Sabes tú que es Navidad? Navidad es el amor de un Dios.
Reconozco que este villancico, del cual envié esta mañana un fragmento, me cautivo desde la primera vez que lo oí.
Y la verdad es que nos centra en la forma, en el fondo. Igual que las lecturas, nos responde a la pregunta, que es la navidad.
Es el amor de Dios, que, por lo menos en estos días, ha penetrado en nosotros. Y nos deseamos y nos desean amor. Eso es fruto del amor de Dios. Que esto lo vivamos siempre es el reto.
Varias veces les he dicho que hay que contemplar el misterio y sobre todo hacer oración, con el belén.
¡Es algo tan fuerte! Algo incomprensible. Solo lo podemos entender desde el corazón. Corremos el riesgo de que pase inadvertido.
Todo se entiende desde el amor de un Dios. Que se enamoró del hombre. Un Dios que se confió en él. Y por más que le fallara, siguió confiando.
Y en el colmo, nos envió su único Hijo.
Un Dios que ha traspasado la historia para hacerse historia.
Un Dios que se ha mojado con la humanidad.
Un Dios que no quiere imponer, que viene humilde, sin hacer ruido, sin hacerse notar.
Un Dios que lo único que quiere es hacerte feliz.
Un Dios que te viene a iluminar tus pasos.
Un Dios que viene para que te apoyes en Él, porque es nuestra roca.
Un Dios que es descanso a los cansados, alivio a los agobiados, dulzura a los ásperos, agua fresca a los secos.
Un Dios que viene a tomar nuestra condición humana.
Un Dios que primerea, que va delante y así nos va apartando la maleza y lo que nos impide ver el camino.
Un Dios que es paz en los corazones.
Un Dios que es fuerza a los que luchan.
Un Dios que es caricia.
Un Dios que es compañía a los que se encuentran solos.
Un Dios que es con nosotros.
Nos ha nacido El Salvador.
Ante tremenda demostración, la respuesta más favorable es acogerlo, recibirlo, dejarlo entrar en nuestros corazones.
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