No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío [...] porque eres precioso ante mí, de gran precio, y yo te amo." Is 43, 1b.4a
viernes, 31 de agosto de 2012
Comentario al Evangelio del 31 de Agosto de 2012
Mt 25,1-13: Que llega el esposo, salid a recibirlo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
-El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
-«¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!»
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas:
-«Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas».
Pero las sensatas contestaron:
-«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis».
Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:
-«Señor, señor, ábrenos».
Pero él respondió:
-«Os lo aseguro: no os conozco».
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.
Me llama la atención de este texto como califica Jesús a las vírgenes: necias o sensatas. ¡Qué dirá de nosotros!. La mitad de las vírgenes son necias y la mitad son sensatas. La necedad consiste en no estar preparadas, no poder cumplir su misión, no tener el aceite. Lo mismo podemos decir de nosotros, podremos tenerlo todo, vivirlo todo, experimentarlo todo; que si no estamos preparados o estamos en el camino de nuestra misión encomendada, somos necios y nos perderemos el GRAN BANQUETE DE BODAS y habremos perdido miserablemente el tiempo. Aquí lo importante es poder desempeñar la misión y acompañar al novio en el banquete.
En la Biblia, el aceite representa la consagración, también al Espíritu Santo. Me atrevo a decir, con miedo a forzar el texto, seremos sensatos si estamos llenos del Espíritu Santo, si nos dejamos conducir por Él. En este sentido, Jesús también advirtió "no todo el que dice Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos, sino que el escucha estas palabras mías y las pone en práctica".
Pero no lo entendamos como una amenaza, sino como la sabiduría para el "saber vivir". Sin la fuerza, iluminación, orientación del Espíritu Santo, nuestra vida es como una "veleta", que cambia constantemente de dirección, sin un sentido fijo.
Pidamos al Señor que nos abra el entendimiento para que seamos como las vírgenes sensatas y seamos admitidos al BANQUETE DE BODAS.
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...El aceite es el "amor", puedo hacer cosas, la misa, comunión, lecturas, meditación... Si no amo, "no me va a conocer".
ResponderEliminarBien, por decir que las palabras de Dios no son una "amenaza", sino sabiduría.
Me ha gustado el comentario. Buenas Noches. Marian