¡Oh Dios infinito,
por nos humanado,
véoos tan chiquito
que estoy espantado!
Estás encerrado
en lugar estrecho,
porque en nuestro pecho
queréis ser guardado.
Hame enamorado
vuestra gracia y nombre,
pues os come el hombre
de un solo bocado.
Sois “Jesús” llamado,
perennal hartura,
vida y hermosura
y pan consagrado.
Esto ha inventado
¡oh Iesú benigno!
vuestro amor divino,
del amor forzado.
Pues sois estrechado
con tan grande aprieto,
¿quién, con tal secreto,
no será espantado?
Por eso peleo
contra mi sentido,
porque lo comido
es Dios, que no veo.
Solo en él empleo
la fe, con que vivo.
Hágome cautivo,
sin ver lo que creo.
De éste me proveo
para mi camino.
Este pan divino
harte mi deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario