viernes, 31 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 31 de Mayo

Lc 1,39-56: ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
 
 
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:

-«¡ Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»

María dijo:

-«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

-como lo habla prometido a nuestros padres -

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
 
Reflexión
 
He creído conveniente hoy colocarles el texto del oficio de lecturas de San Beda el Venerable
 
María proclama la grandeza del Señor por las obras que ha hecho en ella
San Beda el Venerable, presbítero
Homilías (Libro 1,4: CCL 122,25-26.30)
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. Con estas palabras, María reconoce en primer lugar los dones singulares que le han sido concedidos, pero alude también a los beneficios comunes con que Dios no deja nunca de favorecer al género humano.
Proclama la grandeza del Señor el alma de aquel que consagra todos sus afectos interiores a la alabanza y al servicio de Dios y, con la observancia de los preceptos divinos, demuestra que nunca echa en olvido las proezas de la majestad de Dios.
Se alegra en Dios, su salvador, el espíritu de aquel cuyo deleite consiste únicamente en el recuerdo de su creador, de quien espera la salvación eterna.
Estas palabras, aunque son aplicables a todos los santos, hallan su lugar más adecuado en los labios de la Madre de Dios, ya que ella, por un privilegio único, ardía en amor espiritual hacia aquel que llevaba corporalmente en su seno.
Ella con razón pudo alegrarse, más que cualquier otro santo, en Jesús, su salvador, ya que sabía que aquel mismo al que reconocía como eterno autor de la salvación había de nacer de su carne, engendrado en el tiempo, y había de ser, en una misma y única persona, su verdadero hijo y Señor.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. No se atribuye nada a sus méritos, que toda su grandeza la refiere a la libre donación de aquel que es por esencia poderoso y grande, y que tiene por norma levantar a sus fieles de su pequeñez y debilidad para hacerlos grandes y fuertes.
Muy acertadamente añade: Su nombre es santo, para que los que entonces la oían y todos aquellos a los que habían de llegar sus palabras comprendieran que la fe y el recurso a este nombre había de procurarles, también a ellos, una participación en la santidad eterna y en la verdadera salvación, conforme al oráculo profético que afirma: Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán, ya que este nombre se identifica con aquel del que antes ha dicho: Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Por esto se introdujo en la Iglesia la hermosa y saludable costumbre de cantar diariamente este cántico de María en la salmodia de la alabanza vespertina, ya que así el recuerdo frecuente de la encarnación del Señor enardece la devoción de los fieles y la meditación repetida de los ejemplos de la Madre de Dios los corrobora en la solidez de la virtud. Y ello precisamente en la hora de Vísperas, para que nuestra mente, fatigada y tensa por el trabajo y las múltiples preocupaciones del día, al llegar el tiempo del reposo, vuelva a encontrar el recogimiento y la paz del espíritu.
 
 

miércoles, 29 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 29 de Mayo

Mc 10,32-45: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado.
 
En aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús se les adelantaba; los discípulos se extrañaban y los que seguían iban asustados.

El tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder:

-Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados, lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará.

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

-Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.

Les preguntó:

-¿Qué queréis que haga por vosotros?

Contestaron:

-Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

Jesús replicó:

-No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?

Contestaron:

-Lo somos.

Jesús les dijo:

-El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, reuniéndolos, les dijo:

-Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.
 
Reflexión
 
Mirad que estamos subiendo a Jerusalén. Hablaré un poquito hoy de esta afirmación.
Jerusalén es la capital política y religiosa de Israel. Jerusalén, según dicen, significa etimológicamente, "ciudad de la paz". Pero vemos que en la práctica no lo es. Ha sido destruida y reconstruida más de 10 veces. Y todavía sigue hoy en conflicto.
Jerusalén está en lo alto de una colina, por eso, para ir a Jerusalén, siempre hay que subir.
En el Antiguo Testamento, se la compara con la morada eterna.
Y Jerusalén es la ciudad que mata a los profetas.
Con todo este contexto, Jesús les advierte que van camino de Jerusalén. Él sabiendo que iba a morir y lo anuncia.
Nuestras vidas también se dirigen a la Jerusalén del cielo, morada de la paz. Esta paz es un don de Dios, que sólo se conquista, cuando somos capaces de darnos totalmente a Dios; cuando "subimos a Jerusalén".

martes, 28 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 28 de Mayo

Mc 10,28-31: Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.
 
 
En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús:

-Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

Jesús dijo:

-Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.
 
Reflexión
 
Muchas veces no entendemos el evangelio porque cambia nuestros esquemas. Muchas veces entendemos nuestra relación con Dios como nuestra relación con los bancos. Ponemos dinero y lo recuperamos con los intereses. Por eso, Jesús nos enseña la parábola de los talentos. Es otra cosa, otra dinámica.
Lo que no nos cuadra es la generosidad del amor. Se suele decir que "nadie da un duro a cuatro pesetas".
Nuestra relación con Dios tiene que estar marcada por la generosidad. Generosidad de entregarle todo y vaciarnos; entonces podremos experimentar la generosidad que es exuberancia de Dios. Sólo quien se vacía puede luego ser "llenado".

viernes, 17 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 17 de Mayo

Jn 21,15-19: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.
 
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro:

- «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»

Él le contestó:

- «Sí, Señor, tú, sabes que te quiero.»

Jesús le dice:

- «Apacienta mis corderos.»

Por segunda vez le pregunta:

- «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»

Él le contesta:

- «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»

Él le dice:

- «Pastorea mis ovejas.»

Por tercera vez le pregunta:

- «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»

Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:

- «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»

Jesús le dice:

- «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»

Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:

- «Sígueme.»
 
Reflexión
 
Palabras cruciales estas del evangelio de hoy. Jesús nos invita a seguirle. Es un discipulado de amor.
Casi nos sorprende. Aunque lo sabemos de memoria, sin embargo, el amor a Jesús y su seguimiento, no son considerados como lo más importante.
A nuestra Iglesia es conocida solamente por sus normas, tradiciones y ritos.
Se ha banalizado la experiencia de Dios y de su amor, cuando esto es lo fundamental e irrenunciable.
No podemos ser cristianos si no seguimos a Jesús. No podemos ser cristianos si no queremos a Jesús con todo nuestro corazón...
Lo demás es consecuencia de esto.
Volvamos otra vez al evangelio y vivámoslo.
Somos meros seguidores y servidores. Mientras no entendamos esto y lo intentemos vivir, estaremos en las antípodas de la vivencia cristiana.
 
 

jueves, 16 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 16 de Mayo

Jn 17,20-26: Que sean completamente uno.
 
En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, Jesús dijo:

- Padre santo:

no sólo por ellos ruego,

sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos,

para que todos sean uno,

como tú, Padre, en mí y yo en ti,

que ellos también lo sean en nosotros,

para que el mundo crea que tú me has enviado.

También les di a ellos la gloria que me diste,

para que sean uno,

como nosotros somos uno:

yo en ellos y tú en mí,

para que sean completamente uno,

de modo que el mundo sepa que tú me has enviado

y los has amado como me has amado a mí.

Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo,

donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste,

porque me amabas antes de la fundación del mundo.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido,

y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer

y les daré a conocer tu Nombre, para que el amor que me tenías

esté en ellos, como también yo estoy en ellos.
 
Reflexión
 
Seguimos con la oración sacerdotal  y con la intercesión de Jesús para que seamos uno y en este caso da unas razones: "para que el mundo crea que tú me has enviado".
Pero hoy quisiera tomar en consideración la expresión "no son del mundo".
Llama la atención esta dualidad de San Juan, cuando anteriormente enunciaba: "tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo para salvarlo".
Aquí la palabra "mundo", se refiere a las tinieblas y a los que escogen ese camino.
Somos los hijos de la luz y nuestra dicha, nuestra vocación es la luz.
En la carta de San Pablo a los Gálatas, éste nos da una referencia entre las obras de la carne (tinieblas) y las obras del Espíritu (luz).
Las obras de la carne: fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas.
Los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio.
Estamos próximos a celebrar la fiesta de Pentecostés, el don del Espíritu. Abrámonos a su acción para que seamos y vivamos como hijos de la luz.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 15 de Mayo

Jn 17,11b-19: Que sean uno, como nosotros.
 
 
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:

- «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad.»
 
Reflexión
 
Hay una insistencia de Jesús en el evangelio de hoy en que seamos uno. Es propio del amor, la unión. Es propio del odio, la división.
Hoy nuestro mundo está dividido por las discordias, rivalidades, competitividades, odios, rencores, celos, envidias. Seamos los cristianos, agentes de comunión, de unión y unidad.
Igual que en una familia, los padres son los puntos de unión, seamos los cristianos los puntos de unión en nuestro barrio y con nuestros vecinos.
Sin embargo, hoy en día, no nos queremos mojar, "cada uno en su casa y Dios en la de todos". Es una ardua tarea, pero ES LA TAREA.
 

martes, 14 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 14 de Mayo, día de San Matías

Jn 15,9-17: No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.

Esto os mando: que os améis unos a otros.»
 
Reflexión
 
Celebramos la fiesta de un apóstol, que significa enviado. San Matías, que inicialmente no estaría en el grupo de los Doce, después de la Resurrección de Jesús, lo asocian a este grupo. Es por tanto, elegido.
El evangelio que la Iglesia nos ha colocado para el día de hoy es para meditarlo con profundidad. En éste, podemos contemplar el misterio central de Dios.
Jesús nos participa del amor divino, de su Padre por Él, "como el Padre me ha amado, así os he amado yo".
Somos partícipes, no de un amor cualquiera, sino del mismo amor de Dios, de su alegría.
Quedémonos con esto. Si esto lo viviéramos, no habría problema en vivir el amor entre nosotros.
Ser apóstol sería algo natural, es el enviado del amor de Dios...

viernes, 10 de mayo de 2013

DÍA DE SAN JUAN DE ÁVILA

Me parece mejor que mi comentario, el que haga San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia y patrono del clero español. Cogido de la Liturgia de las Horas

El sacerdote debe ser santo
San Juan de Ávila, presbítero
(Plática enviada al padre Francisco Gómez, S.I., para ser predicada en el Sínodo diocesano de Córdoba del año 1563: BAC 304, Obras completas del santo maestro Juan de Ávila, 3, pp. 364-365. 370.373)
No sé otra cosa más eficaz con que a vuestras mercedes persuada lo que les conviene hacer que con traerles a la memoria la alteza del beneficio que Dios nos ha hecho en llamarnos para la alteza del oficio sacerdotal. Y si elegir sacerdotes entonces era gran beneficio, ¿qué será en el nuevo Testamento, en el cual los sacerdotes de él somos como sol en comparación de noche y como verdad en comparación de figura?
Mirémonos, padres, de pies a cabeza, ánima y cuerpo, y vernos hemos hecho semejables a la sacratísima Virgen María, que con sus palabras trajo a Dios a su vientre, y semejables al portal de Belén y pesebre donde fue reclinado, y a la cruz donde murió, y al sepulcro donde fue sepultado. Y todas estas son cosas santas, por haberlas Cristo tocado; y de lejanas tierras van a las ver, y derraman de devoción muchas lágrimas, y mudan sus vidas movidos por la gran santidad de aquellos lugares. ¿Por qué los sacerdotes no son santos, pues es lugar donde Dios viene glorioso, inmortal, inefable, como no vino en los otros lugares? Y el sacerdote le trae con las palabras de la consagración, y no lo trajeron los otros lugares, sacando a la Virgen. Relicarios somos de Dios, casa de Dios y, a modo de decir, criadores de Dios; a los cuales nombres conviene gran santidad.
Esto, padres, es ser sacerdotes: que amansen a Dios cuando estuviere, ¡ay!, enojado con su pueblo; que tengan experiencia que Dios oye sus oraciones y les da lo que piden, y tengan tanta familiaridad con él; que tengan virtudes más que de hombres y pongan admiración a los que los vieren: hombres celestiales o ángeles terrenales; y aun, si pudiere ser, mejor que ellos, pues tienen oficio más alto que ellos.
 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Comentario al evangelio del 8 de mayo en el entierro de Lorenzo

Jn 16,12-15: El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena.
 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

El me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.

Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.»
 
Reflexión
 
ENTIERRO DE LORENZO
 
Nos hemos reunido en esta tarde para orar por el eterno descanso de Lorenzo.
Nos reunimos en la celebración de la Eucaristía, acción de gracias, para dar gracias a Dios.
Acción de gracias a Dios por la vida de Lorenzo, por su testimonio. Su familia y amigos tienen tanto que agradecerle…
Testimonio de amor a Dios y a los hombres. Él siempre tenía tiempo para Dios y para las personas. Me acuerdo, que mi primer año venían aquí a misa y a la Cruz del Tronco los domingos. Tenía tiempo para Dios. Pero también para las personas, los vecinos, los que pasaban por la casa, sus visitas, incluso estando bastante enfermo. Sin hacer daño a nadie, sin molestar a nadie, así, lo que fue su vida, así fue su muerte, apagándose poco a poco, casi imperceptiblemente, hasta para él.
Estamos despidiendo a un hombre bueno y cristiano. Más dolor nos produce, por qué Dios se lleva a los buenos y parece que aquí sólo se quedan las personas menos buenas? ¿por qué tanto sufrimiento, por qué a él, por qué ahora y hoy? Preguntas que a lo mejor no encuentran respuesta. Muchas veces, me he hecho estas preguntas y he encontrado respuesta en el evangelio, “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena”.
Querida María del Carmen, hoy celebramos la fiesta de San Juan de Ávila, patrono del clero español, y maestro de santos. Quiero mencionarles alguna frase de este santo sobre el sentido de la vida y de la muerte.
“ Vuélvete como un pedazo de arcilla y dile al Señor: Yo soy el barro, y tú, Señor, el alfarero. Haz de mí lo que quieras.”-
 “Tu vida consiste  en acercarte cada vez más a Dios. Para esto debes de tratar de desprenderte de las cosas visibles, porque recuerda que en corto tiempo se te quitarán .”-
La verdad plena es que la vida es un tránsito hasta Dios. Es una “autopista hasta el cielo”, como la serie cuando yo era pequeño.
La verdad plena es la que él puede contemplar ahora, a Jesús cara a cara, gracias a esta celebración.
Es verdad María del Carmen que se fue tu “gajito”, se ha desprendido de ti…pero no del todo. Ahora, no está físicamente con nosotros, pero si está en nuestro corazón, en nuestro recuerdo, que será imborrable…pero también en la Eucaristía. Lo que nos separa de ella es simplemente, la Hostia consagrada. Comulgamos al Cuerpo de Cristo, que es la morada del cielo. En Él vivimos, nos movemos y existimos. Forma parte de ti de una manera más plena, sólo desde la FE.
Me gustaría terminar con la letra de una canción de Martín Valverde. Se titula “no se han ido del todo”.
No se han ido del todo, aún podemos su risa evocar, su carácter y su bondad, no se han ido del todo.
No se han ido del todo, si algo bueno han dejado al pasar, aunque hoy ya no estén mas aquí, no se han ido del todo.
No se han ido del todo, si recordar es volver a vivir, aún con lágrimas puedes decir, no se han ido del todo.
No es el fin de la historia, son dos lados de la eternidad, ellos ahora se encuentran allá, tu y yo debemos continuar… Ahora se encuentran libres, ahora ya son felices, los que aquí tanta falta les hizo donde están hoy les sobra Ya no hay sufrimiento, y no existen más lágrimas No hay vacío, ni hay soledad, son libres como el viento Dios los ha recibido a sus brazos llegaron, hoy están descansando en la casa del padre han sido recibidos Nada que temer pues están en el cielo No se han ido del todo..
Piensa en ellos un momento, (bis) Aquí, ahora, despídete, dales tu saludo, perdónalos si se fueron y no se despidieron, dáselos a su dueño, siempre fueron de él, llora si es necesario, pero sonríele a la vida.
No se han ido del todo, si nos han dejado una luz, si su esfuerzo da frutos aún, no se han ido del todo.
No se han ido del todo, si al pensarlos nos hacen vivir, si una meta nos hacen seguir, no se han ido del todo.
Y aunque duela hasta el alma, mejor dales tu último adiós, si hace falta también tu perdón, deja ya que descansen. Ya no pierdas mas tiempo, enfréntate a la vida, todo hombre se puede morir, tu estás vivo y te toca vivir
Y no tengas miedo, que Dios te hace mas fuerte, Quien ha sabido vivir no le teme a la muerte
 
 

viernes, 3 de mayo de 2013

DÍA DE LA CRUZ

Hoy la liturgia de la Iglesia celebra la fiesta de San Felipe y Santiago (el menor). En nuestro pueblo es más conocida la fiesta de la Cruz (ahora trasladada al 14 de septiembre).
Ahora que tenemos una Cruz de la Fe en nuestro barrio de Llanito Perera, les dejo este himno de la Liturgia de las Horas.
Adoremos nuestra Cruz
Enramemos nuestra Cruz.
Es el árbol de la Vida.

Himno
¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Fuente: Liturgia de las horas
 

¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dió mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida
empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!"
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vió en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dió el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria.
 
Amén.