Jn 6,44-51:
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: - «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice las condiciones que tienen que darse para creer en Él:
- Ser atraídos por el Padre ("nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado").
- La docilidad a Dios ("serán todos discípulos de Dios")
- El que escucha al Padre ("todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí").
Por tanto, la relación fundamental es dejarse conducir, atraer por el Padre a través de Jesús. A esto hace referencia la expresión "el que coma de este pan vivirá para siempre". "Comer a Jesús" no se refiere solamente a la comunión de la Eucaristía, sino a la comunión total de vida: mis sentimientos, mis pensamientos, mis acciones, mis proyectos, mis ilusiones, etc. todo ello lo confío en Él y renuncio a lo mío propio. De esta manera me estoy abriendo a Dios y creyendo en Él.
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