lunes, 1 de marzo de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 2 DE MARZO DE 2021

 Mt 23,1-12: No hacen lo que dicen.


En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo:

-En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.

Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente:

alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto;

les gustan los primeros puestos en los banquetes

y los asientos de honor en las sinagogas;

que les hagan reverencias por la calle

y que la gente los llame «maestro».

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.



Cuando leemos y meditamos la Palabra, no olvidemos dos máximas: 1) El evangelio está escrito para mi y 2) es para vivirlo y cumplirlo.


Jesús ataca la incoherencia de los fariseos, y su ambición.

Como este evangelio está dirigido para mi, miro mis incoherencias. Muchas son fruto del pecado y de la debilidad. Pero las puedo corregir. Debo mirar cuales son y buscar los medios y los remedios para irme corrigiendo. Tener también una visión global de mi vida y comprobar que hay un equilibrio entre lo que creo y lo que vivo. Un equilibrio, entre mi oración y mi apostolado; entre mi oración y mi compasión.


También se ha colado en la comunidad cristiana la ambición. Ambición de poder, ambición de honor, ambición de dignidad. Y aunque las parroquias sean un ámbito muy pequeño y local, muchas veces hay rivalidades por los puestos, los protagonismos, etc. Algunas de ellas son debido a las que acaparan todo y por las que tienen envidia de éstas. Es un círculo vicioso. “No hagamos lo que ellos hacen”. Jesús nos invita justo a lo contrario: al servicio, a la humildad. Sólo ahí, desde esa perspectiva, estaremos a salvo del virus de la ambición. 


Que en el día de hoy, el Señor nos enseñe a desinstalar de mi vida la ambición y que ello lo traslade a la Iglesia. Que nuestra única ambición sea la realización del Reino de Dios. (Ese era el alimento de Jesús)



COMPROMISO DE CUARESMA


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