lunes, 16 de noviembre de 2015

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 16 DE NOVIEMBRE

¿Qué quieres que haga por tí? Señor, que vea otra vez.
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.

Al oír que pasaba ente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron:

-Pasa Jesús Nazareno.

Entonces gritó:

-¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!

Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

-¡Hijo de David, ten compasión de mí!

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:

-¿Qué quieres que haga por ti?

El dijo:

-Señor, que vea otra vez.

Jesús le contestó:

-Recobra la vista, tu fe te ha curado.

Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios.

Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

Reflexión 

¿Qué quieres que haga por ti? Esa es la pregunta fundamental que me hace Jesús a mi.
¿Qué es lo que me preocupa?
¿Qué es lo que me angustia?
¿Qué es lo que necesito?
¿Qué es lo que deseo?
Aunque el ciego le haya respondido por la vista y Jesús le haya curado, Él remarca que su fe le curó.
Jesús ha transformado la petición de una curación en una confesión de fe: incluso después daba gloria a Dios.
Este fin de semana decíamos que lo más terrible en una persona es haber perdido la confianza en Dios.
Es decir, detrás de mis peticiones a Dios puede haber o no una confesión de fe. Si la hay, estamos salvados; si no, estamos perdidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario