jueves, 30 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE OCTUBRE DE 2021

 Lc 10,13-16: Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.


En aquel tiempo, dijo Jesús:

-¡Ay de ti Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.

Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.

Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.


Jesús es enviado por el Padre, por eso, el que lo rechaza, rechaza al que lo ha enviado. Los mismo pasaba cuando rechazaban a los discípulos de Jesús.


Y me pregunto que es rechazar a Jesús:

Por un lado es evidente que la acepción más propia puede ser aquel que rechaza explícitamente a Jesús. Algunos por desconocimiento, otros con conocimiento. 

Puede haber otro tipo de rechazo: no oír su palabra.

Hay un rechazo más sutil: no hacer sus obras. Pero también puede ser cuando no creemos en su Palabra. 

Y de esa manera, rechazamos a Dios Padre. 

Se puede rechazar a Jesús rechazando a las personas.


Puedo pensar ahora si yo rechazo a Jesús, a su palabra, a sus acciones. Si rechazo a las personas.

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE SEPTIEMBRE DE 2021

Lc 10,1-12: Descansará sobre ellos vuestra paz.


En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

–La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.

¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario.

No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «está cerca de vosotros el Reino de Dios».

Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el Reino de Dios».

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.


En el evangelio de hoy, Jesús está enviando a los 72 discípulos. No van a título personal, sino enviados. Son sus enviados, van en su nombre, con su espíritu, su poder, con su paz.


No van con sus cualidades, sensibilidades, sino revestidos de la paz de Jesús. Es una paz que se da, entrega y llena toda la casa. La paz no es solamente una actitud interior de quietud, sino que es un don de Dios. Por ello hay que recibirla. 


Por un lado saco dos consecuencias. Yo que soy cristiano consciente y por tanto, enviado de Dios: ¿derramo su paz? ¿La paz que llevo en su nombre va descansando en las personas con las que me encuentro? ¿Transmito paz? O, ¿mi forma de ser, mis palabras, derraman tensión, angustia, nerviosismo, envidia, violencia?


Segunda consecuencia, yo que soy enviado de Dios, ¿me preocupo de pedir, buscar, hallar la paz de Dios? ¿Tengo momentos detenidos de oración, simplemente poniéndome a su escucha?


Es un bonito ministerio, ser agente de la paz de Dios, que tantas personas hoy necesitan. 

lunes, 27 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 28 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Lc 9,51-56: Tomó la decisión de ir a Jerusalén.



Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.

De camino entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.

Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:

-Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo y acabe con ellos?

El se volvió y les regañó, y dijo:

-No sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.

Y se marcharon a otro aldea.



Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Lejos de huir, Jesús, asume la situación y la enfrenta. 


Jesús no es alguien que huya de las situaciones. Al contrario, enfrenta las situaciones. Y la situación de Jesús era una muerte violenta.


Es bueno que lo contemplemos, tomando la decisión de ir a Jerusalén. Para que nos de fuerzas para afrontar cada uno de nosotros nuestras situaciones más dolorosas.

domingo, 26 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 COMENTARIO AL EVANGELIO


Lc 9,46-50: El más pequeño de vosotros es el más importante.


En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante.

Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:

-El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado.

El más pequeño de vosotros es el más importante.

Juan tomó la palabra y dijo:

-Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.

Jesús le respondió:

-No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro.


Ante las sobrecogedoras imágenes que hemos visto en la tarde-noche de hoy, llevándose la Iglesia de Todoque, y acercándose al centro de salud, colegio y tantas casas, cuesta entender este evangelio y ponerlo en el contexto de nuestra vida. 


Solamente fijándome en la frase que ponen como título: “el más pequeño de vosotros es el más importante”.


Yo pensaba, ingenuo de mí, que las coladas volcánicas, pasarían y tocarían las casas, pero no podrían con ellas. No serán construcciones a prueba de terremotos, pero si aguantan muchos temporales. No son de hojalata, o de madera, como vemos muchas veces en Norteamérica, sino que eran de cemento y hormigón. Yo pensaba que eran más fuertes que la aparente debilidad de las lavas. Y terminaron cayendo cientos de casas, construcciones. 


Si las casas, que las creía fuertes, son destruidas por el volcán, cuanto más nosotros. Y es lo primero que han querido salvaguardar las autoridades: porque somos los más pequeños. Y ante la magnitud de las coladas volcánicas, más pequeños nos sentimos.


Y es bueno sentirse pequeño, porque así es el evangelio, hacernos pequeños, sentirnos necesitados, para, de una manera más intensa, suplicar a Dios por nuestras vidas. 


Ésta es la fuerza, que podrá con este volcán,

la fuerza de la fe,

la fuerza de la humanidad,

la fuerza de la solidaridad,

la fuerza de la ayuda mutua,

la fuerza de la compañía,

la fuerza del abrazo,

la fuerza de …


Esa fuerza, dice Jesús, es un surtidor que sale de dentro y  llega hasta la vida eterna (Jn 4, 14). 


Este volcán nos quitará todo lo que encuentre, pero no nos quitará a nosotros, no podrá contra el volcán que llevamos dentro. Sintámonos pequeños, porque así somos más importantes. 

martes, 21 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 22 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 PROCLAMAR ES HACER PRESENTE


Lc 9,1-6: Los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos.


En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.

Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:

-No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto.

Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.

Y si alguien no os recibe, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.

Ellos se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.


Los medios de comunicación nos hablan de la ola de solidaridad que hay entre la población ayudando a los que lo necesitan. El volcán ha despertado en estas personas lo mejor que tienen dentro. Y éste es el mejor testimonio de la proclamación del reino de Dios y curación a los enfermos que pueda haber.


Esta situación que estamos viviendo, nos encoge, pero también mueve en nosotros sentimientos de compasión hacia los otros. 


Cuando Jesús los envió a proclamar el reino de Dios, no significa solamente la predicación propiamente dicha, sino al acompañamiento, la ayuda a los otros y sobretodo, poner las condiciones para que en este mundo se puedan ver los brotes del Reino de Dios.


Por tanto, esa predicación no es solo un mandato a los apóstoles, sino a todos, porque todos podemos arrimar el hombro, todos podemos hacer algo, más bien TODOS DEBEMOS HACER ALGO. 

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 21 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Mt 9,9-13: Sígueme. El se levantó y lo siguió.


En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

-Sígueme.

El se levantó y lo siguió.

Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

-¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?

Jesús lo oyó y dijo:

-No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «misericordia quiero y no sacrificios»: que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.


El hombre siempre ha querido controlar el futuro, o por lo menos preverlo, para minimizar las posibles consecuencias nefastas. Esa es una de las labores u objetivos de la ciencia. Comprobar las “leyes inscritas” por las cuales suceden las cosas, para poder prevenirlas o prepararse. 


Pero no podemos controlarlo todo. En otras épocas, el hombre tenía muy pocos medios y era más evidente. Ahora, “con tanta tecnología”, como se ha dicho en tantas ocasiones en estos días del volcán, sin embargo, no podemos evitar el desastre. 


Ante ello, Jesús, hoy y siempre nos dice: “Sígueme”.

Ese sígueme significa:

No cometas imprudencias y colabora con las autoridades

Ten paz

Sigue confiando en mi

Yo voy delante. 

No te angustie el futuro

Déjate llevar.


Hagamos un acto de fe, como hizo Mateo, del cual celebramos hoy la fiesta. Él no sabía a donde le llevarían sus pasos. Sólo intuyó que podía confiar en esa persona que le llamaba. 

lunes, 20 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 20 DE SEPTIEMBRE DE 2021

LA LUZ DEL VOLCÁN Y LA LUZ DE DIOS


Lc 8,16-18: El candil se pone en el candelero para que los que entran tengan luz.


En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

-Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz.

Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.

A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.



El candil se pone en el candelero para que los que entran tengan luz. Esto es evidente. Anoche iluminaba el volcán toda la noche en La Palma. Pero no era una luz especialmente tranquilizadora, era una luz impresionante y al mismo tiempo devastadora. Impresionaba oír toda la noche el sonido del volcán.


La luz de Dios suele ser una luz más humilde, no impresiona, no da miedo, y de hecho, algunas veces, se confunde. Es la luz de un pobre candil, pero suficiente para iluminar mis pasos para caminar.


Igual en nuestra vida, esperamos que la luz de Dios sea una luz grande que nos clarifique todo, que nos resuelva todas las dudas, pero no es así, nos va iluminando poco a poco. Y algunas veces, sólo para iluminar mi siguiente paso. Incluso algunas veces, lo que vemos es una penumbra por la cual nos adentramos en la fe. 


También muchas veces, creemos que poseemos la verdad y podemos iluminar a todas las personas en sus situaciones. Sin embargo, en la mayoría de las veces, no tendremos palabras sino solo un “aquí estoy”. Y esa es la luz mayor, la presencia. 


Que nuestra luz a los demás sea lo suficientemente humilde para que sea la luz de Dios y no la nuestra. 

jueves, 16 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 17 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Lc 8,1-3: Algunas mujeres acompañaban a Jesús y lo ayudaban.



En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando la Buena Noticia del Reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.




Este trozo del evangelio es un sumario donde relata algunas de las actividades que hacía Jesús y los que lo acompañaban. El evangelista comenta que algunas mujeres lo acompañaban y lo ayudaban. Esto que nos parece algo sin importancia, sin embargo, está diciendo mucho debido a la sociedad en la que vivían. 


Los maestros o rabinos, no se dejaban acompañar de mujeres. Jesús es considerado por muchos como un rabí, o maestro. Sin embargo, Jesús no actuó en muchas situaciones como los maestros de aquel tiempo. Jesús abre el horizonte a  una nueva humanidad. Todavía no hemos terminado de entender, o acoger el mensaje de Jesús, por lo que en aquel entonces y tampoco hoy, le damos la importancia, la misión a la mujer en la sociedad y en la Iglesia. El Papa insiste en darle un papel más incisivo en la Iglesia, en la toma de decisiones, en el gobierno, y no sólo en el servicio. 


Pidamos al Señor que el espíritu de Jesús vaya penetrando en nosotros para que hagamos de nuestro pequeño trozo de tierra una sociedad más justa, fraterna e igualitaria.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 16 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Lc 7,36-50: Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor.


En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume, y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo:

-Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.

Jesús tomó la palabra y le dijo:

-Simón, tengo algo que decirte.

El respondió:

-Dímelo, maestro.

Jesús le dijo:

-Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?

Simón contestó:

-Supongo que aquel a quien le perdonó más.

Jesús le dijo:

-Has juzgado rectamente.

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:

-¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella en cambio me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella en cambio desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella en cambio me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo, sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor: pero al que poco se le perdona, poco ama.

Y a ella le dijo:

-Tus pecados están perdonados.

Los demás convidados empezaron a decir entre sí:

-¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?

Pero Jesús dijo a la mujer:

-Tu fe te ha salvado, vete en paz.



El Papa Francisco hace una distinción entre el pecado y la corrupción. Nos estamos refiriendo en un sentido espiritual. La distinción radica en la actitud, que al final es la afirmación de Jesús: el amor. El pecado es algo connatural al ser humano, somos pecadores. Sin embargo, el pecado no es algo bueno para nosotros. Nos debilita la gracia santificante. La corrupción es cuando se ha normalizado el pecado, de manera que se justifica.


Jesús nos da la clave, contraseña, llave para el perdón de los pecados: el amor. El amor a Dios, que trae consigo el aborrecimiento del pecado y un mayor deseo de Dios, su voluntad, sus mandatos, etc.


Esta mujer, aún teniendo muchos pecados, por su mucho amor, le son perdonados todos. Sin embargo, los pecados del fariseo que serían menores que los de la mujer, tendrán menor justificación porque ha amado menos. 


Claro está, Dios es misericordia y esa llave sólo se abre cuando hay un resquicio al menos de amor. Cuando hay deseo de Dios a pesar del pecado. 


Sin embargo, muchas veces, el pecado nos lleva a no desear a Dios porque no nos sentimos dignos, pero más bien es porque no nos perdonamos a nosotros. Porque nunca somos dignos de Dios, aunque Él si nos ahorra ese camino.


En definitivas cuentas, el amor es la llave que abre todas las puertas de Dios: porque es la llave de la fe y de la esperanza. 

martes, 14 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Jn 19,25-27: Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena.


En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: "Mujer, ahí está tu hijo."

Luego dijo al discípulo: "Ahí está tu madre."

Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.


Hoy día, de la Virgen de los Dolores, permítanme que en el día de hoy, el comentario sea este himno, que nos ayude en la oración. Se lee antes del evangelio


Secuencia de «La Madre piadosa…» (Stabat Mater)


La madre piadosa estaba 

junto a la Cruz y lloraba, 

mientras el Hijo pendía.


Cuya alma triste y llorosa,

traspasada y dolorosa, 

fiero cuchillo tenía.


Oh, cuán triste y afligida 

se vio la Madre escogida,

de tantos tormentos llena.


Cuando triste contemplaba 

y dolorosa miraba 

del Hijo amado la pena.


Y ¿cuál hombre no llorara 

y a la Madre contemplara 

de Cristo en tanto dolor?


Y ¿quién no se entristeciera,

piadosa Madre, si os viera 

sujeta a tanto rigor? 


Por los pecados del mundo 

vio Jesús en tan profundo

tormento la dulce Madre;


Y muriendo al Hijo amado, 

que rindió, desamparado, 

el espíritu a su Padre.


Oh Madre, fuente de amor,

hazme sentir tu dolor 

para que llore contigo.


Y que por mi Cristo amado, 

mi corazón abrasado 

más viva en él que conmigo.


Y porque a amarte me anime 

en mi corazón imprime 

las llagas que tuvo en sí.


Y de tu Hijo, Señora, 

divide conmigo ahora 

las que padeció por mí.


Hazme contigo llorar 

y de veras lastimar 

de su pena mientras vivo.


Porque acompañar deseo

en la Cruz, donde le veo 

tu corazón compasivo.


Virgen de vírgenes santas, 

llore yo con ansias tantas

que el llanto dulce me sea.


Porque tu pasión y muerte 

tenga en mi alma de suerte 

que siempre sus penas vea.


Haz que su Cruz me enamore; 

y que en ella viva y more, 

de mi fe y amor indicio.


Porque me inflame y encienda 

y contigo me defienda 

en el día del juicio.


Haz que me ampare la muerte 

de Cristo, cuando en tan fuerte 

trance vida y alma estén.


Porque cuando quede en calma 

el cuerpo, vaya mi alma 

a su eterna gloria. Amén.

lunes, 13 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 14 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Jn 3,13-17: Tiene que ser elevado el Hijo del Hombre.



En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

-«Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»



Tiene que…Otra vez vemos esta expresión. También la vimos en el fin de semana.

En este caso, San Juan va más allá y en su simbología, la elevación en la cruz es la glorificación.

San Juan compara cuando la serpiente atada en el palo y elevada curaba a las personas mordidas por ésta. Siguiendo la misma simbología, Jesús elevado en la cruz nos cura a nosotros de lo mismo por lo cual fue crucificado: el pecado. 


Es elevado sobre nuestras cabezas el Emmanuel, el Dios-con-nosotros.

Es elevado sobre nuestras cabezas el amor de Dios.

Es elevado sobre nuestras cabezas la misericordia de Dios

Es elevado sobre nuestras cabezas el perdón de Dios.

Es elevado sobre nuestras cabezas la confianza radical de Jesús en su Padre.

Es elevado sobre nuestras cabezas el camino elegido por Jesús sobre el camino de Barrabás, Judas, etc.

Es elevado sobre nuestras cabezas el poder de Dios.

Es elevado sobre nuestras cabezas la vida que renace de la muerte.


Por eso, démosle gracias a Dios porque “el Hijo del hombre tiene que ser elevado”.

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 13 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Lc 7,1-10: Ni en Israel he encontrado tanta fe.



En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún.

Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oir hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:

-Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.

Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle:

-Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: «ve», y va; al otro: «ven», y viene; y a mi criado: «haz esto», y lo hace.

Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:

-Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe.

Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.



Que terrible expresión: ¡Ni en Israel he encontrado tanta fe! Con tantos judíos que había, muchos cumplidores y muchos devotos. Esta expresión, según mi parecer, es general y exagerada, porque por lo menos había una persona que tenía una fe más grande: María y José (también podríamos decir)


Yo me imagino que Jesús estuviera hoy por aquí. ¿Qué diría de mi? ¿Seguiría diciendo lo mismo? Lo fundamental es la fe. Jesús una vez le recrimina a los apóstoles: ¿todavía no tenéis fe?. Y nosotros que oramos todos los días, y vamos muchas veces a misa, ¿todavía no confiamos? ¿A qué esperamos? ¿Qué más necesitamos?


Este hombre tiene fe en Jesús sin conocerlo, sólo hablar de Él. Incluso no se va al encuentro sino que manda a unos criados: no es digno. Él, que tiene relación con los judíos porque les ha construido la sinagoga sabe de las normas de pureza de los judíos, por ello no se acerca ni le deja entrar en su casa.


Es un caso extraordinario. Porque es capaz de dar el paso de la norma al paso de la fe. Lo reconoce como señor, que tiene el poder y el destino de nosotros. Es capaz de dar un salto mayor que el resto. 


Esa es la fe: la capacidad de confiarnos totalmente en Él porque sabemos que todo depende de Él.

viernes, 10 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 10 DE SEPTIEMBRE DE 2021

 Lc 6,39-42: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?



En aquel tiempo, ponía Jesús a sus discípulos esta comparación:

–¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

Un discípulo no es más que su maestro, si bien cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «hermano, déjame que te saque la mota del ojo, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.

Palabra del Señor.



¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?…Supuestamente no. Pero también diré que tienen una sensibilidad grande, por lo que perciben detalles que nosotros no prestamos atención.


Volviendo al tema que nos toca. Jesús se refiere a los maestros de la Ley, que se creían que sabían, pero habían errado en la interpretación de la biblia. También nosotros nos podemos volver dogmáticos, escrituristas, pero a quien debemos tomar como interpretación válida es a Jesús. Él es la Luz.


Por eso, todo lo que leamos, dejemos que Él nos la lea en nuestro corazón y por otro lado, observemos profundamente sus gestos, sus palabras, sus inclinaciones, sus opciones, sus preferencias. Así tendremos una visión global y más certera de la voluntad de Dios.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 9 DE SEPTIEMBRE DE 2021

  Lc 6,27-38: Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

–A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.

Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen.

Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores con intención de cobrárselo.

¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada: tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.

Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados perdonad y seréis perdonados; dad y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante.

La medida que uséis la usarán con vosotros.



Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.

Sed santos como vuestro Padre es santo.

Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto.


Hay varios paralelos en la biblia con la misma construcción. No hablaré de lo que nos pide Jesús que seamos (compasivos, misericordiosos, santos y perfectos), sino de la construcción en sí.


Todas estas sentencias terminan igual: como vuestro Padre es…Aquí está la clave de todo el evangelio: nuestra vida converge en Dios (de Dios vinimos y a Dios volveremos). Dios es el motivo, pero también el impulso para perdonar, ser compasivo, ser misericordioso, ser perfecto, ser santo. 


Es el Alfa y la Omega, la razón de nuestro existir, la meta de nuestra vida.  Y sería bueno que reflexionáramos todos. Tenemos que ser así, porque Dios lo es, porque somos creados a su imagen y semejanza (por tanto, podemos serlo) y porque tenemos su fuerza principalmente en la Eucaristía y oración.C