Mc 2,18-22: El novio está con ellos.
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
-«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?»
Jesús les contestó:
-«¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día si que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos.»
Reflexión
Este evangelio que ha sido proclamado me recuerda a otro, en el cual Jesús, estando en casa de Marta y María, le encara a Marta que María ha escogido la parte mejor.
En este caso, somos los amigos del novio y este ha llegado. Dejemos ya los preparativos, ahora disfrutemos de su presencia, de la fiesta.
Me recuerda también la experiencia del obispo y cardenal Van Thuan, cuando fue encarcelado, Dios le decía ante su decaimiento, ¿me quieres a mi o a mis obras?.
Algunas veces con tantos preparativos, nos quedamos enfrascados en los medios y son para nosotros un fin; sin embargo, nuestro fin es Jesús.
Esta expresión de San Juan de Ávila: “¿ Por qué no se huelgan los hombres de estar con Dios, pues los deleites de Él son estar con los hijos de los hombres ?
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