martes, 31 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE FEBRERO DE 2023

   Mc 6,1-6: No desprecian a un profeta más que en su tierra.


En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

-« ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»

Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía:

-«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.



Nuestra sociedad necesita de profetas.

Pocos saben hacerlo. Y nosotros por el bautismo tenemos por oficio participar del profetismo de Jesús.

Por lo general, pensamos que el profeta es el que adivina el futuro. 

Nada más lejos de la realidad.


El profeta es aquel que es libre para no estar sujeto al pensamiento dominante. En nuestra sociedad “libre”, sin embargo, se margina, se ensaña, etc, con el que piensa distinto. Jesús es un alma libre, en el sentido de que iba por un camino distinto de la corriente del momento. Y era libre a pesar de hacer la voluntad de Dios.


El profeta es aquél que sabe respetar al otro. Por lo mismo que dije más arriba. Si es libre, sabe respetar al otro, al distinto. Incluso aceptarlo. 


El profeta es aquel que sabe mirar más allá. No quedarse en el problema concreto, sino en las consecuencias que éste trae consigo. El que sabe mirar las nuevas oportunidades que se dan.


El profeta es un líder y no sólo un visionario. Sabe liderar su pueblo, conducirlo, llevarlo a lugares mejores.


El profeta es el que tiene clara una meta, un camino, aunque no sepa todos los pasos que tiene que dar.


El profeta es aquél que se deja llevar por el interior. Por sus intuiciones, sus “llamadas” y no tanto por la racionalidad. Sabe apostar por las locuras.


El profeta es aquél que no mira para sí mismo, quedar bien, tener fama, tener éxito, sino cumple una misión, es una persona entregada, apasionada por la vida y la humanidad. No le importa perder, para poder ser auténtico.


El profeta es aquél que sabe desestabilizarte de la zona de confort. El profeta es un interrogante en tu vida. 


El profeta es un enviado de Dios.

Su vida no es de él.

Su misión no es de él.

Su éxito no es de él.

Su dicha o es de él.


Son tantas características, que le pido a Dios que me las vaya acrecentando, porque hoy son más necesarias que nunca. En este mundo en pandemia, necesitamos de profetas que nos ayuden y lideren en el cambio que Dios nos está pidiendo.






De la Verbum Domini nº 7.  Conscientes del significado fundamental de la Palabra de Dios en relación con el Verbo eterno de Dios hecho carne, único salvador y mediador entre Dios y el hombre,[22] y en la escucha de esta Palabra, la revelación bíblica nos lleva a reconocer que ella es el fundamento de toda la realidad. […] “La creación nace del Logos y lleva la marca imborrable de la Razón creadora que ordena y guía” […]” la misma Sagrada Escritura nos invita a conocer al Creador observando la creación”

lunes, 30 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 31 DE ENERO DE 2023

   Mc 5,21-43: Contigo hablo, niña, levántate.


En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: 

-«Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»

Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la hablan sometido a toda clase de tratamientos, y se habla gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que habla salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: 

-«¿Quién me ha tocado el manto?»

Los discípulos le contestaron: 

-«Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado? "»

Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo: 

-«Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: 

-«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: 

-«No temas; basta que tengas fe.»

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: 

-«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: 

-«Talitha qum» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).

La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.


Otra curación impresionante que tiene Jesús, y con mucha simbología es el de la hija de Jairo y la mujer hemorroísa. Aunque este comentario es para el evangelio, seguramente me basaré en la homilía de la misa en la expresión de San Pablo: “fijos los ojos en Jesús”. 

En esa dinámica, tanto Jairo como la mujer fijan la mirada (que es más que mirar) en Jesús, es poner toda la confianza en él y le piden…y se realiza según su fe.

La expresión de Jesús es tan desarmante: ”no temas, basta que tengas fe”.

Y así todo en nuestra vida: no tengamos miedo, basta que tengamos fe.

Es la fe el garante de nuestra vida, con tantos problemas y peligros que acechan en nuestra vida. Sin embargo, la fe es la mano tendida a la eternidad que sabemos que no nos soltará. 

Por ello, hagamos como San Pablo, teniendo siempre los ojos fijos en Jesús.





De la Verbum Domini nº 7. “La Palabra divina, por tanto, se expresa a lo largo de toda la historia de la salvación, y llega a su plenitud en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios. Además, la palabra predicada por los apóstoles, obedeciendo al mandato de Jesús resucitado: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15), es Palabra de Dios. Por tanto, la Palabra de Dios se transmite en la Tradición viva de la Iglesia. […] el cristianismo es la «religión de la Palabra de Dios», no de «una palabra escrita y muda, sino del Verbo encarnado y vivo[…] la Escritura ha de ser proclamada, escuchada, leída, acogida y vivida como Palabra de Dios, en el seno de la Tradición apostólica, de la que no se puede separar”.

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE ENERO DE 2023

  Mc 5,1-20: Espíritu inmundo, sal de este hombre.


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. 

Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. 

Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:

«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes». 

Porque Jesús le estaba diciendo: 

«Espíritu inmundo, sal de este hombre». 

Y le preguntó: 

«¿Cómo te llamas?». 

Él respondió: 

«Me llamo Legión, porque somos muchos». 

Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. 

Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: 

«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos». 

Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar. 

Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado. 

Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron. 

Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca. 

Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: 

«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti». 

El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.



Jesús se dirige a la región de los gerasenos, a la ciudad de Gerasa, que pertenece a la Decápolis, las diez ciudades al oeste del Jordán que tienen una cultura romana, más que judía.

San Marcos nos pone este marco, por lo que la situación no es indiferente.

La persona que nos presenta alguien con la dignidad por los suelos (no tenía ni vida, por lo que “vivía en los sepulcros”) con un espíritu inmundo.

Es el primer exorcismo de Jesús en el evangelio de Marcos. A parte de curar enfermos, Jesús es capaz de expulsar demonios, incluso es capaz de luchar contra una legión.

Y los demonios salieron a otro lugar.


Este hombre que estaba apartado como tantos en aquel tiempo, ahora aparece con toda su dignidad.

Tantas esclavitudes, tantos cepos que nos impiden ser personas y denigran nuestra dignidad. Jesús actuó en favor de la dignidad de este hombre, lo liberó.

Sea cual sea nuestra situación, no hay ninguna que Jesús no pueda mejorar. 

A nosotros nos corresponde lo mismo: buscar la liberación de las personas, luchar por su dignidad.

Tenemos que ser valientes y confiar en el Señor, porque está misión tendrá fuerte oposición. 





De la Verbum Domini nº 6. El Prólogo de Juan nos sitúa ante el hecho de que el Logos existe realmente desde siempre y que, desde siempre, él mismo es Dios. Así pues, no ha habido nunca en Dios un tiempo en el que no existiera el Logos. El Verbo ya existía antes de la creación. Por tanto, en el corazón de la vida divina está la comunión, el don absoluto. «Dios es amor» (1 Jn 4,16), dice el mismo Apóstol en otro lugar, indicando «la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino».[16] Dios se nos da a conocer como misterio de amor infinito en el que el Padre expresa desde la eternidad su Palabra en el Espíritu Santo. Por eso, el Verbo, que desde el principio está junto a Dios y es Dios, nos revela al mismo Dios en el diálogo de amor de las Personas divinas y nos invita a participar en él. Así pues, creados a imagen y semejanza de Dios amor, sólo podemos comprendernos a nosotros mismos en la acogida del Verbo y en la docilidad a la obra del Espíritu Santo. El enigma de la condición humana se esclarece definitivamente a la luz de la revelación realizada por el Verbo divino.”

jueves, 26 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE ENERO DE 2023

 Mc 4,26-34: Echa simiente, duerme y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo.


En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: 

-«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega.» 

Dijo también: 

-« ¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas.» 

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.


El Reino de Dios se parece…

Con ésta, entramos en una serie de comparaciones sobre el Reino de Dios. Son comparaciones de crecimiento, humildad, confianza ilimitada.

En este caso, nos quedamos con la primera.

El Reino de Dios necesita de nosotros, de nuestra entrega, de nuestro testimonio, etc. Pero no tiene dependencia de nosotros. Igual que las semillas no las vemos crecer, sino crecidas, así también es el Reino de Dios, por lo general no vemos crecimiento, pero Dios va haciendo su obra en el interior de las personas. Tengo confianza, que no significa que estemos de brazos cruzados. El Reino es de Dios, y Él lo hace crecer continuamente, a pesar nuestro.





De la Verbum Domini nº 6. “La novedad de la revelación bíblica consiste en que Dios se da a conocer en el diálogo que desea tener con nosotros.[14] La Constitución dogmática Dei Verbum había expresado esta realidad reconociendo que «Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía”

miércoles, 25 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE ENERO DE 2023

 Mc 4,21-25: El candil se trae para ponerlo en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros.


En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre:

-«¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga.»

Les dijo también:

-«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene.»


Reconozco que esta expresión: "si se esconde algo, es para que se descubra"...siempre me ha despistado. Según un comentarista, quiere decir que la luz es para iluminar y nuestras vidas están llamadas a iluminar por nuestro ejemplo, comportamiento y testimonio.

Pero también están llamadas a iluminar, a dar sentido a tantas oscuridades que están viviendo los demás llevando a Jesús. 


Tanto en uno como en otro somos luz, no por nosotros, sino por Aquél en el cual hemos sido consagrados.

La última afirmación viene dada por la siembra que estemos haciendo nosotros: ¿amor, unión, confianza, ternura...o por el contrario, sospecha, envidia, celos, división, desconfianza...? Según sembremos, recogeremos. Hay frutos que son de temporada y otros, que tardan más en aparecer. Pero lo importante no es recoger frutos, sino haber sembrado bien (aunque contradiga el evangelio de ayer, creo que éste está más sembrado, por lo menos, en esta perícopa final, en la siembra que hagamos).





De la Verbum Domini nº 3. “La Iglesia se funda sobre la Palabra de Dios, nace y vive de ella.[2] A lo largo de toda su historia, el Pueblo de Dios ha encontrado siempre en ella su fuerza, y la comunidad eclesial crece también hoy en la escucha, en la celebración y en el estudio de la Palabra de Dios”

martes, 24 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE ENERO DE 2023

  Mc 16,15-18: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.


En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:

-«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»



Fiesta de la Conversión de San Pablo y último día de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.


La Iglesia nos presenta hoy el texto del envío misionero de Jesús.

Contemplando al gran “apóstol de los gentiles” no podemos rehuir la llamada de Jesús. Precisamente este fin de semana la Iglesia nos ofrecía la llamada de Jesús a ser pescadores de hombres.


Consideremos “el mundo entero” que nos corresponde, al que Jesús nos envía. Podrían ser todas las personas con las que tenemos contacto sin excluir a nadie al prejuiciarlo, dado que el mensaje es para todos. En mi trabajo, en el bar, en la guagua, en la peluquería, cola del banco, etc. 


Consideremos lo que estamos haciendo para anunciarlo. Como es mi actitud en ese ambiente. En que estoy contribuyendo, en que estoy sirviendo. 


Consideremos que lugar ocupan en mi corazón y en mis acciones los más pobres. Pobres de dinero, de cualidades, de situaciones, etc.


Pidámosle al Señor, poder ser su instrumento para poder anunciarlo “al mundo entero”.


SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS


VIDEO


MATERIAL  


                     


REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO


DÍA 8: La justicia restaura la comunión Lecturas 


Sal 82, 1-4 Haced justicia al huérfano y al pobre, defended al humilde y al necesitado 


Lc 18, 1-8 ¿No hará Dios justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche? 


Reflexión 


El Libro de los Salmos es una compilación de oraciones, alabanzas, lamentaciones y enseñanzas de Dios para nosotros. En el Salmo 82, Dios reclama una justicia que defienda los derechos humanos básicos, propios de toda persona: libertad, seguridad, dignidad, salud, igualdad y amor. El Salmo también hace una llamada a derogar los sistemas de disparidad y opresión, y corregir cualquier tipo de injusticia, corrupción o explotación. Esta es la justicia que nosotros, como cristianos, estamos llamados a promover. Como comunidad cristiana, hemos de unir nuestras voluntades y nuestras acciones a las de Dios, al tiempo que él realiza su salvación en la creación. La división, incluida la que se da entre los cristianos, siempre tiene su raíz en el pecado, y la redención, por el contrario, siempre restaura la comunión. 

Dios nos llama a encarnar nuestra fe cristiana para actuar tomando conciencia de una verdad esencial: que cada persona es valiosa, que las personas son más importantes que las cosas, y que la consideración de cada estructura institucional en la sociedad está en función de si supone una amenaza para la dignidad de las personas, o si, por el contrario, promueve su dignidad. Toda persona tiene el derecho y la responsabilidad de participar en la sociedad, buscando juntos el bien común y el bienestar de todos, especialmente de los humildes y los indigentes. 

En Jesús y los desheredados, el Rvdo. Dr. Howard Thurman, que fue consejero espiritual del Rvdo. Dr. Martin Luther King Jr. afirma que: «Debemos proclamar la verdad de que toda vida es una y que todos estamos unidos. Por lo tanto, es obligatorio que trabajemos por una sociedad en la que la persona más insignificante pueda encontrar refugio y descanso. Debéis poner vuestras vidas sobre el altar del cambio social para que dondequiera que estéis, allí esté cerca el Reino de Dios». 


Unidad cristiana 


Jesús narra la parábola de la viuda y del juez injusto para enseñar al pueblo a «orar en cualquier circunstancia, sin jamás desanimarse» (Lc 18, 1). Jesús ha ganado una victoria decisiva sobre la injusticia, el pecado y la di- visión, y, como cristianos, nuestra tarea es acoger esta victoria, en primer lugar, en nuestros propios corazones a través de la oración y, en segundo lugar, en nuestras vidas a través de la acción. Que nunca nos desanimemos, sino que sigamos pidiendo en oración el don de la unidad de Dios y que manifestemos esta unidad en nuestras vidas. 


Desafío 


Como pueblo de Dios, ¿cómo deben comprometerse nuestras Iglesias en la justicia que nos une amando y sirviendo a toda la familia de Dios? 


Oración 


Dios, creador y redentor de todas las cosas, enséñanos a mirarnos internamente para vivir arraigados en tu Espíritu de amor, para que podamos salir con sabiduría y valentía optando siempre por el camino del amor y la justicia. 

Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesucristo, en la unidad del Espíritu Santo. Amén. 


lunes, 23 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE ENERO DE 2023

 Mc 3,31-35: El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre.

En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dice:

«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».

Él les pregunta:

«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:

«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».


Jesús sigue poniendo las bases de la vida y espiritualidad cristiana. Y ésta no es otra sino seguir a Jesús. El seguimiento de Jesús se concreta precisamente en el cumplimiento de la voluntad de Dios.

María (su madre), destaca en ello, siempre a la escucha de la voluntad de Dios.

Esta voluntad de Dios no se me presenta como un sobre con unas instrucciones cada día. Es verdad que la Palabra meditada cada día, nos va dando las pistas de esta voluntad de Dios. Hace falta también del momento de la oración, un rato sosegado donde podemos ir desentrañando en nuestra vida esta Palabra dicha para mí (meditaba todo en su corazón)

Y muchas veces, es particularmente difícil cumplir la Palabra. Hace falta, no sólo de la escucha sino también de la confianza en Dios de que esa voluntad es salvífica para mí


SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS


VIDEO


MATERIAL  


                     


REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO


DÍA 7: Lo que ahora es así no tiene por qué seguir siéndolo 


Lecturas 


Jb 5, 11-16


Lc 1, 46-55 


Reflexión 


Job estaba viviendo una buena vida e inesperadamente sufrió la pérdida de su ganado y sirvientes, y soportó la desolación por la muerte de sus hijos. Estaba sufriendo mental, corporal y espiritualmente. Todos experimentamos estos sufrimientos que afectan nuestras mentes, nuestros cuerpos y espíritus. Podemos alejarnos de Dios y de los demás. Podemos perder la esperanza. Sin embargo, como cristianos, estamos unidos en una misma fe de que Dios está con nosotros en medio de nuestro sufrimiento. 

El 11 de abril de 2021 en Minnesota, Daunte Wright, un hombre afroamericano desarmado de veinte años fue asesinado a tiros por un oficial de policía blanco en un control rutinario de tráfico. Este incidente ocurrió durante el juicio de Derek Chauvin por el asesinato de George Floyd. 

No es difícil sentirse desesperado cuando se nos recuerda una y otra vez que vivimos en una sociedad fracturada que no reconoce, respeta y protege en plenitud la dignidad humana y la libertad de todos los seres humanos. Según el P. Bryan Massingale, un destacado profesor de ética social especialista en justicia racial, «la vida social la hacen los seres humanos. La sociedad en la que vivimos es el resultado de elecciones y decisiones humanas. Esto significa que los seres humanos pueden cambiar las cosas. Aquello que los seres humanos rompen, dividen y separan, puede ser también sanado, unido y restaurado con la ayuda de Dios. Lo que ahora es no tiene por qué seguir siendo así, esa es la esperanza y el desafío». 

En la oración, los cristianos hacen que sus corazones entren en armo- nía con el corazón de Dios, para amar lo que él ama y amar como él ama. Por tanto, la oración armoniza los corazones de todos los cristianos más allá de sus divisiones, para amar lo que Dios ama, a quienes él ama y como él ama, y para hacer que este amor se manifieste en nuestras obras. 


Unidad cristiana 


El Magnificat es el canto de alegría de María por todo lo que ve que Dios hace: restaurando el equilibrio entre los seres humanos al alzar a los humildes; reparando la injusticia al alimentar a los hambrientos; y recordando a Israel, su siervo. El Señor nunca olvida sus promesas ni abandona a su pueblo. Es fácil pasar por alto o subestimar la fe de aquellos que pertenecen a otras comunidades cristianas, particularmente si esas comunidades son pequeñas. Pero el Señor salva a su pueblo levantando a los humildes y reconoce el valor de cada uno. Estamos llamados a ver como él ve y a valorar a cada uno de nuestros hermanos y hermanas cristianos como él los valora. 


Desafío 


¿Cómo podemos unirnos en Cristo con la esperanza y la confianza de que Dios «cerrará la boca de la maldad»? 


Oración 


Dios de esperanza, ayúdanos a recordar que estás con nosotros en el sufrimiento.
Ayúdanos a encarnar la esperanza entre nosotros cuando la desesperanza venga a habitar sin más remedio en nuestros corazones. 

Concédenos el don de estar arraigados en tu Espíritu de amor, mientras trabajamos juntos para erradicar toda forma de opresión e injusticia. 

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE ENERO DE 2023

 Mc 3,22-30: Satanás está perdido.


En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:

«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.




Los escribas murmuran contra Jesús, lo acusan de algo muy grave. Y en general es evidente cuando alguien actúa a favor del diablo o a favor de Dios: el que hace el bien o el que hace el mal; el que va contra el bien o el que va contra el mal. Podemos determinar fácilmente que aquél que hace el mal o el que va contra el bien es alguien llevado por el espíritu de Belzebú. Pero no es el caso de Jesús.


Sin embargo, no todos los que hacen el bien, lo hacen llevado por el espíritu del bien; ni todos los que van contra el mal. Ese es el caso de los escribas y nuestro cuando estamos empecinados en que se haga lo que queremos. 


Por eso, Jesús, habla del pecado contra el Espíritu Santo, porque es Él, el que nos lleva por el camino del bien y de Dios. 

"Según esta exégesis la «blasfemia» no consiste en el hecho de ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste, por el contrario, en el rechazo de aceptar la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo, que actúa en virtud del sacrificio de la Cruz. Si el hombre rechaza aquel «convencer sobre el pecado», que proviene del Espíritu Santo y tiene un carácter salvífico, rechaza a la vez la «venida» del Paráclito aquella «venida» que se ha realizado en el misterio pascual, en la unidad mediante la fuerza redentora de la Sangre de Cristo. La Sangre que «purifica de las obras muertas nuestra conciencia».


Sabemos que un fruto de esta purificación es la remisión de los pecados. Por tanto, el que rechaza el Espíritu y la Sangre permanece en las «obras muertas», o sea en el pecado. Y la blasfemia contra el Espíritu Santo consiste precisamente en el rechazo radical de aceptar esta remisión, de la que el mismo Espíritu es el íntimo dispensador y que presupone la verdadera conversión obrada por él en la conciencia. Si Jesús afirma que la blasfemia contra el Espíritu Santo no puede ser perdonada ni en esta vida ni en la futura, es porque esta «no-remisión» está unida, como causa suya, a la «no-penitencia», es decir al rechazo radical del convertirse. Lo que significa el rechazo de acudir a las fuentes de la Redención, las cuales, sin embargo, quedan «siempre» abiertas en la economía de la salvación, en la que se realiza la misión del Espíritu Santo. El Paráclito tiene el poder infinito de sacar de estas fuentes: «recibirá de lo mío», dijo Jesús. De este modo el Espíritu completa en las almas la obra de la Redención realizada por Cristo, distribuyendo sus frutos. Ahora bien la blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el hombre, que reivindica un pretendido «derecho de perseverar en el mal» —en cualquier pecado— y rechaza así la Redención. El hombre encerrado en el pecado, haciendo imposible por su parte la conversión y, por consiguiente, también la remisión de sus pecados, que considera no esencial o sin importancia para su vida. Esta es una condición de ruina espiritual, dado que la blasfemia contra el Espíritu Santo no permite al hombre salir de su autoprisión y abrirse a las fuentes divinas de la purificación de las conciencias y remisión de los pecados". (Juan Pablo II. Carta encíclica Dominum et vivificantem, n. 46, 18-05-198)


SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS


VIDEO


MATERIAL  


                     


REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO


DÍA 6: Lo que hicisteis con uno de estos mis pequeños... a mí me lo hicisteis 


Lecturas

 

Ez 34, 15-20 Buscaré a las ovejas perdidas y haré volver a las descarria- das; vendaré a las heridas y robusteceré a las débiles. 


Mt 25, 31-40 Os aseguro que todo lo que hayáis hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho. 


Reflexión 


En el Evangelio de Mateo, se nos recuerda que no podemos separar nues- tro amor a Dios del amor a los demás. Amamos a Dios cuando alimenta- mos al hambriento, damos de beber al sediento, acogemos al extranjero, vestimos al desnudo, cuidamos al enfermo y visitamos al encarcelado. Cuando cuidamos y servimos al «más pequeño de mis hermanos», esta- mos cuidando y sirviendo a Cristo mismo. 

Los años 2020 y 2021 hicieron visible el inmenso sufrimiento entre los miembros de la familia de Dios. La pandemia mundial de Covid-19, junto con las disparidades económicas, educativas y ambientales, nos impactó de tal manera que se necesitarán décadas para la recuperación. Expuso el sufrimiento individual y colectivo en todo el mundo y unió a los cris- tianos en amor, empatía y solidaridad. Mientras tanto, en Minnesota, el asesinato de George Floyd por el oficial de policía Derek Chauvin puso de manifiesto la continua injusticia racial. El grito de Floyd de «no puedo respirar» también fue el grito de muchos que sufren bajo el peso de la pandemia y la opresión. 

Dios nos llama a honrar la sacralidad y la dignidad de cada miembro de la familia de Dios. Cuidar, servir y amar a los demás no muestra quié- nes son ellos, sino quiénes somos nosotros. Como cristianos, debemos estar unidos en nuestra responsabilidad de amar y cuidar a los demás, pues nosotros mismos somos cuidados y amados por Dios. Al hacerlo, compartimos nuestra fe en las obras al servicio del mundo. 


Unidad cristiana 


El profeta Ezequiel describe a Dios, el Señor, como un pastor que cuida del rebaño reuniendo a los que se han desviado y vendando a los heridos. La unidad es el deseo del Padre para su pueblo y él continúa congregan- do en esta unidad, para que todos sean un mismo rebaño por la acción del Espíritu Santo. Por la oración nos abrimos para acoger al Espíritu que restaura la unidad de todos los bautizados. 


Desafío 


¿Cómo son invisibles los «más pequeños» para ti o tu iglesia? ¿Cómo pueden nuestras Iglesias trabajar juntas para cuidar y servir a «los más pequeños»? 



 

Oración 


Dios de amor, te damos gracias por tu infinito cuidado y amor hacia no- sotros.
Ayúdanos a cantar cantos de redención.
Abre nuestros corazones para recibir tu amor y extiende tu compasión sobre toda la familia humana. 

Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. 

martes, 17 de enero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 20 DE ENERO DE 2023

Mc 3,13-19: Llamó a los que quiso para que estuvieran con él.


En aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.

E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:

Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.



Llamó a los que quiso para que estuvieran con él. Comienza Jesús a llamar de entre sus seguidores. Para que vivan con él, lo conozcan, lo observen, aprendan de él. 


Aquí está la clave inicial: Jesús llama para que estén con él. Estar con él es la condición sine qua non, para poder ser su testigo, su apóstol. Yo diría también para poder ser cristiano.


Y que suerte tenemos de poder vivir con él, contemplarlo de cerca. Escuchar su voz, oír su respiración…


Pero muchas veces, pretendemos ser altavoz sin pilas, porque pretendemos anunciarlo a Él sin haber estado con Él.


No nos olvidemos, la llamada se alimenta del encuentro con el Maestro.


SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS




MATERIAL  


                     


REFLEXIONES BÍBLICAS Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO


DÍA 3: Haz justicia, ama la misericordia, camina humildemente


Lecturas


Mi 6, 6-8


Mc 10, 17-31


Reflexión


Un nosotros, no un yo. El profeta advierte al pueblo lo que significa fidelidad a la alianza con Dios: «Lo que el Señor exige de ti, tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios». En hebreo bíblico, la justicia y la bondad (misericordia) no son diferentes u opuestas entre sí. De hecho, están unidas en una sola palabra, mishpat. Dios nos ha mostrado lo que es bueno, pidiéndonos que practiquemos la justicia amando la bondad y caminando humildemente con tu Dios. Caminar humildemente con Dios significa caminar junto a los demás y, por lo tanto, no se trata solo de algo individual: mi caminar, mi amor.


El amor al que Dios nos invita es siempre un amor que nos reúne en comunión: un nosotros, no un yo. Esta perspectiva marca la diferencia en el modo de «practicar la justicia». Como cristianos, actuamos con justicia para manifestar la presencia del reino de Dios en el mundo y, de esta manera, invitar a otros a entrar en este espacio de la bondad del amor de Dios. En el reino de Dios todos somos amados por igual como hijos de Dios, y como Iglesia de Dios estamos llamados a amarnos unos a otros como hermanos y hermanas e invitar a otros a participar de ese amor.


Lo que el Señor exige de ti, ser mortal, tan solo respetar el derecho, practicar con amor la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.


Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?

Practicar la justicia, amar la bondad y caminar humildemente con nuestro Dios es una llamada para todos los cristianos a trabajar juntos dando testimonio del reino de Dios en nuestras comunidades: como un nosotros, no como un yo.


Unidad cristiana


«Caminar humildemente» fue el gran desafío del joven rico que le preguntó a Jesús qué debía hacer para heredar la vida eterna. Había obedecido todos los mandamientos desde su juventud, pero no podía dar el paso para unirse a los discípulos de Jesús debido a su riqueza; estaba en deuda con sus posesiones. Qué difícil es para los cristianos soltar aquello que consideramos nuestras riquezas, que nos alejan de una riqueza mayor, la de unirnos a los discípulos de Jesús en la unidad de los cristianos.


Desafío


¿Cómo pueden nuestras Iglesias responder mejor a las necesidades de nuestros prójimos más vulnerables? ¿Cómo podemos hacer para que cada voz sea respetada en nuestras comunidades?


Oración


Dios de amor y misericordia, Ensancha nuestra mirada para que podmos comprender la misión a la que estamos llamados junto a nuestros hermanos y hermanas cristianas, de manera que mostremos la justicia y la bondad misericordiosa de tu reino. Ayúdanos a acoger a nuestros prójimos como tu Hijo nos acogió. Ayúdanos a ser más generosos al dar testimonio de la gracia que nos has concedido por tu liberalidad.

Por Cristo, nuestro Señor. Amén.