No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío [...] porque eres precioso ante mí, de gran precio, y yo te amo." Is 43, 1b.4a
jueves, 21 de febrero de 2013
Comentario al evangelio del 21 de Febrero
Mt 7,7-12:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»
Algunas veces hemos demonizado la oración de petición. Y hoy es el mismo Señor el que la recomienda. Igual que en el Padrenuestro, Jesús quiere trasladarnos a nosotros el espíritu de los "anawin", los pobres de Yahvéh. Es una de las bienaventuranzas, "dichosos los pobres en el espíritu...".
Y hoy en la primera lectura, contemplamos una hermosa oración de petición de la reina Ester, intercesión por el pueblo que iba a ser castigado. En el Antiguo Testamento y en el Nuevo, vemos también muchas oraciones de petición-intercesión sobre el pueblo, entre ellos el mismo Jesús en la última noche, la llamada "oración sacerdotal". (cf. Jn 17)
Intentemos tener la actitud de los pobres de Yahvéh, la de aquellos que sólo tienen en su corazón a Dios y como un "mendigo", le piden a Dios el pan nuestro de cada día para todos.
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