martes, 30 de septiembre de 2014

Comentario al evangelio del 30 de septiembre

Lc 9,51-56: Tomó la decisión de ir a Jerusalén.

Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.

De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.

Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:

-Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?

El se volvió y les regañó, y dijo:

-No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.

Y se marcharon a otro aldea.
Reflexión 

Jesús toma la decisión de ir a Jerusalén. Es la decisión mas dura que toma. La decisión de morir por nosotros, la decisión de seguir la voluntad del Padre hasta el final. La decisión del amor. La decisión de salvarnos. Decisión de no condenar.
Decisión sorprendente,  la de Dios, la de Jesús. 
Contrasta con la de los apóstoles, que querían matar a los samaritanos...
Creo que es bueno que meditemos largamente sobre esta decisión.

martes, 23 de septiembre de 2014

Comentario al evangelio del 23 de Septiembre

Lc 8,19-21: Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.

Entonces le avisaron:

-Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.

El les contestó:

-Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra.

Reflexión 

Jesús es seguido por un gentío. Su palabra les "atrapa", y le siguen. También su familia le sigue. Era tanto el gentio que no es capaz de verlos. Sin embargo, aprovecha la ocasión para invitarnos a ser atrapados por la palabra, seremos su familia.
María, que es la perfecta seguidora, fue primera oyente de la palabra antes que madre del salvador. También nosotros estamos en el mundo para engendrar a Jesús, siendo oyentes de la palabra y llevándola a término.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Comentario al evangelio del 22 de Septiembre

Lc 8,16-18: El candil se pone en el candelero para que haya luz.
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

-Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz.

Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.

A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.

Reflexión

Parece un poco amenazante las palabras del Señor, y alguna vez las he entendido así. También es la forma de hablar de aquella época, donde no existe el término medio y donde algunas veces expresan la idea de manera negativa (algo parecido a la reducción al absurdo de la filosofía).
Sin embargo, entiendo que me anima a ser luz. Pero no una luz para esconderse y guardarmela para mí, sino una luz para iluminar. 
Una vela puede tener dos funciones en una casa: la primera puede ser algo decorativo, que queda bonito, pero nada más; o puede utilizarse para iluminar y entonces se desgastará...pero habrá iluminado.
Eso es lo que quiere el Señor, que nos gastemos iluminando a los otros.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Comentario al 19 de Septiembre

Lc 8,1-3: Algunas mujeres acompañaban a Jesús y lo ayudaban con sus bienes.
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando la Buena Noticia del Reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

Reflexión 

Nos propone hoy la liturgia este sumario de la vida de Jesús. Y el evangelista Lucas quiere resaltar la presencia de mujeres que han sido curadas o salvadas.
Por un lado, la valentía de Jesús de rodearse de mujeres y de personas con mala reputación.
Por otro lado, vemos que estas personas han sido rehabilitadas del todo de manera que se incorporan al grupo con una actividad.
¿Y nosotros tenemos esa valentía o solo nos dejamos llevar por el que dirán...? Dime con quien andas...
Y es que Jesús creía en la persona y creía en la conversión, que sólo él podía dar.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Comentario al evangelio del 17 de septiembre

Lc 7,31-35: Tocamos y no bailáis, cantamos lamentaciones y nos lloráis.

En aquel tiempo, dijo el Señor:

-¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos?

Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis.»

Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de recaudadores y pecadores».

Sin embargo, los discípulos de la Sabiduría le han dado la razón.
Reflexión

A mí no me gusta decir que los cristianos sean optimistas o pesimistas. Un optimista es el que ve las cosas del lado positivo; un pesimista el que las ve del lado negativo.
¿Desde qué lado las ve el cristiano?
Creo que no se encuadra ni en uno, ni en otro. El cristiano vive esperanzado. Tiene razones poderosas para la esperanza, vive confiado en Dios. Así vivía Jesús y así debemos vivir nosotros. Esos son los discípulos de la sabiduría...

martes, 16 de septiembre de 2014

Comentario al evangelio del 16 de septiembre

Lc 7,11-17: ¡Muchacho, a ti te digo, levántate!
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.

Cuando estaba cerca de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda - y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.

Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo:

-No llores.

Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:

-¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!

El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.

Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo:

-Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.

La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

Reflexión

Impresiona enormemente este texto. Jesús va rodeado de mucha gente y entra en un pueblo, abandona a su gente para ir en busca de la gente que le necesita. Me recuerda a la parábola de la oveja perdida. Esa es la actitud de Dios: en favor de los necesitados.
Se acerca a la mujer y le dice: no llores. No se dedica a decir palabras bonitas a aquella mujer, sino que "hace".
Sintamos también nosotros que Dios hace en nosotros según nuestra necesidad y hagamos lo mínimo con los demás.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Comentario al evangelio del 15 de Septiembre. Ntra. Sra. de los Dolores

Evangelio: Juan 19,25-27
"Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena"
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
 
Reflexión
 
En continuación con la solemnidad de ayer, la Exaltación de la Santa Cruz, celebramos hoy a nuestra madre en la advocación de los Dolores. Nos pone en sintonía la profecía de Simeón: "una espada te traspasará el alma".
La escena de hoy se entreteje en un ambiente muy duro y hostil. Sin embargo, en medio de ese ambiente, me parece ver un ambiente de paz y cercanía. Jesús se dirige a su madre, que lo acompañó hasta el final.
Ayer decíamos que sólo un corazón tan puro y una entrega total como la de Jesús, puede dar luz a tanto dolor, tanto sufrimiento de la humanidad.
María, que meditaba todo en su corazón, que escrutaba los signos de los tiempos en su oración con Dios, acompañó a Jesús hasta la cruz. Y comentábamos ayer, que si acompañamos a Jesús hasta la cruz, experimentaremos todo el potencial de amor y entrega, manantial infinito que nos traspasa el alma y nos plenifica, llena, fortalece...en palabras de San Juan de la Cruz:
¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,                         
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

   ¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe                      
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

   ¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,          
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
color y luz dan junto a su querido!

   ¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno                       
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras!

En nuestro duro caminar no estamos solos, están Jesús y María. Jesús cargando la cruz, y María con el alma traspasada, dándonos fortaleza, paz, alegría, luz, esperanza...
 
 
Hay otro punto importante en este evangelio de hoy: María se queda con Juan. Por un lado, podría parecer que sería Juan quien cuidaría a María, pero sin embargo, María, como Madre quien lo cuida y consuela. Más adelante, veremos en el libro de los Hechos de los Apóstoles que María acompaña a los discípulos en la oración. María, en su dolor, acompaña a los que sufren. Esto tiene unas resonancias a mi vida grande. Muchas veces, esperamos estar perfectos para poder salir a dar testimonio. Sin embargo, aprendiendo de María, en nuestro dolor (ofrecido y sumergido en la cruz de Jesús), es fuente de consuelo y esperanza para los demás.
Aprendamos de María.