martes, 17 de junio de 2014

Comentario al evangelio del 17 de Junio

Mt 5,43-48: Amad a vuestros enemigos.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.

Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestro hermano, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

Reflexión

Habéis oído que se dijo: amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Esta afirmación a modo de precepto no estaba en la biblia, sin embargo, circulaba por el ambiente. Podemos decir, que sigue en el ambiente, de manera que los cristianos nos mofamos de no cumplir este precepto de Jesús.
Dios es siempre más. Y pide algo más de nosotros. Amar a los enemigos no es un capricho de Dios, sino una consecuencia de nuestro ser hombre (imagen de Dios) y cristiano (configurado con Cristo).
Amar debe ser la estrategia de nuestra vida, nuestra seña de identidad. Amar en todo momento y a todos. Y ese amor tiene un adjetivo: misericordioso.
Así es Dios. No nos engañemos, y nos quedemos en un puro amor de complacencia, la vida vale muchísimo para que nos quedemos solo ahí. El amor es mucho más, y cuanto más se da, más pide darse.

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