miércoles, 1 de marzo de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 2 DE MARZO DE 2023

 


Mt 7,7-12: Todo el que pide recibe.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.

Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!

Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».


Todos estamos necesitados de Dios y de sus dones. Nuestra vida no está completa sin Él. Jesús nos invita a pedir y decía San Agustín que la petición agranda el deseo y que éste nos predispone a recibir. 


La tentación podría venir de la petición en sí, ¿qué es lo pedimos? Podemos aprovecharnos de la posibilidad de pedir y podemos pedir comodidad, podemos pedir fruto de nuestro egoísmo. Podemos pedir cosas superficiales y no lo importante, o podemos pedir que se nos de todo y no hacer nada. Podemos ver también la correspondencia entre lo que pedimos para nosotros y lo que pedimos para los demás. San Pío de Pietrelcina decía que tenía un pacto con Dios por el cual no podía pedir nada para él mismo.


La tentación podría venir al no recibir lo que pidamos: podemos acusar a Dios de que no nos tiene en cuenta, de que no nos escucha, de que no nos quiere, que es malo porque permite…esa sería el tipo de tentación más grave, que es dudar del poder y bondad de Dios.






De la Verbum Domini nº 74  El encuentro de los discípulos de Emaús con Jesús, descrito por el evangelista Lucas (cf. Lc 24,13-35), representa en cierto sentido el modelo de una catequesis en cuyo centro está la «explicación de las Escrituras», que sólo Cristo es capaz de dar (cf. Lc 24,27-28), mostrando en sí mismo su cumplimiento”

“a) Palabra de Dios y ministros ordenados” 


De la Verbum Domini nº 78 “La Palabra de Dios es indispensable para formar el corazón de un buen pastor, ministro de la Palabra».[264] Los obispos, presbíteros y diáconos no pueden pensar de ningún modo en vivir su vocación y misión sin un compromiso decidido y renovado de santificación, que tiene en el contacto con la Biblia uno de sus pilares.”


De la Verbum Domini nº 80 “sus palabras, sus decisiones y sus actitudes han de ser cada vez más una trasparencia, un anuncio y un testimonio del Evangelio; «solamente “permaneciendo” en la Palabra, el sacerdote será perfecto discípulo del Señor; conocerá la verdad y será verdaderamente libre».”


De la Verbum Domini nº 82 “profunda relación personal con la Palabra de Dios, especialmente en la lectio divina, porque de dicha relación se alimenta la propia vocación: con la luz y la fuerza de la Palabra de Dios, la propia vocación puede descubrirse, entenderse, amarse, seguirse, así como cumplir la propia misión, guardando en el corazón el designio de Dios, de modo que la fe, como respuesta a la Palabra, se convierta en el nuevo criterio de juicio y apreciación de los hombres y las cosas, de los acontecimientos y los problemas”

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