martes, 19 de octubre de 2021

HOMILÍA EN LAS ANGUSTIAS ANTE LA TRAGEDIA DEL VOLCÁN

 Tres ideas sobre las que reflexionaré esta tarde: Súplica, agradecimiento y trabajo.


  1. SÚPLICA. El Antiguo Testamento está jalonado de textos, lecturas de súplica al Señor ante la tragedia. Nosotros venimos aquí, en la misma situación. Se nos han propuesto de primera lectura, dos. Una del libro de las lamentaciones. “Me han arrancado la paz y ni me acuerdo de la dicha. En el mismo nivel el evangelio en las bodas de Caná, María se fija que no tienen vino y se lo dice a Jesús. Hoy María también se lo dice a su Hijo. No tenemos vino. Venimos a suplicar que no tenemos vino. El vino es la fiesta, la alegría. Según la pirámide de Maslow.

Este volcán ha destrozado

    • las necesidades básicas: comida, casa, trabajo
    • las necesidades de seguridad y protección: los terremotos, la incertidumbre.
    • Las necesidades sociales: bares
    • Las necesidades de estima: sin nada

María si está atenta. Y aquí, la imagen de María es una imagen sufriente. Sufre por su Hijo. Sufre por sus hijos. Sufre por nosotros. No es un sufrimiento estéril porque carga con nosotros. Destrozados, casi sin nada. Pero cogidos por María. Se recrea en su Hijo, en sus hijos-nosotros. Aún así nos sigue reconociendo. Y es que el volcán no ha destrozado la imagen de Dios en nosotros: somos sus hijos y siempre lo seremos. 

Seguimos en la mirada de María, en la mirada de Dios. Por eso, podemos agradecer. 


2. AGRADECIMIENTO. Si estamos aquí es porque podemos pedir. Porque tenemos a quien acudir. “Hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión, antes bien, se renuevan cada mañana”. El Señor nos invita a no tener una mirada postrada siempre, sino a levantar nuestros ojos. No todo es malo. No estamos solos. Muchos efectivos. Las instituciones desde el primer momento. Para que la población, nosotros no suframos. Para que estemos siempre protegidos. No estamos en peligro. “No te angusties, que yo soy tu Dios; te fortalezco, te auxilio”.  La inmensa solidaridad. El Señor nos invita a mirar la gran luz de la humanidad. El atardecer nos habla que la noche no es absoluta. Renovar cada mañana esa misericordia del Señor. Es importante tener una fe memoriosa. Y San Pablo nos recomienda, exhorta: Que la esperanza nos tenga alegres. Estemos firmes en la tribulación. Ayudemos a estar a los demás.


3. TRABAJO. Hay mucho por hacer. María nos dice: “haced lo que Él os diga”. Y en la segunda lectura.“Contribuid en las necesidades de los demás”. Es verdad que gracias a Dios, el peso lo llevan las instituciones. Pero también nosotros podemos mucho. 

    1. Podemos a nivel material. Está la cuenta de cáritas. Podemos ofrecer casa, etc. 
    2. Podemos a nivel humano psicológico y espiritual, casi lo más importante. Dar consuelo, dar esperanza, dar paz, llamar, visitar, acompañar, donar, ofrecer, regalar.
Teresa de Calcuta decía que Dios no nos pide el éxito, sino el trabajo. 

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