miércoles, 1 de noviembre de 2023

HOMILÍA EN LA CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS 2023

 1ª lectura: Del libro de las lamentaciones 3, 17-26

Salmo 129 Desde lo hondo a ti grito Señor

Evangelio: Juan 14, 1-6


Hoy nos hemos congregado para orar por nuestros difuntos que todavía no han llegado a pasar a la casa del padre: pero están en el proceso. Están en el purgatorio, purificándose para poder estar a tono, confeccionando su traje de fiesta.


Quiero que nos llevemos para casa que no es un día de tristeza, sino de esperanza. 

Me da mucha luz parte del diálogo de Jesús con Marta cuando revive a su hermano:

—Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto; 22 pero aun ahora, yo sé que Dios te dará todo lo que pidas.

23 Jesús le dijo:

—Tu hermano resucitará.

24 —Es cierto—respondió Marta—, resucitará cuando resuciten todos, en el día final.

25 Jesús le dijo:

—Yo soy la resurrección y la vida.[g] El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. 26 Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá. ¿Lo crees, Marta?

27 —Sí, Señor—le dijo ella—. Siempre he creído que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que ha venido de Dios al mundo.


Esta es la esperanza cierta que tenemos los cristianos. Y digamos hoy todos. “Creo que Jesús es la Resurrección  y la Vida”

Los textos que he elegido nos hablan de esperanza.

Empezamos por el salmo: “Desde lo hondo a ti grito, Señor”.

El salmista acude desesperado al Señor sabiendo que será escuchado. Lo invoca porque puede lograrlo. No es un grito al vacío. Un Dios que no lleva cuenta de los delitos. Y nos invita a aguardar, a esperar en el Señor.


Me gusta mucho la primera lectura y de hecho, la elijo mucho en los entierros. Del libro de las lamentaciones. Comienza diciendo: “He perdido la paz, me he olvidado de la dicha; me dije: «Ha sucumbido mi esplendor y mi esperanza en el Señor». A pesar de que el texto comienza de esa manera, tan desgarrada, sin embargo, igual que pasa con la oración, poco a poco se va tiñendo de esperanza: “hay algo que traigo a la memoria, por eso esperaré: Que no se agota la bondad del Señor, no se acaba su misericordia;

Y llega el evangelio con esas afirmaciones rotundas de Jesús: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros


Sólo terminar con un extracto de Jesús: “os llevaré conmigo”. Suficiente. El cielo es estar con Jesús. Nos lleva con él. ¿A qué tenemos miedo? ¿Por qué desconfiamos? ¿Por qué desesperamos?

Que no se turbe nuestro corazón…

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