viernes, 17 de junio de 2022

HOMILÍA DE CORPUS 2022. SOMOS LO QUE DAMOS


 


Permítanme que empiece con una historia. 

Cuando una mujer murió, fue llevada al tribunal celestial.

- ¿Quién eres? – pregunto una voz

- Soy la mujer del alcalde - dijo ella.

- Te he preguntado quién eres y no con quien estás casada – respondió la voz

- Soy madre de cuatro hijos.

- Te he preguntado quién eres y no cuantos hijos tienes.

- Soy maestra de escuela.

- Te he preguntado quién eres y no cual es tu profesión

- Soy cristiana.

- Te he preguntado quién eres y no tu religión.

- Soy una persona que iba todos los días a la iglesia y ayudaba a los pobres.

- Te he preguntado quién eres y no lo que hacías.


La sociedad nos define por lo que tenemos. Tanto tienes tanto vales. Por ello, hay un interés por la imagen ante el otro. Las redes sociales, las comuniones, las ropas de las fiestas (con tocados, etc), es una forma de dar a entender todo lo que tenemos, es decir, todo lo que valemos.

Los cristianos podemos decir que somos hijos De Dios. Pero de cara a la sociedad, eso no vale ni cuenta. 

El lema de este año de cáritas nos lo aclara: “somos lo que damos”. Los Santos Padres decían que la solidaridad tapaba muchos pecados. Valorando por encima de todo, lo que cada uno hace por los demás, y tan importante es que borraba los pecados.


En el evangelio que se nos propone, la multiplicación de los panes y los peces, resuena de una manera especial la invitación, mejor, el mandato de Jesús: Denles ustedes de comer. Ese ustedes es cada uno de nosotros.


Por tanto, tenemos una responsabilidad a la que no podemos renunciar, a la que no podemos escaquearnos, ni escurrir el bulto, ni mirar para otro lado. Somos nosotros los que tenemos que darles de comer. No nos podemos contentar con que otros ya lo hacen. Un nosotros que es por un lado, la Iglesia, que está haciendo a través de las 5405 cáritas parroquiales en nuestro país. Mucho está haciendo cáritas, pero podría hacer más: nos faltan muchas manos. Hace dos semanas, pedíamos voluntarios para acompañar a mayores. Es una urgencia que estamos detectando. En mis parroquias, nadie me ha dicho nada. 


La situación no es buena: saliendo de la crisis de la pandemia, que dicen los expertos, todavía no saben valorar las consecuencias. Una guerra en Ucrania que está siendo la mayor crisis humanitaria en nuestro viejo continente después del siglo XXI. 


Y si hablamos de la erupción volcánica, está siendo la crisis más grave de los últimos años. Con millones de pérdidas en casas y terrenos. Y también, muchísimas personas que no encuentran ahora su lugar, desorientadas, perdidas, todavía en estado de shock. 


¿Hace falta algún dato más para que tomemos conciencia? Somos lo que damos. ¿Y si no damos?…¿Somos? ¿Podremos ser? ¿Aunque no me falte de nada?. Éste es la primera consecuencia: si no doy, no soy. Aunque vivas bien, ésta no será plenamente humana. Te falta la clave de la existencia: el amor. Y el amor es sólo donación. 


Ahora bien, suponiendo que damos, por tanto, somos. Podemos ser tantas cosas, hay tantas posibilidades. La campaña de Cáritas nos añade: somos amor.

Me pregunto: ¿somos amor?

Me pregunto: ¿qué doy?.

Jesús les dijo que les dieran de comer. ¿Nosotros qué damos?.


Nuestra sociedad está enferma de la falta de amor. Muchos padres se contentan con llenar a sus hijos de cosas, regalos, pero se olvidan de regalarse en ellos, de amarlos. Y ésta es la inercia a la que nos lleva la sociedad. 


Sin embargo, nosotros los cristianos no nos contentamos con llevar una vida “mediocre, aguada, licuada” GE 1.

Sentimos que nuestra vida necesita de algo más. Necesita compartir ese amor que recibimos de Jesús en la Eucaristía, para que ésta esté completa.


“Los cristianos y cristianas estamos llamados a vivir en coherencia con este amor y a reflejarlo en el día a día, en nuestras acciones y decisiones, en un estilo de vida más sencillo y austero, en una forma de ser que lleva a hacerse pan para otros, a tejer red y relaciones con otros diferentes, a contagiar alegría, esperanza y confianza en que juntos, como sociedad, a pesar de vivir divididos, podemos experimentar comunión y fraternidad” (de la campaña de Cáritas).


Ser pan para los otros, qué bonita tarea. El Papa nos concreta como serlo: 

Mirar con ternura.

“Estamos llamados a responder a la mirada amorosa y creativa de Dios. Cuando acogemos esta mirada nuestra vida cambia. Todo se vuelve un diálogo vocacional, entre nosotros y el Señor, pero también entre nosotros y los demás. Un diálogo que, vivido en profundidad, nos hace ser cada vez más aquello que somos (...) Toda vocación nos llama a mirar a los demás y al mundo con los ojos de Dios, para servir al bien y difundir el amor, con las obras y con las palabras.” (Papa Francisco)


Escuchar con paciencia.

“Si te pones en la presencia de Dios en la oración y el silencio, Dios te hablará. Entonces sabrás que no eres nada. Solo cuando te percatas de tu nada y tu vacío puede Dios llenarte de su propio ser. Las almas de oración son almas acostumbradas al silencio.” (Santa Teresa de Calcuta)


Cuidar la fragilidad.

“Volvamos siempre al estilo de Dios, el estilo de Dios es cercanía, compasión y ternura. Dios siempre ha actuado así. Si nosotros no llegamos a ser esta Iglesia de la cercanía con actitudes de compasión y ternura, no seremos la Iglesia del Señor.” (Papa Francisco)


Compartir con generosidad.

“La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Los discípulos le dijeron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?». Jesús les dijo: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron: «Siete y algunos peces». Él mandó a la gente que se sentara en el suelo.” (Mt 15, 31-35)


Denunciar la incoherencia que genera injusticia.

“Debe haber entre nosotros personas en lugares emblemáticos de la desesperación humana, para que las personas sientan que una vida es posible. Anunciar a Cristo es, ante todo, anunciar a las personas que tienen derecho a vivir.” (Anne Lécu. Religiosa dominica y médica penitenciaria)


Todo ésto y mucho más resuena en nuestros corazones cuando oímos del mismo Jesús: “denles ustedes de comer”. DÉMOSLES DE COMER.


ENLACE CAMPAÑA DE CÁRITAS

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