lunes, 5 de mayo de 2014

Comentario al evangelio del 5 de Mayo

Lunes III de Pascua, feria

Jn 6,22-29: Trabajad no por el alimento que perece sino por el alimento que perdura para la vida eterna.

Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago.

Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.

Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio, donde hablan comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:

- «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»

Jesús les contestó:

- «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.»

Ellos le preguntaron:

- «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?»

Respondió Jesús:

- «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.»

Reflexión

Jesús valora que lo hayan buscado. Al fin y al cabo, toda nuestra vida se resume en una búsqueda de Jesús. Pero quiere que esa búsqueda sea auténtica, para que haya un encuentro.
Buscamos a Jesús según nuestros intereses, (entonces no lo buscamos a Él sino a nosotros) o simplemente queremos un encuentro con Él transformante.
Por eso la obra que Dios quiere es que creamos en Él, y no tanto en sus obras (los milagros que le pedimos).



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