Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
-«Hijo, tus pecados quedan perdonados.»
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
-«Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
-«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados ... »
Entonces le dijo al paralítico:
-«Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla -y vete a tu casa. »
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
-«Nunca hemos visto una cosa igual.»
Reflexión
Cuando Jesús llego a Cafarnaum, se supo que estaba en casa. ¡Qué expresión tan bonita!. Si tomáramos conciencia de que Jesús está en casa, que es mi corazón. También me surge una invitación a la visita al santísimo, ahora que en nuestro pueblo de Tazacorte tenemos la iglesia abierta desde las 10 hasta la 1 y luego de 4 a 7... Aprovechemos la circunstancia.
También hay otro cuadro en el evangelio muy bonito: los camilleros que llevan al paralítico frente a Jesús. Fíjate que la evangelización no es otra cosa sino ser "camillero" y poner a la gente frente a Jesús, frente a su mirada de amor y misericordia. Hacer consciente al otro de que Jesús está en casa.
También hay otro cuadro en el evangelio muy bonito: los camilleros que llevan al paralítico frente a Jesús. Fíjate que la evangelización no es otra cosa sino ser "camillero" y poner a la gente frente a Jesús, frente a su mirada de amor y misericordia. Hacer consciente al otro de que Jesús está en casa.
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