lunes, 8 de abril de 2024

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 9 DE ABRIL DE 2024

 Jn 3,5a.7b-15: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: 

«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».

Nicodemo le preguntó: 

«¿Cómo puede suceder eso?». 

Le contestó Jesús: 

«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. 

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».


Reflexión


Nadie ha subido al cielo. Sin embargo, Jesús si ha bajado de él. 

En la espiritualidad cristiana, muchas veces ha habido una obsesión por “subir al cielo”. Si voy al final, si me lo he ganado, etc. En un sentido, podemos estar pendiente del más allá, pero desentendiéndonos del más acá.


Jesús nos viene a entender que lo importante es que sólo sube el que ha bajado de él, Jesús. 

Él ha bajado, por eso la realidad me habla de él. No deberíamos obsesionarnos con el “cielo”, dado que ya está ganado por él para nosotros. Lo que tenemos, es disfrutar de su presencia, seguirlo, y trabajar con él en la construcción del Reino. 


En la pregunta tradicional: ¿qué hace falta para subir al cielo? Podríamos responder, bajando a la tierra, porque ya Jesús ha bajado. Se suele decir que al cielo se sube bajando. 



REVISIÓN DE LA SEMANA SANTA  

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