El
sentido antiguo de la Navidad es celebrar el fin del miedo, la liberación de la
dominación.
La
primera lectura nos dice: "el pueblo que habitaba en tinieblas vio una
luz grande, a los que habitaban en tierra de sombras una luz les ha brillado.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo...PORQUE UN NIÑO SE NOS HA DADO.
No
hay más explicación: nos cuesta entender. Ya lo decía el Principito: "Las
personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por si mismas".
San
Francisco lo entendió porque se despojó de todo.
Mi
querida Laura Pausini: he buscado la belleza y la he encontrado al fondo en
la simplicidad.
Los
mayores nos complicamos. Los niños son simples. Dios es simple: sólo es
amor.
Hay
que desarmarse ante el Belén.
Necesitamos
de la capacidad y asombro de los niños. Hacerse niño como lo hizo Dios. Por ser
tan simple no le costó.
Nadie
hasta ahora se ha dado realmente cuenta de la riqueza de la simpatía, de la
bondad y de la generosidad escondidos en el alma de un niño. Emma Goldman
Sin
el asombro, el hombre caería en la repetitividad y, poco a poco, sería incapaz
de vivir una existencia verdaderamente personal. Juan Pablo II.
El niño
se acerca a la realidad con humildad, agradecimiento, rectitud de intención,
apertura al misterio.
Los
niños pequeños tienen un sentido del asombro
realmente admirable y sorprendente ante las cosas pequeñas, los detalles que
forman parte de lo cotidiano.
La
capacidad de los niños para pensar en cosas imposibles es maravillosa
No
quieren cambiar el orden establecido: es su manera de admirarse ante una
realidad que es, pero que podría no haber sido.
Ver
las cosas con ojos nuevos permite quedarnos prendados ante su existencia,
deseando conocerlas por primera vez o de nuevo. Los niños pequeños se asombran
porque no dan el mundo por supuesto, sino que lo ven como regalo. Nos permite
trascender lo cotidiano... Chesterton
Entonces
la vida es sorprendente.
El
Niño es el que nos recuerda los valores de la paz, la solidaridad, la
transparencia, la delicadeza, el optimismo, la protección de la inocencia, la
empatía, la compasión, la dignidad de la vida humana, la alegría, el
agradecimiento, la humildad, la sencillez, la amistad.
Cuando
el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer.
El Principito
En
1994 dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar el
Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las escuelas
públicas, basada en principios bíblicos.
Debían enseñar en prisiones, negocios, el
departamento de bomberos de la policía y en un gran orfanato.
En
el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados, abusados
y dejados en manos del Estado.
De allí surgió esta historia relatada
por los mismos visitantes:
Se
acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato iban a
escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos
acerca de María y José llegando a Belen, de como no encontraron lugar en las
posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesus
nació y fue puesto en un pesebre.
A
lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían
contener su asombro.
Algunos
estaban sentados al borde de la silla tratando de captar cada palabra.
Una
vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres pequeños trozos de
cartón para que hicieran un tosco pesebre.
A
cada chico se le dió un cuadradito de papel cortado de unas servilletas
amarillas que yo había llevado conmigo.
En
la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores.
Siguiendo
las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente
colocando las tiras como paja.
Unos pequeños cuadraditos
de franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana se olvido al
partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebe.
De un fieltro marrón que
trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebe.
Mientras
los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos
para ver si necesitaban alguna ayuda.
Todo
fue bien hasta que llegue donde el pequeño Misha estaba sentado.
Parecía
tener unos seis años y había terminado su trabajo.
Cuando
mire el pesebre quede sorprendido al no ver un solo niño dentro de el, sino dos.
Llame rápidamente al traductor para que le preguntara por
que había dos bebes en el pesebre.
Misha cruzó sus brazos y observando la escena del
pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente.
Por
ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola
vez estaba muy bien, hasta que llego la parte donde María pone al bebe en el
pesebre.
Allí
Misha empezó a inventar su propio final
para la historia, dijo:
Y
cuando María dejó al bebe en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía
un lugar para estar.
Yo
le dije que no tenía mamá ni papá y que no tenía un lugar para estar. Entonces
Jesús me dijo que yo podía estar allí con El.
Le
dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería
quedarme con Jesús, por eso pensé que cosa tenía que pudiese darle a El como
regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor.
Por eso le pregunté a Jesús:
Si
te doy calor, ¿ese sería un buen regalo para tí?
Y
Jesús me dijo. Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya
recibido Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía
quedarme allí para siempre.
Cuando
el pequeño Misha terminó su historia,
sus ojitos brillaban llenos de lágrimas empapando sus mejillas; se tapo la
cara, agacho la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un
llanto profundo.
El
pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. ¡Alguien
que estaría con él para siempre.
Y
yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a
quienes tienes, lo que verdaderamente importa.”
Adentrémonos
en el Belén. Pongamos nuestro corazón ahí y dejemos que nos desarme.
Veremos
dos cosas el llanto de un niño y su sonrisa. El llanto de Dios por nuestros
problemas y la sonrisa de Dios.