miércoles, 2 de marzo de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 3 DE MARZO DE 2022

 PARA VIVIR MEJOR LA CUARESMA

https://parroquiasdetazacorte.blogspot.com/2022/02/para-vivir-mejor-la-cuaresma.html



Lc 9,22-25: El que pierda su vida por mi causa la salvará.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Entonces decía a todos:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».




El tiempo de Cuaresma es un “tiempo fuerte”, intenso, vibrante, apasionado, que nos exige todo nuestro ser. La Iglesia nos propone como segundo día, antes de la primera semana, perder la vida.


En este evangelio contemplamos uno de los anuncios de la Pasión de Jesús. Y esto es lo que nos espera al final de la Cuaresma. A esto nos encaminamos, por tanto, no nos hagamos ilusiones vanas. Porque esta historia “acaba” mal. Y esto nos escandaliza. Pero mientras no podamos entender esto, tampoco entenderemos que tenemos que negarnos a nosotros mismos.


La Pasión de Cristo es la parte de la fe cristiana menos evidente, pero a su vez, lo más evidente. Es decir, no es el camino esperado que Dios envíe a su Hijo para morir por nosotros. No es el final que esperaríamos. Sin embargo, entendido desde el amor, la respuesta de Jesús es la más evidente. 


Luego Jesús anuncia a los que le quieran seguir. Y nos anuncia que el camino es duro, fatigoso y sacrificado como el que más. La clave es que seguimos a Jesús, por ello, hay que negarse, porque la voluntad, la voz cantante la lleva Él. Y es que es imposible seguirlo a Él con mis criterios, en todo caso, me seguiría a mi. 


También es un canto a la autenticidad. Porque si lo sigo, lo sigo. Porque no seguimos unas ideas, sino seguimos a una persona. Y cuanto más lo sigo y me niego, más auténtico, más libre. 


Por concluir, podríamos pensar en que me tengo que negar para poder seguir a Jesús. ¿Qué es lo que de mi vida, mis criterios, me impide seguirle?

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