martes, 5 de noviembre de 2013

Comentario al evangelio del 5 de Noviembre

Lc 14,15-24: Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa.

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:

-«¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!»

Jesús le contestó:

-«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor. " Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.»

Reflexión

Dichoso el que coma del banquete del Señor. Sin embargo, Jesucristo nos alerta del nuestra motivación para comer del banquete. Ninguno de los comensales fue al banquete. Sólo aquellos que tenían hambre de verdad, sólo los necesitados.
Y es que para comer, hay que tener hambre. 
Hoy en día, nos puede estará pasando esto. Vamos a comer sin tener hambre. Y la Eucaristía es ese gran banquete que el Señor nos brinda todos los domingos y también en muchos sitios todos los días.
Por otro lado, salgamos a los cruces de los caminos a invitar a este banquete. No nos lo quedemos para nosotros solos. ¡Cabemos todos!
Y también quisiera que esa llamada al banquete no al entendiéramos como exclusiva para la Eucaristía, sino al banquete de la vida que el Señor nos brinda. Aprender a disfrutar de cada momento y cada acontecimiento, que puede ser un encuentro con el Señor.

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