miércoles, 18 de noviembre de 2015

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 18 DE NOVIEMBRE

el banco?
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro:

Dijo, pues:

-Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles:

-Negociad mientras vuelvo.

Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: «No queremos que él sea nuestro rey».

Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:

-Señor, tu onza ha producido diez.

El le contestó:

-Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.

El segundo llegó y dijo:

-Tu onza, señor, ha producido cinco.

A ése le dijo también:

-Pues toma tú el mando de cinco ciudades.

El otro llegó y dijo:

-Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras.

El le contestó:

-Por tu boca te condeno, empleado holgazán.

¿Con que sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?

Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?

Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.

Entonces dijo a los presentes:

-Quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.

Le replicaron:

-Señor, si ya tiene diez onzas.

-Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.

Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.

Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

 Reflexión

En el evangelio de hoy, vemos como Jesús nos pone esta parábola sobre la responsabilidad de los empleados de este patrón.
Claramente esta dirigido a nosotros, que muchas veces miramos para otro lado, como si no fuera con nosotros.
El Señor nos ha constituido en apóstoles por nuestro bautismo y nos ha regalado su gracia, para que la transmitamos y hagamos de este mundo un lugar más habitable, más humano. No nos exige el fruto del trabajo, sino la entrega. Teresa de Calcuta decía que el Señor no nos pide el éxito, sino el trabajo.
No podemos rehuir de nuestra responsabilidad. El tiempo es oro y no hay que perderlo.
No tengamos miedo porque Él va con nosotros.


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