos dignos, capacitados, preparados o la persona con la fama suficiente ante la gente...sin embargo en la Eucaristía solemos repetir antes de comulgar: "no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra bastará para sanarme"
Igualmente, no soy digno de ser su discípulo, pero por su llamada, podré seguirlo.
Profundicemos en las razones que damos para no seguirlo, no ser su discípulo o apóstol. Luego meditémoslas ante el Señor...

jueves, 3 de julio de 2014

Comentario al evangelio del 3 de Julio

Jn 20,24-29: Señor mío y Dios mío.
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

-«Hemos visto al Señor.»

Pero él les contestó:

-«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

-«Paz a vosotros.»

Luego dijo a Tomás:

-«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»

Contestó Tomás:

-«¡Señor mío y Dios mío!»

Jesús le dijo:

-«¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»

Reflexión

Es curioso que la incredulidad de Tomás, nos ha hecho más bien que la credulidad del resto de los apóstoles. Y es que en él nos vemos reflejados todos. 
Decía un autor que la incredulidad se vence con la fe. Santo Tomás, la vence con un acto de abandono total a Él: ¡Señor mío y Dios mío!
Alguno dirá, pero claro, es que vio la señal de los clavos... y eso esperamos nosotros para creer. Por eso Jesús, lanza esta nueva bienaventuranza: dichosos los que crean sin haber visto. En definitiva, dichosos los que se abandonan en Mí.
Muchos seguidores y discípulos de Jesús, a pesar de ver los milagros, no llegaron a creer ni abandonarse en Él. Está claro, que haber visto la señal de los clavos, podrá ayudar a cerciorarse que es Él, pero al final, el abandono es una decisión radical y libre de cada uno.
Y Santo Tomás, pudo superar esta duda de fe abandonándose en Él.
¿Cómo superamos nuestras dudas de fe? ¿Con el abandono...?

miércoles, 2 de julio de 2014

Comentario al evangelio del 2 de Julio

Mt 8,28-34: ¿Has venido a atormentar a los demonios antes de tiempo?
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos.

Desde el cementerio dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.

Y le dijeron a gritos:

-¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido a atormentarnos antes de tiempo?

Una gran piara de cerdos a distancia estaba hozando.

Los demonios le rogaron:

-Si nos echas, mándanos a la piara.

Jesús les dijo:

-Id.

Salieron y se metieron en los cerdos.

Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua.

Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.

Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.

Reflexión

"Eran tan furiosos, que nadie se atrevía a transitar por aquel camino". Sin embargo, Jesús, es capaz de llegar hasta el final, hasta lo más recóndito y profundo que hay en nosotros.
Hay algunos aspectos de nuestra vida que no nos atrevemos a transitar, y menos a Jesús. Y puede ser un signo de falta de confianza en Él, como le pasó a la gente. Ignoraban de lo que Dios es "capaz".
Para Él nada hay imposible, solamente nuestra libertad. Se tuvo que ir de aquella región porque no le querían ahí.
Y nosotros, ¿le dejamos entrar en todas las facetas de nuestra vida? ¿Le dejamos entrar solamente como mero observador, o le dejamos que arramble en nuestro corazón y lo ordene?

martes, 1 de julio de 2014

Comentario al evangelio del 1 de Julio

Mt 8,23-27: Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.

De pronto se levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.

Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole:

-¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!

El les dijo:

-¡Cobardes! ¡Qué poca fe!

Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.

Ellos se preguntaban admirados:

-¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!

Reflexión

Me imagino al Señor diciéndome esto: ¡que poca fe!. Cuando tantas veces, nos vemos ahogados por las circunstancias de la vida, cuando como Iglesia no sabemos que hacer...
Nos olvidamos que nuestra vida y la Iglesia está en sus manos...
Esto no significa que estemos de brazos cruzados, ni que hagamos lo que nos da la gana.
Más bien lo contrario, porque estamos en sus manos, tenemos que trabajar más y mejor, para estar en sintonía con "sus manos", con su "corazón". Esto significa que tenemos que orar mucho para discernir si los problemas que encontramos son por hacer la voluntad del Señor, o por hacer mi voluntad...
Que este evangelio avive en nosotros la confianza y la responsabilidad.