lunes, 11 de enero de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 12 DE ENERO DE 2021

Mc 1,21-28: Enseñaba con autoridad.


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar:

-« ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»

Jesús lo increpó:

-«Cállate y sal de él.»

El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos:

-«¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»

Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.



Me llama la atención del texto la afirmación de la autoridad.

Ese término muchas veces lo utilizamos como ejercicio de un poder, o un carisma, incluso coherencia. Estas acepciones encuadran perfectamente en la autoridad de Jesús.

Pero hay algo en lo que se fija el texto, “no enseñaba como los escribas, sino con autoridad”. Es decir, su enseñanza no se limitaba a un repetir el texto, o un repetir las enseñanzas de otros maestros o incluso del Talmud. Tenía la autoridad entendida como “sapiencia” de Dios, para poder enseñar e interpretar de una manera nueva.

Incluso creo también que la autoridad de Jesús es la misma “novedad”. Un enseñar nuevo, un vivir nuevo, un interpretar nuevo, un sentir nuevo, una forma de actuar nuevo.

Sería bueno que rezáramos un poco hoy sobre esta novedad que es Jesús, sobre la frescura de su enseñanza, siempre nueva y sorprendente en nosotros. 

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