martes, 27 de noviembre de 2018

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 27 DE NOVIEMBRE

Lc 21,5-11: No quedará piedra sobre piedra.
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:
-Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron:
-Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?
El contestó:
-Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mí nombre, diciendo: «Yo soy», o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo:
-Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
Reflexión
Este texto nos puede resultar muy fuerte y nos puede producir miedo. Parece que quiere asustarnos, en vez de animarnos. Si no queda piedra sobre piedra, si todo se derrumba, ¿de dónde nos agarramos?.
Sin embargo, Jesús, de esta manera quiere que no nos quedemos en las cosas, en las instituciones, etc.
Sólo queda Jesús. Es lo único que permanece. Él siempre está.

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