jueves, 31 de agosto de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 1 DE SEPTIEMBRE DE 2023

 Mt 25,1-13: ¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.

Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.

Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz:

“¡Qué llega el esposo, salid a su encuentro!”.

Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.

Y las necias dijeron a las prudentes:

“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. 

Pero las prudentes contestaron:

“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”.

Pero él respondió:

“En verdad os digo que no os conozco”.

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».


A medianoche se oyó una voz: ¡Qué llega el esposo, salid a su encuentro!

El evangelio centra su atención en esa voz. No sólo es una advertencia, es una alegría enorme la llegada del esposo. Llega tarde, pero llega.

Y llega cuando se han dormido las vírgenes.

Pero unas habían hecho sus deberes y las otras no.

Nuestro esposo también se demora. Nos quiere mantener en tensión, pero nos vamos aflojando, nos vamos cansando. No podemos esperar.

Y hay situaciones que no pueden esperar, pero nadie mejor que el esposo para saber cuando llegar.


Por eso, animémonos pensando en su llegada, aunque ésta se retrase. Pero cuando llega, se celebra una gran fiesta. 

miércoles, 30 de agosto de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 31 DE AGOSTO DE 2023

 Mt 24,42-51: Estad preparados.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?

Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.

Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: "Mi señor tarda en llegar", y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes».


Cuando oigo la expresión "a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre", me evoca la brevedad del tiempo. Cuando en alguna acción, tenemos en cuenta el objetivo, la acción puede ir bien orientada.

Sin embargo, si no tenemos en cuenta el objetivo, nos podremos desviar. Muchas veces, nuestra vida la vivimos sin tener en cuenta el objetivo, o el término, la venida del Hijo del Hombre. Claro, así vivimos despistados pendientes en nuestros "negocios". Sin embargo, este Evangelio, para mí, viene a ser un acicate a no despistarme que mi vida es de Dios, y todo lo que hago es respuesta o no a Dios, acogida o no a Jesús. Esto me instiga a la responsabilidad, a la entrega y a no perder el tiempo. Hoy se oye mucho la expresión, "carpe diem", disfruta el momento. Para el cristiano, sería la expresión correcta: "vive con pasión y entrega el momento". Que el Señor nos de fuerza para vivir con pasión por Jesús y su evangelio. Ello traerá consigo la pasión por la vida y las personas.

martes, 29 de agosto de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 30 DE AGOSTO DE 2023

Mt 23,27-32: Sois hijos de los que asesinaron a los profetas.


En aquel tiempo, Jesús dijo: 

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad. 

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».


De la homilía del Papa del 28 de mayo de 2015 en Santa Marta


Los cristianos de salón —que son egoístas, especuladores, mundanos o rigoristas— alejan a la gente que busca a Jesús. Acerca de esta tentación puso en guardia el Papa Francisco al celebrar la misa, el jueves 28 de mayo, en la capilla de la Casa Santa Marta. Invitando a cada uno a «un examen de conciencia», el Papa recordó que los cristianos deben saber escuchar «el grito de ayuda» de la gente y sostenerla en el camino para acercarse al Señor.


El Papa Francisco inició la homilía hablando el episodio relatado por san Marcos en el pasaje evangélico (10, 46-52) propuesto por la liturgia. «Jesús estaba con sus discípulos y con la gente —dijo— que lo seguía porque Él hablaba como un maestro, con autoridad propia». Bartimeo, un hombre ciego, «escuchó bullicio y preguntó: “¿Qué sucede?”. Era Jesús». Y así Bartimeo «comenzó a gritar, y gritaba con fuerza haciendo un acto de fe: “Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí”». Sus palabras son «precisamente un acto de fe», destacó el Pontífice.


Pero «entre la gente que estaba allí con Jesús, cada uno tenía su personalidad, su modo de ver la vida, de sentir la vida», explicó el Papa. Y, así, ante todo, «había un grupo de gente que no escuchaba el grito» del hombre ciego. Es «ese grupo de gente que, incluso hoy, no percibe el grito de los muchos que tienen necesidad de Jesús». En definitiva, es «un grupo de indiferentes: no escuchan, creen que la vida es sólo el grupito allí; están contentos, son sordos al clamor de tanta gente que necesita salvación, que necesita ayuda de Jesús y de la Iglesia». Pero, destacó el Papa Francisco, «esa gente es egoísta, vive para sí misma» incapaz «de escuchar la voz de Jesús».


«Luego están los que escuchan ese grito que pide ayuda, pero quieren silenciarlo», continuó el Pontífice. Y, en efecto, san Marcos en su Evangelio dice que muchos reprendieron a Bartimeo para hacerlo callar, diciéndole que «no gritase» y que dejase al maestro «tranquilo». Lo hicieron «también los discípulos». Y el Papa recordó además «cuando los discípulos alejaron a los niños», precisamente «para que no incomodaran al maestro». Así, pues, también los discípulos trataron de hacer callar a Bartimeo «porque el maestro estaba con ellos, era para ellos, no era para todos». Actuando así «esta gente aleja a Jesús de los que gritan, que tienen necesidad de la fe, que tienen necesidad de salvación».


Existe también, afirmó el Papa Francisco, otro grupo, formado por los «especuladores: eran religiosos, parece, pero Jesús los expulsó del templo porque hacían sus negocios allí, en la casa de Dios». Se trata de personas «que no escuchan, no quieren escuchar el grito de ayuda, sino que prefieren hacer sus negocios y usan al pueblo de Dios, usan a la Iglesia, para hacer sus propios negocios». También «estos especuladores alejan a la gente de Jesús» y no permiten que las personas «pidan ayuda».


«Otro grupo que aleja a la gente de Jesús —dijo también el Papa— son los cristianos sólo de nombre, sin testimonio, que no dan testimonio de cristianos». Sí, «son cristianos de nombre, cristianos de salón, cristianos de fiestas, pero su vida interior no es cristiana, es mundana». Y «uno que se llama cristiano y vive como un mundano aleja a quienes piden “ayuda” a Jesús».

Y, también, «están los rigoristas», añadió el Papa: «aquellos a los que Jesús reprende» porque «cargan muchos pesos sobre los hombros de la gente». Y «Jesús les dedica a ellos todo el capítulo 23 de san Mateo». Les dice «¡hipócritas, explotáis a la gente!». En efecto, «en lugar de responder al grito que pide salvación alejan a la gente».


El «primer grupo», resumió el Pontífice, está formado por «los que no escuchan». Del segundo, en cambio, forma parte «mucha gente diversa, diferente» que «escucha la llamada, pero aleja» de Jesús. Y «está también un tercer grupo», son «los que ayudan a acercarse a Jesús» y que dicen a Bartimeo: «“Ánimo, levántate, te llama”». Es «el grupo de los cristianos que son coherentes entre lo que creen y lo que viven» y ayudan a acercarse a Jesús «a la gente que grita pidiendo salvación, pidiendo la gracia, pidiendo la salud espiritual para su alma».

Precisamente a la luz de esta reflexión, el Papa Francisco propuso «un examen de conciencia» que «nos hará bien», a través de una serie de preguntas directas: «¿En qué grupo estoy? ¿En el primero, entre los que escuchan los numerosos gritos que piden ayuda de salvación? ¿Me ocupo sólo de mi relación con Jesús, cerrada, egoísta? ¿Pertenezco al segundo grupo, entre los que alejan a la gente de Jesús, por la falta de coherencia de vida, falta de testimonio, así como por estar muy apegados al dinero o por la rigidez?». Y también: «¿Alejo a la gente de Jesús o pertenezco al tercer grupo, el de los que escuchan el grito de tantas personas y les ayudo a acercarse a Jesús?». A estas preguntas, concluyó el Papa, «cada uno de nosotros puede responder en su corazón». 

lunes, 28 de agosto de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 29 DE AGOSTO DE 2023

 Mc 6,17-29: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.


En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía:

«No está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano».

Por eso Herodes lo mandó encarcelar.

Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.

La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños la hija Herodías bailó durante la fiesta y su baile le gustó a mucho a Herodes y a sus invitados. El rey le dijo entonces a la joven:

«Pídeme lo que quieras y yo te lo daré».

Y le juró varias veces:

«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».

Ella fue a preguntarle a su madre: “¿Qué le pido?” Su madre le contestó:

«La cabeza de Juan el Bautista».

Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo:

«Quiero que me des ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista».

El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue,

lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.

Al enterarse de esto, lo discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.


Reflexión

Precursor del nacimiento y de la muerte de Cristo

San Beda el Venerable, presbítero


(Homilía 23: CCL 122,354.356-357)


El santo Precursor del nacimiento, de la predicación y de la muerte del Señor mostró en el momento de la lucha suprema una fortaleza digna de atraer la mirada de Dios, ya que, como dice la Escritura, la gente pensaba que cumplía una pena, pero él esperaba de lleno la inmortalidad. Con razón celebramos su día natalicio, que él ha solemnizado con su martirio y adornado con el fulgor purpúreo de su sangre; con razón veneramos con gozo espiritual la memoria de aquel que selló con su martirio el testimonio que había dado del Señor.


No debemos poner en duda que san Juan sufrió la cárcel y las cadenas y dio su vida en testimonio de nuestro Redentor, de quien fue precursor, ya que, si bien su perseguidor no lo forzó a que negara a Cristo, sí trató de obligarlo a que callara la verdad; ello es suficiente para afirmar que murió por Cristo.


Cristo, en efecto, dice: Yo soy la verdad; por consiguiente, si Juan derramó su sangre por la verdad, la derramó por Cristo; y él, que precedió a Cristo en su nacimiento, en su predicación y en su bautismo, anunció también con su martirio, anterior al de Cristo, la pasión futura del Señor.


Este hombre tan eximio terminó, pues, su vida derramando su sangre, después de un largo y penoso cautiverio. Él, que había evangelizado la libertad de una paz que viene de arriba, fue encarcelado por unos hombres malvados; fue encerrado en la oscuridad de un calabozo aquel que vino a dar testimonio de la luz y a quien Cristo, la luz en persona, dio el título de «lámpara que arde y brilla»; fue bautizado en su propia sangre aquel a quien fue dado bautizar al Redentor del mundo, oír la voz del Padre que resonaba sobre Cristo y ver la gracia del Espíritu Santo que descendía sobre él. Mas, a él, todos aquellos tormentos temporales no le resultaban penosos, sino más bien leves y agradables, ya que los sufría por causa de la verdad y sabía que habían de merecerle un premio y un gozo sin fin.


La muerte -que de todas maneras había de acaecerle por ley natural- era para él algo apetecible, teniendo en cuenta que la sufría por la confesión del nombre de Cristo y que con ella alcanzaría la palma de la vida eterna. Bien dice el Apóstol: A vosotros se os ha concedido la gracia de estar del lado de Cristo, no sólo creyendo en él, sino sufriendo por él. El mismo Apóstol explica, en otro lugar, por qué sea un don el hecho de sufrir por Cristo: Los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá.





domingo, 27 de agosto de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 28 DE AGOSTO DE 2023

 Mt 23,13-22: ¡Ay de vosotros, guías ciegos!


En aquel tiempo, Jesús dijo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!

¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga”! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?

O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga”. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».



Jesús impreca a los fariseos y escribas. Son de las palabras más duras que tiene en el evangelio. Igual que decía ayer, haciendo referencia a que parecía difícil compatibilizar la misericordia de Dios con las palabras de la puerta estrecha y puerta cerrada, nos parece complicado.


Y es que Jesús está defendiendo la justicia y a los pobres y humildes. Me fijo en la primera, segunda parte: “ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren”.


Ese es el gran problema de los fariseos, que no entran por la puerta y que no dejan entrar a nadie.

No entran porque piensan que la salvación ocurre según cumpla una serie de requisitos que ellos cumplían, y se olvidaban del centro de la religión: el corazón (“mi corazón está lejos de mi”).

Igual nos puede pasar a nosotros, nos acostumbramos a una religión cómoda, que no exige nada, que no me pide nada y que me deja total libertad. No hay compromiso, no hay incidencia en la vida, sólo intentar cumplir unas normas morales y ya con eso pensamos que estamos en la vía de la salvación.


La religión a la carta tiene que pasar a la religión de la fe, es decir, del seguimiento a la persona de Jesús.

La religión a la carta, al fin y al cabo, la persona se hace Señor de su vida. 

En la religión a la carta, estamos siguiéndonos a nosotros mismos, porque esto me interesa, aquello no…


El Papa habla de un cristianismo de etiqueta. (aprieta aquí)


También, el otro problema, y muy grave, es que ellos enseñaban ese modo de practicar la religión, y por tanto, no dejaban entrar a los otros, porque enseñan preceptos falsos. 


Que peligro es que yo viva un cristianismo de etiqueta y los demás me imiten. 


Que el Señor nos lleve por sus caminos y entremos por su puerta, para que también otros puedan entrar por la puerta que es Jesús.

jueves, 24 de agosto de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 25 DE AGOSTO DE 2023

 Mt 22,34-40: Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba:

-Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?

El le dijo:

-«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser».

Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:

-«Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.



Que equivocados estamos cuando nos contentamos con una serie de acciones, de ritos que no nos dicen nada. Cuando nos quedamos en “cumplir”. Sin embargo, el verdadero cumplir es con respecto a este mandamiento. Y el primer mandamiento está en relación al segundo. El segundo informa de la veracidad del primero. 


No se ama al otro de manera abstracta, sino en la concreción de nuestra vida, con las personas con las que vivimos, nos cruzamos, con las que Dios nos ha puesto en el camino. 


Ellas son nuestros prójimos, y a ellas tenemos que amarles, que es mucho más que vivir con ellas. 

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 24 DE AGOSTO

 Jn 1,45-51: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.


En aquel tiempo, Felipe encontró a Natanael y le dijo: 

«Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret». 

Natanael le replicó: 

«¿De Nazaret puede salir algo bueno?».

Felipe le contestó: 

«Ven y verás». 

Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: 

«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». 

Natanael le contesta: 

«¿De qué me conoces?». 

Jesús le responde: 

«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». 

Natanael respondió: 

«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». 

Jesús le contestó: 

«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». 

Y le añadió: 

«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».



En el Evangelio de hoy nos acercamos a un apóstol, Natanael (Bartolomé) su encuentro con Cristo podríamos catalogarlo de burlón: ¿puede salir algo bueno? Sin embargo el encuentro con el Señor le sorprende y le coloca delante de su vida, y el detalle de la higuera le toca el corazón, a partir de esas palabras dichas por el Señor, la actitud de Natanael es muy distinta, reconoce en el Señor a alguien muy especial, hasta hacer su propia confesión de fe. La importancia del encuentro personal para el seguimiento -importantísimo-, no solo basta con saber cosas sobre el Señor, vital, descubrir como actúa y transforma nuestras vidas.


Acudimos para nuestra meditación a las catequesis dedicadas a los apóstoles en las audiencias de los miércoles, por el Papa Emérito, Benedicto XVI, concretamente, en la audiencia general, del 4 de octubre de 2006:

«En la serie de los Apóstoles llamados por Jesús durante su vida terrena, hoy nuestra atención se centra en el apóstol Bartolomé… De Bartolomé no tenemos noticias relevantes; en efecto, su nombre aparece siempre y solamente dentro de las listas de los Doce… Pero tradicionalmente se lo identifica con Natanael: un nombre que significa “Dios ha dado”. Este Natanael provenía de Caná y, por consiguiente, es posible que haya sido testigo del gran “signo” realizado por Jesús en aquel lugar. La identificación de los dos personajes probablemente se deba al hecho de que este Natanael, en la escena de vocación narrada por el evangelio de S. Juan, está situado al lado de Felipe, es decir, en el lugar que tiene Bartolomé en las listas de los Apóstoles referidas por los otros evangelios. A este Natanael Felipe le comunicó que había encontrado a “ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas: Jesús el hijo de José, el de Nazaret”. Como sabemos, Natanael le manifestó un prejuicio más bien fuerte: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”… La historia de Natanael nos sugiere otra reflexión: en nuestra relación con Jesús no debemos contentarnos sólo con palabras. Felipe, en su réplica, dirige a Natanael una invitación significativa: “Ven y lo veras”. Nuestro conocimiento de Jesús necesita sobre todo una experiencia viva… Natanael se siente tocado en el corazón por estas palabras de Jesús (-la escena evangélica del pasaje de hoy-), se siente comprendido y llega a la conclusión: este hombre sabe todo sobre mí, sabe y conoce el camino de la vida, de este hombre puedo fiarme realmente. Y así responde con una confesión de fe límpida y hermosa, diciendo: “Rabbi, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”… Sus reliquias se veneran aquí, en Roma, en la iglesia dedicada a él en la isla Tiberina, adonde las habría llevado el emperador alemán Otón III en el año 983. Concluyendo, podemos decir que la figura de San Bartolomé, a pesar de la escasez de informaciones sobre él, de todos modos sigue estando ante nosotros para decirnos que la adhesión a Jesús puede vivirse y testimoniarse también sin la realización de obras sensacionales. Extraordinario es, y seguirá siendo, Jesús mismo, al que cada uno de nosotros está llamado a consagrarle su vida y su muerte ».

Que tengas un buen día.

Jesús Aguilar Mondéjar (Chechu), sacerdote. 

miércoles, 23 de agosto de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 23 DE AGOSTO DE 2023

 Mt 20,1-16a: ¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.

Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:

-Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido.

Ellos fueron.

Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.

Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:

-¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?

Le respondieron:

-Nadie nos ha contratado.

El les dijo:

-Id también vosotros a mi viña.

Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:

-Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros.

Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.

Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:

-Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno.

El replicó a uno de ellos:

-Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?

Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.


El trozo el evangelio de hoy termina con una frase parecida a la de ayer, y creo que es la clave de lectura e interpretación. La vida, palabras y obras de Jesús la tenemos que entender de esta preferencia a los últimos.


Ésta es la preferencia de Dios: el país donde nació Jesús, la ciudad, la familia, donde vivió luego (Nazaret), las circunstancias de su nacimiento (traslado y no hubo sitio en la posada)...


Son parábolas que sólo podemos entenderla también desde las coordenadas de la gratuidad.