miércoles, 20 de noviembre de 2013

Comentario al evangelio del 20 de Noviembre


En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro:

Dijo, pues:

-Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:

-Negociad mientras vuelvo.

Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: «No queremos que él sea nuestro rey».

Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:

-Señor, tu onza ha producido diez.

El le contestó:

-Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.

El segundo llegó y dijo:

-Tu onza, señor, ha producido cinco.

A ése le dijo también:

-Pues toma tú el mando de cinco ciudades.

El otro llegó y dijo:

-Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.

El le contestó:

-Por tu boca te condeno, empleado holgazán.

¿Con que sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?

Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?

Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.

Entonces dijo a los presentes:

-Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.

Le replicaron:

-Señor, si ya tiene diez onzas.

-Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.

Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.

Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

Reflexión

La fe, la esperanza y la caridad son los dones que Dios nos ha dado en nuestro bautismo. Aparte de nuestras cualidades personales. 
Crecen en la medida que se comparten. Y si no se comparten y se quedan sólo para mi...se pierden.
Comparte tu fe, tu esperanza y tu amor con los demás...lejos de acabarse, crecerá mucho más.

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