jueves, 18 de octubre de 2018

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 18 DE OCTUBRE

Lc 10,1-9: La mies es abundante y los obreros pocos.
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

-La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios».


Reflexión

Celebramos hoy a San Lucas, evangelista. Él, que fue médico y lo dejó todo por seguir a Jesús siendo compañero de Pedro y Pablo. En el evangelio de hoy el Señor envía a los 72. Y los envía a donde pensaba ir él.
Hoy el Señor, nos envía también a nosotros. Y salimos con una conciencia de que Él nos acompaña, es más, nos ha primereado, y también irá después.
Nos advierte que vamos en precario por el número y por la hostilidad. Pero el mensaje que llevamos merece nuestra entrega y servicio.
No desconfiemos ni tengamos miedo. 

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