jueves, 3 de noviembre de 2016

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 3 DE NOVIEMBRE

Lc 15,1-10: Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta.
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos:
-Ese acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola:
-Sí uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles:
-¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles:
-¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido.
Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

Reflexión

Durante mucho tiempo utilizábamos el antiguo método que podemos suponer del Antiguo Testamento: comportarse-creer-pertenecer; es decir, lo primero para ser cristiano es comportarse como "Dios manda". Sin embargo, Jesús utiliza el método de la misericordia, que es el contrario: pertenecer-creer-comportarse. Y por ello, pertenecemos a su cuerpo por el simple hecho de que Él nos quiere, nos busca, nos acoge, nos atrae; y ello traerá consigo el cambio de vida.
Sin embargo, seguimos aplicando este esquema. Y juzgamos, despreciamos, a los otros, lo mismo que en otro tiempo hicieron los fariseos.
¿Que esquema queremos utilizar, el de los fariseos o el de Jesús?

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