jueves, 14 de octubre de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 15 DE OCTUBRE DE 2021

 Mt 11,25-30: Soy manso y humilde de corazón.



En aquel tiempo, exclamó Jesús:

-«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»


Aunque me suelo fijar en la frase que normalmente nos ponen a modo de título, resumen, o idea fuerza, me quiero fijar en otra expresión de Jesús.


En esta situación en la que estamos, me parece apropiada esta expresión de Jesús: venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.


Tantas personas necesitamos ir a Él y llorarle, gritarle, desahogarle. Necesitamos expresar nuestros sentimientos desde la fe en Jesús y sentir su mano llena de ternura sobre nosotros. 


Quisiéramos que Dios se manifestara de manera poderosa ante esta fuerza de la naturaleza. Sin embargo, Jesús nos anuncia que el estilo de Dios es otro: soy manso y humilde. 


Por ello, recojamos la fuerza renovadora y pacificadora del abandono en Dios.

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