jueves, 18 de abril de 2024

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 19 DE ABRIL DE 2024

 Jn 6,52-59: Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: 

«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?». 

Entonces Jesús les dijo: 

«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. 

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. 

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. 

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.


Reflexión


Seguimos con el discurso del pan de vida. Aquí Jesús establece una relación entre “comer la carne” y “beber la sangre” con el resultado o efecto que esto produce, que es “tener vida eterna”. Vida eterna no es la vida de los resucitados, sino que es vida en este mundo.


Por tanto, lo que distingue a un creyente, que se une a Jesús, “en la comunión plena con él”, no es que tiene una “vida celestial”, sino que lleva una “existencia humana”, que se realiza en una vida plena, sin conexión alguna con lo que sea muerte o amenaza para la vida.


La comunión eucarística no es solamente recibir al Señor, sino algo indeciblemente más fuerte: comulgar la “carne” (sarx) de Jesús es integrar, en la propia vida, la vida humana que asumió Dios en Jesús. Y muchas veces nos quedamos en las ramas.


REVISIÓN DE LA SEMANA SANTA      

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