martes, 15 de octubre de 2013

Comentario al evangelio del 15 de octubre

Mt 11,25-30: Soy manso y humilde de corazón.
En aquel tiempo, exclamó Jesús:

-«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Reflexión
De este evangelio podemos sacar varias ideas. En primer lugar, Jesús se presenta como mando y humilde y le da gracias a Dios porque revela los secretos a los humildes...
En segundo lugar nos invita a ir a Él y descansar en Él, todos nuestros agobios, preocupaciones encuentran consuelo en su corazón.
En tercer lugar nos invita a aprender de Él.
Por ultimo, nos anima a cargar su yugo. Como sabemos, el yugo une a dos bueyes para llevar una carga. En nuestro caminar, nunca estamos solos. Nuestra carga, no la llevamos solos, sino con Jesús.
De cada una de estas ideas podemos sacar muchas consecuencias, pero no he querido alargarme, sino dejarlo insinuado.

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