Jn 15,9-17: No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros.»
Reflexión
En esta día de hoy en el que celebramos la fiesta de San Matías, que fue elegido apóstol. Fue elegido por el Señor, simbolizado en la elección a suertes entre los candidatos propuestos.
Toman como criterio elegir uno entre los testigos de la resurrección. Fíjate que no dicen, testigo de la vida de Jesús, sino sólo se fijan en la resurrección.
Y es que la resurrección es lo que da sentido y luz a toda la vida de Jesús. Hoy en día, hay muchos cri sitiados que conocemos la vida de Jesús, lo que dijo, lo que hizo...pero sin embargo, esos cristianos, no son testigos de su resurrección.
¿Qué significa testigo de la resurrección cuando esta fue un acontecimiento oculto? No se refiere a un testigo del momento concreto, sino testigo de que Jesús vive, aquella persona que haya tenido un encuentro personal con Él. Y hoy faltan muchos cristianos que hayan tenido ese encuentro. Y este encuentro se posibilita principalmente en cada eucaristía, donde Jesús se hace presente y donde lo comulgamos. Vivamos intensamente la eucaristía para que lo podamos testimoniar y seamos sus apóstoles.
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