miércoles, 31 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE JUNIO DE 2023. FESTIVIDAD DE JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

  Mt 26,36-42: Mi alma está triste hasta la muerte.

Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo: 

«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». 

Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. 

Entonces les dijo: 

«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo». 

Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: 

«Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». 

Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. 

Dijo a Pedro: 

«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». 

De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: 

«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».


Hoy celebramos la festividad de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote. En este día normalmente se acuerdan de los sacerdotes. Yo diría que no es el día del sacerdote “común”, sino del SACERDOTE, Jesús. Todos participamos de él, y los “sacerdotes” participan de su misión. Jesús nos salvó por su entrega.


"Él no sólo ha conferido el honor del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino también, con amor de hermano, ha elegido a hombres de este pueblo, para que, por la imposición de las manos, participen de su sagrada misión. Ellos renuevan en su nombre el sacrificio de la redención, y preparan a sus hijos el banquete pascual, donde el pueblo santo se reúne en su amor, se alimenta con su palabra y se fortalece con sus sacramentos. Sus sacerdotes, al entregar su vida por él y por la salvación de los hermanos, van configurándose a Cristo, y así dan testimonio constante de fidelidad y amor" (Prefacio).


Ser sacerdote es ser entregado. Jesús dijo: “Tomad, esto es mi cuerpo”…y se entrega. Esto es ser sacerdote, entregarse por entero a Dios. Lo importante en el sacerdote no es su función litúrgica: que predique bien, que celebre bien, sino sobre todo QUE SE ENTREGUE BIEN Y POR ENTERO. 


Por ello, es un día para pedir por nosotros, los sacerdotes, para que hagamos de nuestra vida un sacerdocio agradable a Él, por la salvación del mundo, entregándonos todo y a todos.

martes, 30 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 31 DE MAYO DE 2023. LA VISITACIÓN DE MARÍA A SU PRIMERA ISABEL

  Lc 1,39-56: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

-«¡ Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

María dijo:

-«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

-como lo habla prometido a nuestros padres -

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.


Celebramos hoy el día de la Visitación de María a su prima Isabel.

Es un día para contemplar la grandeza de María que dejó todo para ayudar, servir a su prima Isabel. Fue pronta a la llamada de Dios. No fue una llamada directa, sino que fue una llamada en la vida, en los acontecimientos. El ángel le comunicó que su prima también esperaba un niño, y ella entendió que la voluntad de Dios era que fuera a ayudarla. Pero no quisiera extenderme en esta idea, que ya por sí es muy importante contemplar esta sensibilidad de María para captar las señales de Dios y revisarnos en nuestra vida, las veces que no las captamos, estamos despistados, o estamos sordos; o incluso no queremos ver, o no nos sentimos concernidos.


Quisiera basarme en la idea a modo de título que nos presenta la Iglesia (es lo que he ido haciendo todo el año): ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


María era prima de Isabel, mucho menor que ella, por lo que resulta rara la pregunta, salvo por el añadido final “madre de mi Señor”. Isabel se siente halagada, importante ante Dios porque no sólo Dios tuvo misericordia al quedar embarazada, sino sobre todo porque le visitaba la mujer más importante que ha pisado la Tierra (María es importante por ser la “madre”, por llevar en su seno a Jesús). Isabel es consciente de ello y por ello, se queda abrumada, turbada. María tiene una reacción también parecida. Aquí vemos uno de los temas permanentes en Dios: la capacidad de sorprendernos. 


Es un día para pedirle al Señor no perder la capacidad de sorprendernos por la providencia divina, por sus “maneras, estilo”, por sus detalles, sus signos y su visita en nuestra vida.


Es un día para tomar conciencia que María siempre nos visita (lo sepamos o no, la veamos o no, la sintamos o no).


Es un día para agradecer que María siempre esté con nosotros a pesar de no ser merecedores


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la sensibilidad para ver las llamadas de Dios en la vida y acontecimientos que vivimos. 


Es un día para pedirle al Señor por medio de María que tengamos la actitud de servicio ante la realidad que nos toca vivir. 

lunes, 29 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE MAYO DE 2023

 Mc 10,28-31: Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.


En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús:

-Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

Jesús dijo:

-Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.



Volvemos al Tiempo Ordinario, a la lectura continua del evangelio. En este caso estamos en el evangelio de San Marcos capítulo 10, justo después del pasaje del “joven rico”. Los discípulos se desaniman ante la expresión de Jesús: ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!…y luego es imposible (salvarse) para los hombres, no para Dios.


Y Pedro, en nombre de los apóstoles, asevera: “ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Entonces es cuando Jesús les anuncia una consecuencia del amor de Dios: la generosidad, la gratuidad.


Y es que el evangelio exige de mí el darlo todo (incluso con persecuciones), pero la recompensa siempre es mucho mayor de lo que yo pueda dar. Dios es generoso, es buen pagador, es merecedor de confianza y de entrega.


Por ello, no tengamos miedo en dejarlo todo, nuestra recompensa será mayor.

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE MAYO DE 2023. FESTIVIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA

 Jn 19,25-34: Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre.


Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.

Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran.

Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.


La Iglesia celebra hoy la fiesta de Santa María Madre de la Iglesia. Por ello, nos ofrece este evangelio, donde Jesús nos regala a su Madre. 

Es una advocación que introdujo S. Pablo VI en el año 1964. A parte de todos los títulos que le tributamos a María, ahora como Madre de la Iglesia.

Ella no sólo engendró a Jesús en su seno, sino que también engendra a la Iglesia. Estuvo acompañando a los apóstoles el día de Pentecostés, dice el texto: “junto con María”. Es una persona muy importante en la espiritualidad cristiana, en la Iglesia. Por ello es Madre de la Iglesia, no sólo por ser madre de todos los que formamos la Iglesia. Y ella sigue engendrando a la Iglesia, la cuida, protege, une. 


Miremos a María también como Madre de la Iglesia e invoquémosle en este tiempo tan sombrío, donde la Iglesia está en un momento de prueba, que ella siga sosteniéndola y engendrándola. 

jueves, 25 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 26 DE MAYO DE 2023

  Jn 21,15-19: Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.


Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, le dice a Simón Pedro: 

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». 

Él le contestó: 

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».

Jesús le dice: 

«Apacienta mis corderos». 

Por segunda vez le pregunta: 

«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». 

Él le contesta: 

«Sí, Señor, tú sabes que te quiero». 

Él le dice: 

«Pastorea mis ovejas». 

Por tercera vez le pregunta: 

«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». 

Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: 

«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». 

Jesús le dice: 

«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». 

Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: 

«Sígueme».


La Iglesia nos presenta hoy un texto muy bonito y significativo. Un texto de una sensibilidad grande y una ternura exquisita. Es el epílogo del evangelio de San Juan, cuando Jesús se encuentra con Pedro después de la Resurrección.


Jesús sigue confiando en Pedro. Es más, confía siempre en él y en nosotros. Por seguir siempre en el título que nos proponen, “apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”, Jesús hace el examen final a Pedro…y lo aprueba.


El examen consiste únicamente en el amor. Algunos comentan que Jesús diferencia entre amar y querer. Jesús parte de su gran amor y llega a ponerse al nivel de Pedro, de un amor menor: “querer”. 


Y le sigue enviando a la misión. Es más, Jesús nunca retira la llamada, nunca retira la confianza. 


Es un día bueno, para contemplar y meditar sobre la confianza de Jesús en nosotros. Es una confianza inquebrantable. Es una confianza empoderada, es decir, es una confianza porque hay una gracia del Espíritu para poder cumplir con la misión, en la medida que nos abramos a Él. Por ello, “extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras”, aunque referido a la muerte, así es la confianza en Dios, otro te llevará adonde no quieras, no porque vayas por disgusto, sino porque no lo has elegido, otro lo eligió.

miércoles, 24 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE MAYO DE 2023

  Jn 17,20-26: ¡Que sean completamente uno!

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo:

«Padre santo, no solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».


Seguimos con la oración sacerdotal  y con la intercesión de Jesús para que seamos uno y en este caso da unas razones: "para que el mundo crea que tú me has enviado".

Pero hoy quisiera tomar en consideración la expresión "no son del mundo".

Llama la atención esta dualidad de San Juan, cuando anteriormente enunciaba: "tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo para salvarlo".

Aquí la palabra "mundo", se refiere a las tinieblas y a los que escogen ese camino.

Somos los hijos de la luz y nuestra dicha, nuestra vocación es la luz.

En la carta de San Pablo a los Gálatas, éste nos da una referencia entre las obras de la carne (tinieblas) y las obras del Espíritu (luz).

Las obras de la carne: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas.

Los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio.

Estamos próximos a celebrar la fiesta de Pentecostés, el don del Espíritu. Abrámonos a su acción para que seamos y vivamos como hijos de la luz.

martes, 23 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE MAYO DE 2023

 Jn 17,11b-19: Que sean uno, como nosotros.

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: 

- «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»


Seguimos con la oración sacerdotal: pide por nosotros, como contemplamos ayer. La petición de hoy es sobre la unidad. No es poca cosa: como el Padre y el Hijo. Ya aquí tenemos una pista, la unidad sólo es posible desde la fuente de la Trinidad.


Jesús no pide que simplemente vivamos en paz, sin peleas ni divisiones. Pide que vivamos con la misma unidad con la cual está la Santísima Trinidad. ¡Esto es imposible!. Imposible para los hombres y no para Dios. Jesús siempre nos lleva hacia pensamientos más altos, más puros, más auténticos. No nos hace quedarnos en nuestros fracasos, sino nos lleva más arriba. Nos lleva a aspirar a lo más alto. 


Que no perdamos nunca la ilusión, la confianza en Dios de que, sólo con Él, podremos vivir en esa unidad pedida y soñada por Dios. 

lunes, 22 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE MAYO DE 2023

 Jn 17,1-11a: Padre, glorifica a tu Hijo.

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo:

«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y, por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti, antes que el mundo existiese. 

He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti.»



Comenzamos ahora con la “oración sacerdotal”, la oración que pronuncia Jesús en Getsemaní y que Juan recoge. Es una oración llena de dramatismo y de confianza filial en el Padre.


Jesús pide por nosotros y pide por Él. Le está pidiendo fuerzas al Padre para poder acabar su obra. Para poder ser fiel a su voluntad. En Juan la glorificación viene en la cruz, que también es la exaltación. 


Ha llegado la hora. Le pide que sea glorificado para que entonces sea glorificada la obra del Padre. Jesús nunca está en relación a sí mismo, sino en relación al Padre. La gloria del Hijo es la gloria del Padre. En Jesús hay una identificación total con el Padre. Por ello, no pide para sí, sino para Él, en cuanto instrumento. 


Cuántas veces pedimos al Padre o a Jesús, para que podamos cumplir con la voluntad de Dios y ¿Él sea glorificado?. Nos lo recuerda muy bien la frase de San Ignacio: AMGD (para la mayor gloria de Dios)

Ser cristiano es recuperar este objetivo en la vida, objetivo final y de cada momento. Cada cosa que hago, ¿es para mayor gloria de Dios?

domingo, 21 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 22 DE MAYO DE 2023

  Jn 16,29-33: Tened valor: yo he vencido al mundo.


En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: 

- «Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios.»

Les contestó Jesús: 

- «¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo.»


Siguiendo con los mensajes de despedida, Jesús va profetizando como será la vida del discípulo. Y ahora entienden, porque habla claro. Parece queJesús les está animando al heroísmo, o exaltando a los que son valientes. Es verdad que el evangelio es para los valientes.


Pero la parresía o valentía evangélica, la audacia, no es algo innato. A lo largo de la historia, ha habido muchos santos tímidos, cobardes, apocados; que sin embargo, han afrontado luchas grandes.


La valentía evangélica nace de la confianza en Dios: yo he vencido el mundo, de estar bien enganchados o afincados en Él. Por tanto, lo único que nos hace es animarnos a estar y permanecer en Él, de ahí nuestra fuerza: la fuerza se realiza en la debilidad.

jueves, 18 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 19 DE MAYO DE 2023

Jn 16,20-23a: Nadie os quitará vuestra alegría.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. 

La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. 

También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».


Porque es una alegría probada

Este trozo del evangelio, sobretodo la última frase, me recuerda el final de la película “La vida es bella”.

Comienza el texto evangélico contemplado ayer para avanzar tres versículos más. La tristeza se convertirá en alegría y ésta no podrán arrebatárnosla. 


No podrán quitárnosla porque es una alegría que viene de Jesús.

No podrán quitárnosla porque es una alegría probada en el sufrimiento, por ello, muy profunda y fuerte.

Diremos que ésta es la verdadera alegría.


Y Jesús nos invita a desear esta alegría, a buscarla, a pedirla, a enseñarla y transmitirla.

Se nos vende una alegría dulzona, fácil de conseguir, pero también fácil de perderla.  

miércoles, 17 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 18 DE MAYO DE 2023

  Jn 16,16-20: Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver». 

Comentaron entonces algunos discípulos: 

«¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero dentro de otro poco me volveréis a ver", y eso de "me voy al Padre"?». 

Y se preguntaban: 

«¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice». 

Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: 

«¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver"? En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría».


En este discurso de despedida, Jesús nos adelanta que no sólo conviene que se vaya, sino que  la tristeza será transformada en alegría. 


Por un lado tenemos la tristeza que produce la ausencia de Jesús/Dios. Pero ésta es momentánea, porque Jesús nos enviará el Espíritu, que nos llevará a la verdad completa y que en el día de hoy se nos dice que convertirá ésta en alegría. 


Por ello, no sólo no debemos buscar la alegría en la situación, sino en Dios y en el Espíritu Santo. Es el amor del Padre y del Hijo: el mayor amor que ha habido nunca. 


El Espíritu es un espíritu de valentía, de alegría, de fortaleza. Pidamos el Espíritu, pidamos que nos come de alegría. 

martes, 16 de mayo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 17 DE MAYO DE 2023

 Jn 16,12-15: El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

El me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.»


El Espíritu de la verdad nos guiará hasta la verdad plena. Hasta Jesús, hasta Dios. Hasta el misterio de Dios. Jesús sigue preparándonos para poder recibir con mayor fruto su Espíritu. 


Nos guiará hasta la verdad plena. No se refiere, por lo menos en este mundo, hasta la verdad plena del Universo, de todo lo que investigan los científicos, etc. Si creo que se refiere hasta la verdad plena de la vida, la sabiduría de la vida. Hasta la verdad plena de lo que somos nosotros (cada uno en sí mismo y con los otros). Lo mismo que santa Teresita sintió cuando “comprendió” la verdad de la Escritura. El Espíritu nos guiará hasta la verdad teniendo claro, que nunca tendremos toda la verdad, sino pasito a pasito, dándonos pequeñas luces necesarias para el caminar de cada día. 


Sigamos pidiendo el Espíritu, deseemos que nos guíe hasta la verdad plena y podremos caminar por caminos de luz, en estos tiempos recios.