jueves, 20 de marzo de 2014

Comentario al evangelio del 20 de Marzo

Lc 16,19-31: Recibiste tus bienes, y Lázaro males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

-Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico, pero nadie se lo daba.

Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.

Sucedió que se murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.

Se murió también el rico y lo enterraron. Y estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno, y gritó:

-Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.

Pero Abrahán le contestó:

-Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida y Lázaro a su vez males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces.

Y además entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.

El rico insistió:

-Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.

Abrahán le dice:

-Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen.

El rico contestó:

-No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.

Abrahán le dijo:

-Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.

Reflexión

En esta lectura se plantea el tema de la vida terrena y eterna. ¿Cómo entendemos la vida? ¿Cómo entendemos la vida eterna?
Algunas veces consideramos que en la vida no hay que hacer mal a nadie, y ya con eso cumplimos...
Sin embargo, vemos que el pecado del rico Epulón no fue precisamente el haberse portado mal con nadie, sino el haberse cerrado al otro, no haber compartido.
El cielo es el lugar de la comunión, de la luz, del amor, de la fraternidad....no podemos entrar si hemos sido egoístas, avariciosos y no hemos compartido... ¿Castigo?... No. Simplemente, es otro lenguaje. Para poder entrar en el cielo, hay que hablar en su mismo lenguaje. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario