martes, 11 de enero de 2022

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 12 DE ENERO DE 2022

 Mc 1,29-39: Curó a muchos enfermos de diversos males.


En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


Termina el primer día de trabajo mesiánico de Jesús. Y lo termina con una curación. Una curación que puede pasar desapercibida, porque la cura de una fiebre (ahora que nos lleva en jaque el coronavirus). Sin embargo, los comentaristas nos hacen descubrir que este primer milagro-curación, lleva el sello de su ministerio. 


La suegra de Simón Pedro enseguida se puso a “servirles” y ésta es la melodía de la vida de Jesús, el que “sirve”.

Este milagro es una oportunidad para mejor servir al Señor. El ministerio de Jesús que comienza es un ministerio de servicio a Dios sirviendo a la humanidad. Su vida es una oblación. 


Aquí es donde podemos entender también nuestra vida, se realiza en la medida en que podamos servir a las personas, en la medida que nos tomemos lo que hacemos como un servicio a los demás, no con un servicio hacia mi mismo.

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