jueves, 10 de marzo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 11 DE MARZO DE 2022

  PARA VIVIR MEJOR LA CUARESMA

https://parroquiasdetazacorte.blogspot.com/2022/02/para-vivir-mejor-la-cuaresma.html



Mt 5,20-26: Vete primero a reconciliarte con tu hermano.



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».



En la misa de ayer, hablaba yo de los niveles de las necesidades. Muchas veces, podemos estar pidiéndole a Dios algo que necesitamos, pero con el tiempo nos podemos dar cuenta que no era lo más importante que necesitábamos. 


Me pongo en el mismo pensamiento. Jesús nos invita a resolver las cuestiones importantes, y de las cosas importantes en la vida de cualquier persona es la reconciliación.


Por ello, no puede esperar, dejarlo para más adelante, que se solucione todo, que el tiempo lo ponga todo en su sitio.


Y no puede esperar, sobre todo porque está haciendo referencia a poner la ofrenda en el altar. Si hay que hacerlo siempre, reconciliarse, cuanto más ANTES de poner la ofrenda en el altar.


Es verdad, que hay situaciones, en las que es difícil la reconciliación, porque estamos muy dolidos, heridos y nuestro corazón no es capaz de ver más allá, sino quedarse en las heridas, en los dolores, en el daño hecho.


Para ello, nos ha regalado un sacramento precioso, para recibir la reconciliación de Dios y hacernos capaces de poder reconciliarnos. Y si no hoy, mañana o pasado (o dentro de un plazo más amplio), teniéndolo como horizonte, podremos hacerlo.


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