martes, 18 de abril de 2017

HOMILÍA DE LA VIGILIA PASCUAL Y DOMINGO DE PASCUA

En la madrugada del sábado, es decir, cuando va terminando la noche. Desde pequeñitos nos acostumbramos a saber que la noche dura sólo unas horas y que le sigue el día. Igualmente también puede pasar con la noche del alma...
María Magdalena y la otra María fueron a ver al sepulcro. Y no parece que la intención sea preparar el cuerpo, según las alusiones en la unción en Betania.  Su amor, su intuición les hace regresar al sepulcro. No se imaginaban ni por el asomo lo que iban a encontrar.
No fueron de día, sino todavía de noche. Ellas son las primeras en encontrarse con Él, porque fueron a buscarlo. El Señor se nos hace el encontradizo, pero hay que buscarlo, desearlo, ansiarlo, y salir de la noche. No hay que esperar a que el Señor venga a nosotros y nos libere de todo lo que nos está pasando. Dios siempre es el activo, pero nosotros debemos también colaborar.
Por eso, no temamos, no hay nada que Dios no pueda superar, que no sepa de antemano, que no permita y que no busque protegernos. Ha resucitado, como había dicho, porque Él siempre cumple sus palabras. Por eso, les sale al encuentro, a las que habían ido a buscarlo.
No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante! EG 3
El ángel les aclara que sabe cuales son sus intenciones y lo que ven. No está aquí. Ha sido despertado-resucitado, el que es el crucificado, no otro, por eso no se detiene el evangelista a describirlo luego.
Y les da un encargo, comunicarlo a los otros y repite: "Mirad, os lo he dicho"
La resurrección es un suceso que ocurre en el tiempo, pero no hay testigos, es indescriptible. No hay pruebas o las pruebas no son definitivas. Según vimos en la película "Resucitado", circuló por ahí, que fue robado el cuerpo.
Por tanto, el fundamento de la resurrección no es el sepulcro vacío, sino la palabra del ángel. Igualmente la palabra de ellas frente a los demás.
La resurrección es la noticia que debemos comunicar, en medio de nuestras tormentas, en medio de nuestras luchas, dudas, sombras, tinieblas, problemas, angustias, miedos, etc.
La vasija ha tomado forma, se han fundido las juntas, se ha endurecido el material. Ahora puede albergar un líquido o piedra, o lo que queramos. Hoy utilizamos los recipientes de barro para adornar, pero, en el origen, eran para albergar algo en su interior.
Hemos sido creados para anunciar, y llevar en nuestro interior al Señor.
La Resurrección es dejarme llenar, inundar de Él.
Eso significa: alegría (el saludo de Jesús), adoración (la respuesta congruente ante Dios), fraternidad (les llama hermanos, por lo que Dios sigue siendo fiel a pesar de sus infidelidades), no temor (porque es Él y va delante), anuncio alegre.
Su resurrección no es algo del pasado; entraña una fuerza de vida que ha penetrado el mundo. Donde parece que todo ha muerto, por todas partes vuelven a aparecer los brotes de la resurrección. Es una fuerza imparable. Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible. Ésa es la fuerza de la resurrección y cada evangelizador es un instrumento de ese dinamismo. EG 276
La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva! EG 278


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