lunes, 2 de diciembre de 2013

Comentario al evangelio del 2 de diciembre

Mt 8,5-11: Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

- «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»

Jesús le contestó:

- «Voy yo a curarlo.»

Pero el centurión le replicó:

- «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:

- «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»

Reflexión

La fe de este centurión es grande porque es confiada y humilde. Humilde porque reconoce su indignidad: "no soy quien para que entres en mi techo"...tanto es así que lo repetimos en la Eucaristía antes de comulgar, para que no perdamos la perspectiva.
También es confiada y lo deja todo en las manos de Jesús. Confía en Él.
Muchas veces nuestra fe no es humilde y nos creemos con "derechos". Tampoco es confiada, queremos que Dios haga lo que queremos, ¡cómo sí Dios no supiera lo que tiene que hacer!...

No hay comentarios:

Publicar un comentario